Del día más duro, como fue el anterior, pasamos al más tranquilo de todo el Festival de Sitges, solo dos películas por la mañana (me voy con la espinita de no haber podido conseguir pase para Silent Night) y a descansar que hace falta para esta noche, penúltimo día en Sitges y hay que ir despidiéndolo a lo grande. Es además el día más flojo en cuanto a nivel se refiere: Hellbender y The Samejima Incident.
Empezamos este penúltimo día del Festival de Sitges con Hellbender, dirigida por la familia Adams (John Adams, Zelda Adams, Toby Poser), quien además también tendrá un papel interpretativo en la cinta, especialmente las dos representantes femeninas, siendo ambas protagonistas y llevando todo el peso del filme. Comenzando como una obra costumbrista sobre las hellbender (una especie de brujas demonio) se va desarrollando como un relato sobre la madurez y el aceptar nuestras herencias bastante interesante. No tiene nada demasiado destacable, quizá la actuación de las dos protagonistas es lo mejor que podemos decir, pero se mueve de manera sobria en el género y no se hace nada pesada.
Ahora sí, vamos con la película que ha hecho posicionar a este día como el peor del festival: The Samejima Incident. No había demasiadas expectativas con esta cinta, y aun así se queda corta. J-Horror pochete de los que se llevan haciendo desde la moda de los creepypasta, sin desarollo prácticamente en su atmósfera o su drama (como nos tienen acostumbrado las mejores obras J-Horror). Nos sitúa ya en los primeros minutos directamente en el «terror», a través de una videoconferencia entre varias personas por ordenador se va desvelando el misterio de Samejima y la maldición que conlleva para los implicados.
El uso de las videoconferencias y demás aparatos electrónicos se plantea de manera interesante, sobre todo en un contexto de pandemia como el actual (y la película lo sabe), pero no se desarrolla de una manera demasiado interesante quedándose en la mera superficie, fuera de aquí poco más bueno que decir. La atmósfera no genera apenas tensión o algo cercano al terror, en un punto se plaga de «jump scare» que ni siquiera producen sobresalto y da la sensación de improvisar su argumento metiendo algunas referencias que no terminan de encajar demasiado bien. Es además, una de las pocas películas donde las concesiones no las tiene que hacer solo el espectador (que es algo muy habitual en el género), también los propios personajes, cosas que requieren una explicación que un personaje no ha obtenido pero aun así la acepta como si nada. Recomiendo no tomársela demasiado en serio (cosa que sí hace la obra consigo misma) y al menos se pasa un rato ameno gracias a su corta duración (más de un momento os dará la risa). La peor película hasta ahora de lo que llevo de festival, y solo me queda un día para que puedan quitarle ese honor.