Master of none: Momentos de amor se estrena hoy 23 de mayo y marca el regreso de la premiada comedia de Netflix, pero esta vez con grandes cambios en todos sus aspectos.
Master of none: Momentos de amor llega a Netflix más como un spin-off que como una tercera temporada de la comedia de Aziz Anzari, la serie cede el testigo del protagonismo del indio Dev a su amiga afroamericana Denise, quien vive con su pareja en una casa rústica en medio del campo tras escribir un éxito superventas.
Una comedia crepuscular
Fue John Ford en 1962 con El hombre que mató a Liberty Valance quien dio un giro al western (pese a que hay algunos ejemplos previos) y se preguntó qué pasaba después de las películas, cómo interpretarían sus acciones los protagonistas cuando ya hubieran pasado unos años, a este nuevo subgénero que buscaba explorar el exitoso western desde un punto de vista más melancólico, revisionista y desmitificador se le llamó western crepuscular.
Saltando ahora a 2019, fue Martin Scorsese, una de las personas más influyentes en el cine de gangsters y mafiosos, quien llevó a este tipo de cintas a un nuevo nivel con El irlandés, una película que creaba el subgénero del cine de mafiosos crepuscular, donde vemos personajes ya cansados, nostálgicos y críticos con su profesión. En este contexto llega Aziz Anzari y con la tercera temporada de Master of none, bajo el subtítulo de Momentos de amor, logra crear un nuevo subgénero que podría denominarse comedia crepuscular.
La serie se centra en qué pasa con los personajes de las comedias una vez éstas terminan, no se puede ser un joven despreocupado que roza la treintena toda la vida, hay que asentarse, formar una familia o trabajar en algo que no te gusta y que es claramente peor que otras oportunidades que rechazaste en el pasado. Master of none: Momentos de amor explora todo esto y se pregunta, en múltiples ocasiones, qué significa ser exitoso o incluso ser feliz, porque después de las risas llega el silencio.
Una vez leí una entrevista a los actores de Friends donde decían que la gente realmente no quería ver un episodio especial 20 años después, porque los personajes habrían cambiado, ya no serían los mismos, la serie en sí misma no podría existir porque las bases en que se asentaba (personajes jóvenes, descubriendo la vida, la madurez y el amor) ya no existirían. Esto es lo que busca la nueva temporada de la serie de Aziz Anzari, hacer que nos demos cuenta de que lo que vimos en las dos anteriores temporadas simplemente era un espejismo, un juego de magia donde todo estaba posicionado para el humor y la maravilla, pero un juego al fin y al cabo, y cuando ese juego acaba, llega la realidad.
Una propuesta estética diferente
Master of none: Momentos de amor cambia todo lo asentado por su antecesora, pero además del cambio de protagonista hay otro aspecto que destaca enormemente, la estética. La temporada parece sacada del cine más indie, está rodada en 4:3, tiene grano (y gordo) y colores como el marrón y el amarillo (recordando un poco a las paletas de Wes Anderson, aunque la casa se parece más a la de I’m thinking of ending things) son los más predominantes a lo largo de toda la temporada, por una parte parece que quieran hacerte sentir cómodo, como si estuvieras en casa, pero a su vez, la relación de aspecto tan cuadrada sirve para aprisionar al espectador, algo así como lo que los personajes experimentan en los primeros episodios, viven en pareja, tienen la que supuestamente es una vida ideal, pero poco a poco el sentimiento de sentirse encerrado va en aumento.
Otro aspecto estético importante es la estaticidad de la cámara, durante los 5 episodios que dura Master of none: Momentos de amor, solo hay dos escenas donde la cámara se mueva, el resto de los planos son estáticos, sin cortes y donde las actuaciones premian y la prisa no existe, todo esto para dar una sensación de estancamiento y de realidad, pero también de lentitud y relax. Su fotografía me recuerda en partes a Call me by your name, por su calma y por como los personajes se ajustan al encuadre en vez de hacerlo al revés, es sutil y siempre busca mostrar en vez de contar, y en ciertas ocasiones parece que estés viendo claramente una película de cine de autor.
La historia de Master of none: Momentos de amor
La serie transiciona de la comedia al drama, veremos momentos felices, pero también muchos tristes, tanto de la protagonista como de sus personas más cercanas, de hecho, en un movimiento arriesgado, Aziz Anzari dedica un magnífico cuarto episodio a la pareja de Denise sin que veamos ningún rostro conocido de las anteriores temporadas en todo el capítulo, y créanme si les digo que ese episodio vale tanto como una película entera. Pese a no ser ya el protagonista, sí que podemos ver en unas escenas a Dev, donde a parte de una horrible revelación sobre cómo fue su vida tras el final de la segunda temporada, podemos explorar como tiene los mismos problemas a los que Denise se enfrentará, aquí nadie es feliz, pero al menos todos lo intentan (aunque ha sido una gran decepción no haber visto a Arnold aunque sea unos minutos).
Por último, me gustaría señalar la magnífica labor de interpretación que podemos ver en la serie, tanto el personaje de Denise interpretado por Lena Waithe (Ready Player One, Westworld) como sobre todo quien hace de su pareja, Naomi Ackie (The End of the F***ing World, Star Wars: El ascenso de Skywalker), ambas ganadoras de Emmys que llevan la serie a otro nivel interpretativo.
En resumen, Master of none: Momentos de amor puede que no guste a muchos de los fans de la serie original, ya que prescinde en gran parte de su comedia para entregar un producto más naturalista y dramático, pero para todos aquellos que quieran ver la evolución no solo de los personajes, si no de la serie e incluso del género, ésta será una magnífica experiencia que dará para comentar y pensar.