Año: 2017 | Título Original: Call Me By Your Name | Dirección: Luca Guadagnino | Producción: Emily Georges, Luca Guadagnino, James Ivory, y otros | Guion: James Ivory basado en la novela de André Aciman | Fotografía: Sayombhu Mukdeeprom | Reparto: Armie Hammer, Timothée Chalamet | Género: Romance | Duración: 132 minutos
El género romántico ha caído en desgracia desde que se le asocia a las novelas para personas poco entendidas cuyas ideas amorosas tienden más al infantilismo de los cuentos de princesas que a la realidad vital. Sin embargo su género, Call me by your name está desmarcada de candores juveniles para abrazar una gran historia de amor de potente naturalismo.
Elio (Timothée Chalamet) es un adolescente consentido que pasa el verano con sus padres en el piemonte alpino italiano. En 1983 en medio de la vida contemplativa y de elevada cultura que a este joven le tocó en suertes, su padre, un profesor universitario, invita a Oliver (Armie Hammer) como su asistente de investigación. Un adonis gringo judío de extraños modales por el que Elio se empieza a sentir atraído en tanto las exploraciones amorosas típicas de un chico de diecisiete años.
Con esta película Luca Guadagnino presenta una pesquisa de esos primeros amores adolescentes, esos donde uno se jugaba el alma. Call Me By Your Name es un ascenso a ese lugar donde el corazón se rompe; porque uno está dispuesto a poner todo por el otro. Además, el director italiano de The Protagonists (1999) —uno de los primeros filmes donde vi a Tilda Swinton— le quita cualquier dramatismo que pudiese tener más allá de los sentimientos de los involucrado. La película se desprende de cualquier subtrama para concentrarse en la relación entre Elio y Oliver cuando el ambiente que rodea a Elio es una familia lo suficientemente cultivada y desarrollada como seres humanos para entender la situación particular que se presenta entre su niño y el invitado. Chalamet, neoyorquino hijo de madre rusa judía y padre francés, se le ve absolutamente natural encarnando a Elio en ese mundo de fino y de alta cultura. En tanto que Hammer (Operación U.N.C.L.E.) alcanza una cuota de realismo haciendo del típico gringo un tanto prepotente y de toscas maneras que es Oliver. La relación de ellos se va tejiendo cuando pasaría con la de cualquier muchachito, desde la apatía decantada de la diferencia —Elio es tímido y aún niño de casa, Olivier es ya un hombre mundo que transpira seguridad— que trata de ocultar malamente el atractivo y la tensión que en ellos se va elevando a través de un espacio compartido. Sus coqueteos se ven más al principio como celos intelectuales que como juegos amorosos; pero el director no anda con trucos y nos deja saber en su tempo cómo es el juego en el que estamos.
Una de las cosas que más me ha gustado en Call Me By Your Name es el atento trabajo que el director ha dedicado al montar un viaje al pasado, muy a lo Tood Haynes en Carol (2015), cuando la dirección de arte no descuida detalle en la ambientación y el vestuario —cualquiera que haya sido adolescente en los 80 me entenderá—. A lo anterior le agrega el realizador una curaduría musical exquisita. Sonidos clásicos y baladas a la usanza del repertorio italiano ochentero se mezclan con el pop de esas épocas; donde los encargados de la banda sonora me regala Love My Way —The Psychedelic Furs, 1982—, toda una perla del new wave de esa década donde Richard Butler hace un buen resumen de lo que nos quiere decir el director en esta película. De igual forma sucede con la fotografía escogida por Sayombhu Mukdeeprom —el mismo de Uncle Boonmee recuerda sus vidas pasadas, 2010— que al visionarla me hizo recordar a algunos de mis clásicos del cine de esos años, como Mad Max, por la paleta de colores y filtros que se perciben.
«Con esta película, Luca Guadagnino presenta una exploración a esos primeros amores adolescentes, esos donde uno se jugaba el alma».
La obra de Guadagnino se acerca al verdadero Romanticismo; ese movimiento del siglo XVIII que avocaba por enfatizar las emociones del individuo sobre su racionalidad. No obstante, La confección es pulcra en todo el filme y no se siente ningún Deux Ex Machina en el desarrollo y reacción de estos personajes secundarios. El padre y la madre de Elio en lugar de increparlo por sus sentimientos le invitan a explorarlos mientras ellos mismos van trabajando en los propios, los típicos que una familia podría llegar a albergar en los años 80 cuando ven como su hijo juguetea explorando una posible homosexualidad, y que por ende se advierten sopesados por el filtro que impone la razón al corazón.
Es esta película además una invitación el letras capitales para leer la novela de Andre Aciman sobre la que se basó James Ivory, y el mismo director, para desarrollar este guion. El que ha hecho de Call me by your name un filme festivalero —estrenado en Sundance, pasó por Berlín (no en competición oficial), Toronto y San Sebastián entre otros— que se ha ido levantando un buen número de seguidores por ello. Un trabajo por el cual Guadagnino logra diferenciar movimiento de acción en lo que podríamos llamar su magnus, y donde además nos repite la dosis de traernos un nuevo talento con Timothée Chalamet.