Sé que has oído muchas veces de todos los grandes cineastas que jamás pisaron una escuela de cine: Tarantino, Kubrick, Cameron o Nicolas Winding Refn nunca realizaron estudios reglados y… ¿Quién no querría ser como ellos (bueno, como Winding Refn no lo tengo yo tan claro). Ahora bien, eso no significa que no supieran de lenguaje cinematográfico. En absoluto. Lo único que no lo obtuvieron en clase.
Sé que me voy a meter en un buen jardín porque me estoy metiendo con uno de los popes de la cinematografía mundial y con una de sus películas más famosas, pero deja que me explique antes de mandarme a los Geos. Nadie puede decir que Almodóvar no sepa de cine. Maneja el lenguaje audiovisual como pocos. No sólo eso, sino que ha sido uno de los principales artífices de la formación de la marca España. La imagen que tienen en el extranjero de nuestro país como algo multicolor, diverso, libre y hedonista se debe en gran parte a él. También es el culpable de la sorpresa de todos los extranjeros cuando descubren que aquí también hay cisgéneros y heterosexuales.
Esa es la importancia de la movida y lo mismo digo de Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón. No importaba que estuviera bien rodada, sino que en la España de los 80 quien fuera podía coger una cámara y expresar todo lo que quisiera. Porque bien rodada, lo que se dice bien rodada… va a ser que no. Tras esa película, su director aprendió muchísimo cine y ha llegado a hacer maravillas con el lenguaje cinematográfico, pero su película debut se trataba de… otra cosa. Pues bien, esa «cosa» sólo tuvo cabida en un momento muy determinado de la historia de nuestra cinematografía y no se va a repetir. Hoy en día, Almodóvar la habría tenido que colgar en Youtube y verla en bucle una y otra vez para que subiera las visitas.
Las aventuras ochentosas de la movida no son el ejemplo a seguir. Si quieres hacer cine, tienes que saber de cine. No pienses que el acceso a que cualquiera con el móvil podamos rodar una película es suficiente. Aprende cine, que sepas cómo traducir en imágenes la historia que tienes en la cabeza. Repito: No basta con tener una cámara, cuatro colegas que te ayuden y una idea. Es más. Ni si quiera basta con que esos cuatro colegas sean profesionales. Ellos harán bien su trabajo. Tú no. Porque ellos saben de cine. Esa es la diferencia.
Lección 2: No estás inventando el cine
Lección 3: No quieras ser otro