Grandes trabajos ignorados en los Oscars: Bandas Sonoras

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Si los diseños de producción que fueron ignorados claman al cielo, lo de ahora clama al universo entero. Porque estas bandas sonoras no es que sean buenas, famosas o incluso icónicas. Estas partituras son nuestra contribución como cultura al legado universal. El día de mañana serán estudiadas como nuestra música clásica.

Cada una de las siete obras de las que vamos a hablar. En algunos casos fueron descalificadas, en otros ninguneada. En el peor de los casos ni se enteraron de que se habían compuesto. Más de una estabas convencido de que había estado nominada. O incluso que había ganado. Pero no. ¿D

 

El Padrino (Nino Rota)

Una de las películas más importantes de todos los tiempos tenía que tener una banda  sonora a la altura. ¡Y vaya si la tiene! No solo definió la que sería la música del cine mafioso a partir de entonces, no… sino que puede que estamos hablando del tema principal más famoso de la historia…

Eso sí, un tema crucial en la película El Padrino, pero también en la película Fortunella, de 1958. Nino Rota aprovechó la melodía que había creado para el film de Eduardo De Filippo, le hizo unos arreglos de inspiración siciliana y aplicó un tempo de vals. A nadie pareció que eso tuviera demasiada importancia y cuando se anunciaron las candidatas al Óscar a la mejor banda sonora original de 1973, allí estaba ella.

¿Entonces? ¿Como es que abre está sección? Pues porque lo que ocurrió más adelante es una de las mayores faltas de tacto y elegancia que ha tenido la Academia en toda su existencia. La nominaron, se acordaron más tarde de que había una norma que decía que toda la música tenía que ser original y la descalificaron. Ya se podían haber mirado el manual antes, pero no. Tenían que dar la nota (y nunca mejor dicho).

Como ese mismo año fue el que Buñuel ganó el Óscar, decidieron homenajearle siendo lo más surrealistas posibles: la misma norma por la que le descalificaron la ignoraron olímpicamente solo un año más tarde. Nino Rota logró el Óscar por la secuela de El padrino… en la que de nuevo sonaba el tema de Fortunella (y dos más de la primera parte).

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El bueno, el feo y el malo (Ennio Morricone)

El cine, los premios y los Oscars al final son como todo. Por muy caro, exquisito y rico que esté el caviar… si no te gusta no hay nada que hacer. Pues a Ennio Morricone le ha pasado lo mismo. Por poco se queda sin Oscar y estamos hablando de uno de los grandes. Sólo cinco nominaciones antes de lograrlo… y eso son una por cada diez veces que han nominado a Jonh Williams. Pero cuando No es No, se llega a perder incluso por una de las bandas sonoras más famosas, exquisitas e inspiradas de la historia.

Sí, La Misión perdió ante Round Midnight y no fue solamente una sorpresa. Fue toda una declaración del poco amor que la Academia sentía por el músico italiano. La banda sonora jazz que Herbie Hancock realizó para el film de Bertrand Tavernier se componía de once cortes, de los cuales sólo tres fueron compuestos por Hancock (ni siquiera el tema original era suyo) y el resto era una recopilación de temas clásicos. Eso derrotó a Morricone. ¿Recordáis la regla que decía que toda la banda sonora había de ser original? Por que la Academia desde luego que no. En fin.

Pues el prolífico músico italiano se unió a un revolucionario director apellidado Leone que con sólo seis westerns cambió el género (y el cine) para siempre. El visionario Morricone, con apenas 33 años redefinió la música de un género que había nacido con el propio cine (El primer western, Asalto y Robo a un Tren, es de 1903). A partir de Morricone, todo el cine del oeste suena como El bueno, el Feo y el Malo. Esta hazaña puede que sólo la haya vuelto a lograr Hanz Zimmer y su Gladiator. Tras su trabajo para Scott, el sonido del peplum quedó redefinido por él y su uso del sintetizador y la música oriental. Todo el cine ambientado en la Europa clásica y mitológica tiene el sonido de Gladiator.

Ennio Morricone recibió su merecido galardón por Los Odiosos Ocho. ¿No os resultaba curioso que pareciera una música más propia de una película de terror que de un western? Pues eso era así porque recicló la música que Carpenter le había rechazado para La Cosa. Morricone ha ganado el Oscar por una banda sonora que no era original. ¿No es la mayor ironía imaginable?

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El Último Mohicano (Trevor Jones y Randy Edelman)

¿A que pensabas que ésta sí que la habían nominado? Pues no. Y eso que es una de las bandas sonoras más famosas de toda la década de los noventa (y del cine en general). Sin embargo fue descalificada.

Ya desde el primer momento, el planteamiento que buscaba Michael Mann chocó con el de Trevor Jones. El director buscaba un estilo electrónico y el sudafricano quería componer una banda sonora de corte más clásico. A todo esto hay que sumarle los continuos cambios de metraje que Mann estaba dándole a la película, hasta el punto de que la versión estrenada en el cine y la doméstica son diferentes montajes.

Jones abandonó el proyecto alegando falta de tiempo y Randy Edelman tomó su batuta. La productora alegó que desde el primer momento habían trabajado juntos, pero la verdad es que Jones y Edelman no se habían intercambiado ni los teléfonos. Además, éste último terminó confesando que Jones se marchó porque no soportaba a Mann.

La Academia, en plan portera, se enteró del salseo y los descalificó a todos. Eso no quita que sea una de las bandas sonoras más importantes de todos los tiempos. Por mucho que a los ingleses les colocara música celta. Te puede parecer que tampoco es para tanto, y a lo mejor es así… pero imagina la cara que se nos quedaría a todos nosotros si viniera un guiri y orquestara las cortes de Cádiz con una muñeira de fondo.

Batman (Danny Elfman)

Danny Elfman es, salvando las distancias, un Ennio Morricone de nueva generación. Ha realizado algunas de las melodías más famosas e icónicas de la cultura contemporánea. Solo haber musicado la cabecera de Los Simpson le hace tener su hueco en la historia de Occidente.

¿Cuál es el problema de Elfman? Una cierta sensación de que es la opción de todos los que no pueden contratar a Jonh Williams. Hasta “sus” propios Simpson y Padre de Familia han hecho chistes al respecto. Es cierto que Elfman toma a Williams como su maestro. No lo niega ni ha pretendido nunca otra cosa. La tradición orquestal, de corte romántico ha navegado gracias a ambos en este mar de sintetizadores, músicas incidentales y moderneces varias que es la música actual. Pero ni Williams es Elfman, ni Elfman es Williams.

El colaborador habitual de Spilberg es épico donde el de Burton juguetón. El primero orquesta grandes relatos, el segundo grandes cuentos. Pero como he dicho, Elfman es parte de la cultura contemporánea. Y su Batman también.

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Sólo un dato: Pese al huracán de la trilogía de Nolan ¿Cual es la melodía que sigues asociando al hombre murciélago? ¿La de Zimmer o la de Elfman? Y estamos hablando de una película de los ochenta. Pese a eso, la sintonía de la serie animada y el videojuego de Lego sigue siendo la del Batman de Tim Burton. Gran parte de target de ambos productos, ni siquiera había nacido cuando Elfman colocó la primera corchea de la partitura. Y aun así, Esa y no otra es la música del hombre murciélago. Por algo será.

El Piano (Michael Nyman)

Tres millones de copias no parece que sea un número muy elevado para una banda sonora, más que nada porque El Guardaespaldas vendió cuarenta y cinco. No obstante, es lo suficiente para hacer de ella la banda sonora original (sin canciones) más vendida de toda la historia. Es la obra cumbre de Michael Nyman, cuya contribución ha sido llevar el minimalismo al cine.

Su lema es menos es más… tanto en estilo como en premios. Su único reconocimiento cinematográfico ha sido una nominación al Bafta y otra al Globo de Oro, ambas por esta película. Pocas veces una banda sonora ha tenido tantísimo protagonismo en una película. Incluso le da nombre a la cinta. El piano es de las pocas películas que no podrían existir sin su banda sonora. ¡Y qué banda sonora!

¿Cual fue el problema entonces? Que el archi-mega-hiper-famosísimo tema principal no era una composición original del todo, sino que Nyman recompuso una canción tradicional escocesa. Tuvo tan buen ojo escogiéndola que le hizo millonario pero se quedó sin oscar. Lo más curioso es que no fue esta la excusa que puso la Academia para descalificarla (en efecto, la descalificaron) sino que no reflejaba el espíritu de la música de la época en la que estaba ambientada. Toma ya. Como si la de Gladiator reflejara los usos musicales de la Antigua Roma, Gravity las del espacio exterior y El Señor de los Anillos la música popular de la tierra media. A la academia no hay quien la entienda.

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Deseando Amar (Shigeru Umebayashi y Michael Galasso)

Una de las melodías más famosas del cine contemporáneo, continuamente utilizada en publicidad… sin embargo, seguramente la mayoría no sepan a qué película corresponde. O incluso que es de una película. Para ser francos, es de dos.

Shigeru Umebayashi había creado esta pieza musical para la película Yumeji, pero pasó sin pena ni gloria. Sabedor de lo potentísima que era esta creación, cuando Wong Kar-Wai le contrató, se marcó un dos por uno y volvió a vendérsela.

Ahora sí, en manos del hongkonés, su creación dio la vuelta al mundo. Realmente, no engañó a nadie, puesto que este corte se llama literalmente “Yumeji’s theme”. No sólo está el japonés en la banda sonora, sino que los boleros de Nat King Cole inundan todo el metraje, lo que terminaba de imposibilitar que fuera nominada al Óscar.

Y si eso fuera poco, el resto de piezas de la banda sonora la realizó un tercer compositor, Michael Galasso. El norteamericano mantiene el estilo que funde la tradición occidental con la estética oriental, de manera que no parece que haya varios músicos en la película. “¿Tradición occidental? ¡Si es lo más asiático que he escuchado nunca!” Vuelve a escuchar Yumeji’s theme. En efecto… es un vals.

Tres inconvenientes, vuelvo a repetir que esto es un inconveniente cuando ellos quieren, porque cuando no, bien que se olvidan de la norma. ¿Pero sabes qué? Estoy convencido de que aunque hubiera sido una banda sonora completamente original, tampoco hubiera llegado al Dolby Theatre. La cuota étnica la acaban de suplir premiando un año antes a Tigre y Dragón. El año de Deseando Amar fue el de La Comunidad del Anillo, la doble nominación de Jonh Williams, la enésima de Randy Newman y la de Una Mente Maravillosa. Estaba claro que querían volver a casa y dejarse de hacer turismo musical.

Blade Runner (Vangelis)

Nada. Que no hubo manera. Blade Runner no gustó en su momento y la propuesta narrativa y visual de Ridley Scott tuvo que esperar años a ser reconocida. Lo más extraño de todo es que no valoraran la apuesta musical del compositor griego. Es todo un misterio porque lo tenía todo para ser nominado.

No era en absoluto ni un músico desconocido ni no galardonado. Venía precisamente de ganar el Óscar por Carros de fuego y los principales premios de la carrera de ese mismo año se habían acordado de él. Los globos de oro y los Baftas le hicieron un hueco, pero los Óscar le hicieron el vacío. ¿Por que?

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Pues si la propuesta de Scott no había calado, difícilmente lo iba a hacer su música, porque le iba como anillo al dedo. Es más, pocas veces en la historia del cine vamos a encontrar una película que podamos imaginar con otra banda sonora. La misma visión futurista pero con la mirada puesta entre el expresionismo alemán y el cine negro no podía estar más afinada.

Oscura y melancólica y al mismo tiempo extrañamente esperanzada, Blade Runner no sería Blade runner si no fuera por Vangelis. Y aquí hay que reconocerle el talento y profesionalidad del compositor heleno, porque este es otro que terminó hasta los mismísimos propileos de Scott, de la productora y de la discográfica. Y aún así sabía que estaba haciendo historia del cine. Los Óscar no, pero él si. Y nosotros también.

The Crimson Wing: Mystery of the Flamingos (The Cinematic Orchestra)

¿The crimson qué? Estarás pensando. Pues El Ala Carmesí es un documental británico producido por Disney sobre flamencos. Una película muy pequeñita para la que contrataron a una desconocida banda de Jazz electrónico con la tarea de musicarla. De momento nada que aspirara a la ambición. Disney sabía que era un proyecto menor… pero por lo visto la Cinematic Orchesta no… porque crearon una de las bandas sonoras más sugerentes, románticas, evocadoras y sobrecogedoras que se recuerdan.

Espectacular es quedarse corto, sobretodo porque estamos hablando de un documental de flamencos rosas. Cuando hay talento y ganas de ser grande, no hay proyecto pequeño. Y sé lo que estarás pensando ahora, que solo era un documental, que no tenía posibilidades. Pues precisamente por eso lo tenía todo a favor.

El cine documental está abonado a los premios musicales en los Oscars. Al menos en mejor canción. En lo que va de década, seis documentales han conseguido una candidatura en esta categoría, y eso cabe casi a una por año. Incluso el 2015 hubo dos nominadas. El tema por el que Lady Gaga aspiraba al Óscar era por la canción de un documental. Y no solo eso, Melissa Etheridge lo ganó en 2006 por Una verdad Incómoda.

También hay que reconocer que era una época en la que era imposible saber si la lista de canciones era la de los Óscar o la de los Razzies. Qué pasó entonces? Pues aquí la culpa no la tuvo la Academia, sino la distribuidora. No vio las posibilidades de la película y la estrenaron en Estados Unidos directamente en el mercado doméstico. Y eso si que no. Ahí ya no había nada que hacer. Ninguna película que no haya sido estrenada ese año en un cine de Los Angeles puede ser nominada.

Al menos la obra de Cinematic Orchesta no pasó desapercibida. Su tema principal, Arrival of the birds, se ha convertido en una golosina para la publicidad. Y no solo eso, Jóhan Jóhanson la utilizó para finalizar su partitura en La Teoría del Todo. ¿Recordáis eso de que la música de una película tenía que ser enteramente original para ser nominada? Pues el islandés consiguió su primera nominación por esta película. Y The artist ganó, aun teniendo un extracto de Vértigo. Y Adele incluyó un sampling de 007 contra el doctor No en la canción por la que obtuvo su premio…

Señoría, no hay más preguntas.