Dune llega finalmente a los cines después de múltiples retrasos y una pandemia mundial tras ella. La nueva adaptación del clásico de ciencia ficción de Frank Herbert por Denis Villeneuve intentará contar la historia de los Atreides. ¿Logrará esta vez más éxito que la fallida versión de David Lynch?
En 1965, Frank Herbert revolucionó la literatura con Dune, una novela con la que vendió 12 millones de ejemplares, convirtiéndose en el libro de ciencia ficción más exitoso hasta la fecha. El autor norteamericano consiguió una historia adelantada a su tiempo, llena de temas como la filosofía, la religión o la ecología.
Posteriormente daría lugar a una saga de novelas que su hijo Brian Herbert también se encargaría de continuar tras su muerte. Tras los intentos de Jodorowsky y Lynch, llega el momento de disfrutar de esta nueva adaptación del libro original, que se dividirá en dos partes.
La épica misión de los Atreides
La película nos sitúa en un mundo futurista donde las diferentes casas del imperio se disputan el control del planeta desértico de Arrakis, también conocido como Dune. Todo por la recolección de la especia conocida como melange, símbolo de riqueza y vital para el desarrollo de la humanidad. El Duque Leto de Atreides será el asignado por el emperador para regir dicho planeta junto con su pareja Dama Jessica y su hijo Paul. Lo que no saben es que todo será una gran conspiración para destruirles y hacer desaparecer su casa.
Una adaptación colosal
Dune como adaptación es brillante: visualmente es una delicia ver representado con tanto mimo y fidelidad la obra de Herbert, quitando algún cambio sin importancia en los personajes. La ambientación, la tecnología, arquitectura, vestimenta, armas, criaturas, razas… Todo está cuidado al más mínimo detalle, logrando conseguir escenas calcadas tal y como habíamos soñado alguna vez al leer la novela.
Narrativamente consigue llevar a la gran pantalla una historia compleja con multitud de personajes, tramas y una amplia mitología. Todo ello gracias a una buena presentación y añadiendo elementos que sirven de contexto y explican mejor el mundo de Dune. Además, queda integrado de manera muy orgánica dentro de la trama y con un ritmo ascendente que nos deja con ganas de más.
Aun así se simplifican ciertas tramas y desarrollos de personajes, perdiéndose algunos matices de la obra original, pero sigue siendo una adaptación encomiable y titánica. Incluso con ese enfoque más directo no es una película accesible para todo el mundo y puede ser densa en ciertos momentos. Cierto público más alejado de la scifi puede perderse con tantos conceptos del mundo de Dune.
Reparto estelar para una película galáctica
El elenco de actores no se queda atrás. Un espectacular casting donde destacan sobre todo dos actores: un Timothée Chalamet que encaja a la perfección como el joven y carismático heredero de la casa Atreides y una gran Rebecca Ferguson como Dama Jessica, la poderosa Bene Gesserit y madre de Paul.
A estos se les añaden el siempre notable Oscar Isaac como el Duque Leto Atreides o los imponentes Josh Brolin y Jason Momoa como Gurney Halleck y Duncan Idaho, guerreros al servicio de la casa. Por otro lado, Javier Bardem y Zendaya se encargan de representar a Stilgar y Chani de la tribu de los Fremen, mientras que Stellan Skarsgård y Dave Bautista son el malvado Barón Harkonnen y su brutal sobrino.


Una puesta en escena apabullante
Villeneuve y Warner no han escatimado en gastos y se nota en las casi dos horas y media que dura la película. Estamos ante una película portentosa visualmente donde la imaginería de Herbert queda plasmada maravillosamente gracias a un gran diseño de producción y vestuario. Sin olvidar los espectaculares efectos especiales que entre otras cosas nos traen a los ornitópteros o dotan de vida a los imponentes gusanos de las arenas.
La fotografía de la mano de Greig Fraser (Rogue One, Lion, La hora más Oscura) no se queda atrás. Nos deja impresionantes planos para el recuerdo donde destacan los tonos fríos de Caladan, los oscuros de Giedi Prime, y los cálidos y anaranjados de Arrakis. Sin contar los más asbtractos y oníricos que representan muy bien las sensaciones de los sueños y visiones que tiene Paul a lo largo de la historia.
La música corre a cargo de Hans Zimmer, quien tuvo que abandonar a su amigo Nolan en Tenet, optando por Dune al ser un gran fan de la novela original. La banda sonora encaja a la perfección, con toques de gaita escocesa para los Atreides e inspiración árabe para Arrakis y los Fremen. Unas composiciones maduras y dramáticas que nos meten de lleno en el mundo de Dune. Sin embargo, acostumbrados a los temas más icónicos del compositor alemán, ningún tema sobresale en la cinta.
El mayor problema de Dune es que a veces puede parecer fría y sin alma. Resulta demasiado aséptica en ocasiones, pero es algo que transmitía también la obra original. El otro punto negativo es que esté incompleta y esta parte solo sirva de introducción y detonante de la historia. Tendremos que esperar más de 2 años para ver terminar esta enorme epopeya intergaláctica y valorarla en su conjunto. No nos queda más que alabar el brutal trabajo de Villeneuve y seguir soñando con las dunas de Arrakis hasta entonces.