Pasan los años y los home invasion siguen siendo una constante en el cine de terror. The Owners es el último ejemplo de un subgénero que cada vez pierde más crédito ante la peligrosa falta de frescura que aporta.
El aspecto sucio y barriobajero de películas como Trainspotting o Snatch me resulta muy atractivo. Ese inglés cerrado e inentendible para todo aquel que no esté acostumbrado al idioma. Esas pintas horteras y demacradas que en pantalla parecen lo más cool del mundo. Al fin y al cabo, ese mundo callejero tiene un atractivo que nos ha regalado grandes películas.
The Owners adopta ese mundo para adaptar el tan trillado subgénero del home invasion a la Inglaterra rural de los años 90. Dos amigos, la novia de uno de estos y un peligroso sociópata se montan su Don’t Breathe particular con dos ancianos como objetivo. Una misteriosa caja fuerte será lo que separe a este grupo de conseguir salir de la ruina en la que están inmersos. El planteamiento no puede ser más típico, pero consigue enganchar al espectador gracias a una secuencia sencillamente espectacular que ha despertado el entusiasmo en el Festival de Sitges 2020.
La secuencia en cuestión es una masterclass de cómo el montaje y la dirección pueden crear una atmósfera terrorífica sin la necesidad de fenómenos paranormales. Apenas han transcurrido 30 minutos de película y el espectador está enganchado a la butaca. Misión cumplida. Ahora solo queda aguantar durante la hora que queda. Lamentablemente, no solo no aguanta, sino que decae sin frenos.
Durante la posterior hora veremos todos los tópicos que nos podamos imaginar. Uno detrás de otro. A cada cual más previsible. El descenso a la intrascendencia es tal que el plot twist final ni impacta ni interesa al espectador. Toda aquella atención que The Owners había logrado captar se desvanece con pasmosa facilidad. Coger el home invasion y el habitual concepto de «cazador cazado» en pleno 2020 es tarea muy peligrosa. Tal y como mencionaba antes, solo Don’t Breathe lo ha conseguido con suma excelencia.
SITGES 2020: ‘MALNAZIDOS’, JUGUEMOS A SER EXTRAÑO
La decepción es notoria. Eso no siempre es malo, dado que las expectativas suelen jugar en nuestra contra. El problema llega cuando la decepción surge tras unas expectativas creadas durante el mismo transcurso de la película. The Owners es otra piedra en el camino fangoso de Sitges 2020. Quedan pocas balas de un cargador que no está acertando a ningún blanco. Jamás un año estuvo tan plasmado en un festival.
5/10