La película de terror más aplaudida del año llega al Festival de Sitges. Relic es, en palabras de la crítica especializada, la Hereditary de 2020. ¿Será tan grande como la pintan? Ya digo yo que no. Nueva decepción de un festival que empieza a agotar sus balas.
Terror psicológico. Subgénero del terror clásico que ha revivido a ese cine que despierta tanto temor como amor por parte del gran público. Sin lugar a dudas, mi género fetiche (si no catalogamos al cine de Nolan como un género en sí mismo) y la razón de ser de mis mejores pesadillas. Robert Eggers, Ari Aster, Jordan Peele, David Robert Mitchell… el terror psicológico contemporáneo vive momentos plácidos y el auge de autores jóvenes es imparable.
En medio de este panorama de ensueño, Natalie Erika James, una joven directora australiana de ascendencia japonesa, presenta (a distancia, claro está) Relic en el Festival de Sitges 2020. El hype por esta obra queda patente al ser, en boca de críticos y expertos, la mejor cinta de terror del año. Han llegado a compararla con grandes obras maestras del género como The Babadook o Hereditary; esta última es única y está infravaloradísima. Y claro, si te ponen la miel en los labios de esta manera, tú esperas que el resultado sea más que satisfactorio. Nada más lejos de la realidad.
Relic es un quiero y no puedo de hora y media. La idea es interesante y la alegoría que reside en la obra es muy bella, pero la forma no hace otra cosa que ahuyentar al espectador. Si pensamos en Relic como una película de terror, mal vamos. No tiene nada que invite a pensar que pueda llegar a causar miedo o inquietud en el espectador que haga el esfuerzo de verla. Igual la idea era esa, pero el resultado final es antitético a lo que debería ser una cinta de horror psicológico. Con decir que mis ojos me presionaban para cerrarse ya lo digo todo.
El mayor problema que veo yo aquí es aquello en lo que Hereditary es magistral. Relic es incapaz de componer escenas que se vayan a quedar grabadas en tu retina. Eso es algo indispensable para que el terror psicológico haga mella en el espectador. No veo nada durante la hora y media de metraje que me inquiete, me mantenga en tensión o me invite a pensar que estoy viendo algo que merece la pena.
CRÍTICA DE HELVETICA (2019), FILMIN: CUESTIÓN DE EQUILIBRIO
El año pasado vi la espantosa The Lodge en el festival y pensé que difícilmente vería una cinta de horror psicológico más fallida. Me equivoqué. Al menos aquella obra tenía escenas que aún sigo recordando. Hace menos de 24 horas que vi Relic y ya no me acuerdo ni de la mitad. Decepción en mayúsculas.