En ocasiones, en el mundo del cómic, las editoriales piden a sus creadores que inventen historietas cómicas meramente como un entretenimiento pasajero para rellenar las publicaciones de ese año. Así fue como en 1984, Kevin Eastman y Peter Laird crearon un pequeño cómic en blanco y negro para la americana Mirage Studios titulado «Eastman and Laird’s Teenage Mutant Ninja Turtles»; en efecto, así se crearon las que son ahora las populares Tortugas Ninja.
Sus creadores siempre han comentado que la inspiración para crearlas nace de las historias de Frank Miller, especialmente de sus Ronin y Daredevil. Eran historias verdaderamente violentas y escritas como una parodia de estos personajes.
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Seguramente a casi todos los que tenemos ya bien pasada la treintena nos suena la historia de Splinter, la rata más famosa de nuestra infancia, y su vida como mascota del maestro ninja Hamato Yoshi. ¿Os acordáis de la frase… “imitaba sus movimientos en mi jaula”?. Luego vendría el asesinato de la esposa de Yoshi bajo la katana de Oroku Saki, que más tarde conoceríamos como el villano Shredder. Igual muchos no sabían que la venganza fue consecuencia de la muerte del hermano de Saki a manos del propio Yoshi. El caso es que al final Shredder acabaría matando también a Yoshi en Estados Unidos y Splinter tuvo que huir hasta las alcantarillas de la ciudad de Nueva York.
En los cómics, la llegada de las tortugas a la vida de Splinter sucedía por una serie de accidentes. Primero un invidente está apunto de ser atropellado por un camión que transporta materiales radiactivos, lo que provoca que algunos de ellos caigan en el alcantarillado. Luego un niño que llevaba a las cuatro tortugas en una pecera se tropieza y las tortugas caen también por la boca de la alcantarilla, bañándose en el líquido llamado Ooze.
Splinter se encontró con los que serían sus discípulos a partir de entonces y su nueva familia. Y por supuesto tuvo que ponerles un nombre. Los creadores buscaron nombres japoneses para las Tortugas Ninja, pero al final decidieron usar nombres de famosos artistas del renacimiento italiano después de leer el libro «Historia del Arte», del historiador Horst Waldemar Janson. Decidieron que Splinter les nombrase como Leonardo, Raphael, Michelángelo y Donatello. De hecho el nombre de Splinter viene del apodo que tenía un importante pintor del Quattrocento, Giovanni di Ser Giovanni o «El Scheggia», es decir «El Splinter», que en español significa «La Astilla».
Las tortugas crecerían más rápido de lo normal debido a la mutación de sus cuerpos y su maestro se encargó de adiestrarlas en el arte del Ninjutsu. A cada una se le asignaría un arma personal y que acabaría siendo representativa del personaje. Leonardo usa la Katana, Raphael los puñales Sai, Michelángelo los Nunchakus y Donatello un Bo o bastón.
Eastman y Laird nunca pensaron que aquellos personajes llegarían a entrar directamente en la cultura popular de los 80 y se mantendrían vigentes en películas y series de dibujos para televisión. El trabajo de ambos con las tortugas se extendería casi una década, desde 1984 hasta 1993 en las páginas de los cómics.
El paso a televisión se tradujo en una serie de animación emitida en Estados Unidos de 1987 a 1996. El principal cambio con respecto a los cómics se distingue en un tono menos violento, aunque seguía manteniendo por momentos historias oscuras. Además se cambiaban ciertas cosas del origen de los personajes, especialmente de Splinter, que no era originalmente una rata sino un ser humano. También entrarían en juego subtramas con personajes nuevos que ya son iconos, como la reportera de televisión April O’Neil, el luchador callejero Casey Jones o los secuaces mutantes de Shredder, Bebop y Rocksteady.
El éxito de la serie fue casi inmediato, por lo que se propuso la realización de una película para cines. Las Tortugas Ninja (Teenage Mutant Ninja Turtles) se estrenó tres años después del comienzo de la serie de televisión, en 1990. Se trataba de un film independiente con un presupuesto de unos 13 millones de dólares y sin estrellas en su reparto, el director era Steve Barron. El tono que quería darle Barron a la película era sucio y oscuro, lo cual preocupó a sus productores, ya que podría ser algo que no gustase a los niños.
El principal atractivo de la película estuvo ligado al trabajo de Jim Henson y su taller de marionetas y títeres. Los trajes que dieron vida a las Tortugas Ninja fueron una revolución y fuente de inspiración para crear otros personajes al mismo estilo de marionetas para televisión especialmente, como así fue en la serie de «Dinosaurios».
La historia se basaba en los primeros episodios de la serie animada. Una incesante ola de atracos sume la ciudad de Nueva York en el caos. La policía no consigue encontrar sospechosos ya que estos criminales son muy silenciosos y prácticamente invisibles. La reportera April O’Neal investiga a una especie de organización secreta formada por criminales enmascarados instruidos en las artes marciales, los cuales se denominan como «El clan del pie».
Una noche April es atacada por unos desconocidos y es salvada por cuatro misteriosos seres disfrazados con gabardinas (sí, se ocultaban en la calle con trajes al estilo Humphrey Bogart) que resultan ser grandes tortugas expertas en la lucha de artes marciales. Así es como April y las tortugas se harían amigos casi de inmediato, formando equipo para resolver el misterio de la organización criminal.
En la película tanto las tortugas como su maestro Splinter viven en las alcantarillas de la ciudad de forma clandestina, se entrenan en las artes marciales y piden su comida preferida, la pizza. La idea de asignarles colores en sus trapos y antifaces estaba pensada para la venta de merchandising de juguetes, debido al éxito de audiencia de la serie de televisión. Así cada una podría ser reconocida fácilmente por los niños. Esto es algo que se incluyó en los trajes de la película, además de tener cada uno las armas correspondientes para luchar.
La primera película tuvo a Raphael como a la tortuga más importante en la trama, quedando el resto en un segundo plano, aunque el líder real del equipo siempre ha sido Leonardo. A pesar de ser seres en una edad adolescente los guionistas les dotaron de unas inquietudes sobre su existencia y su forma de vivir que se aprecian durante la película. Mientras su maestro les recuerda que no deben ser vistos por los humanos ellos se revelan constantemente a estar escondidos del resto del mundo.
Otro de los personajes que ayudarán a las tortugas a vencer al Clan del Pie es Casey Jones, interpretado por el actor Elias Koteas. Personaje que aparece ya en los cómics y en la serie de televisión, es un ex-jugador de hockey que utiliza una máscara y un palo de este deporte para enfrentarse a sus enemigos. Su rol en la película va destinado a la investigación y principalmente para convertirse en la pareja amorosa de April. Especialmente creado para la película nos encontramos con el personaje de Danny Pennington, un chico que se verá arrastrado a trabajar para la organización criminal pero que acabará pasándose al bando de los buenos para ser ficha clave para el desarrollo de la historia.
Gracias a este personaje sabremos que Shredder es el líder del Clan. En el momento en que descubre que Splinter está detrás del misterio de las Tortugas Ninja decide secuestrarle para acabar con ellas. Así, nuestros verdes amigos consiguen descubrir el cuartel del Clan y enfrentarse finalmente a Oroku Saki. Aunque las cuatro luchan contra él no consiguen derrotarle, hasta que es el propio Splinter quien se revela ante Shredder como la mascota de su maestro Yoshi. Shredder no puede con Splinter y es derrotado, siendo aplastado por un compactador de basuras.
Una vez conseguida la victoria todos recordamos el grito que hizo famosas a las Tortugas… ese «¡Cowabunga!», o como se tradujo en su momento en el doblaje español con un «¡de puta madre!». Y es que el humor entre ellas siempre ha sido uno de sus puntos fuertes, utilizando todo un lenguaje coloquial propio para expresarse, pistonudo ¿verdad?.
La película fue todo un éxito de taquilla y público, metiéndose de lleno en la cultura popular de los 90 y poniendo a los personajes como uno de los favoritos para los niños de toda una generación. La recaudación fue de más de 200 millones de dólares en todo el mundo.
La productora New Line Cinema decidió que había que aprovechar el tirón y puso en marcha la secuela, que llegaría solo un año más tarde. Las Tortugas Ninja II: El secreto de los mocos verdes tendría nuevo director, Michael Pressman, y también un cambio en la actriz que interpretaría a April O’Neal. En esta ocasión sería Paige Turco quien sustituiría a Judith Hoag como la reportera de televisión. El presupuesto para la película casi se doblaría, costando 25 millones de dólares.
La historia elegida para continuar las aventuras de las Tortugas Ninja fue el origen de la sustancia radioactiva que hizo mutar los genes de los protagonistas, el líquido Ooze (más mocos verdes). La película descubre que Shredder salió vivo del enfrentamiento con Splinter y decide secuestrar al creador del líquido mutante para que le prepare más cantidad. Su fin es crear dos especies mutantes que puedan derrotar a las Tortugas. Para esto se diseñaron dos nuevas marionetas animatrónicas gigantes que serían llamadas Rahzar y Tokka, que vendrían a ser la alternativa a las bestias de los cómics Bebop y Rocksteady. Los creadores del cómic, Eastman y Laird, no permitieron utilizar a estos personajes en la película.
Las tortugas se enfrentarían nuevamente al Clan del Pie y a Shredder, venciendo tanto a las nuevas criaturas como a su clásico enemigo. El tono de esta película fue bastante más suave y familiar que la primera parte, se utilizaron más decorados y escenarios abiertos y también hubo menos violencia, algo que muchos aficionados criticaron. Como nueva guarida de las tortugas se eligió una estación de metro abandonada de la ciudad de Nueva York. Incluso cuando se rodó la película todavía pasaban los trenes cerca del lugar. Dado el paso por una acción más infantil se decidió prescindir del personaje de Casey Jones, algo que se acabó notando.
La película no llegó a tener el mismo éxito en taquilla, aunque consiguió suficientes beneficios para no descartar nuevas continuaciones. Hay que destacar que el film se dedicó a la memoria del artista Jim Henson, creador de las marionetas y muñecos, fallecido poco después del estreno de la primera parte.
No habría que esperar demasiado para volver a ver una nueva película en cines. En 1993 se estrena Las Tortugas Ninja III, que cerraría la trilogía. El encargado de dirigir y escribir la historia sería Stuart Gillard, profesional más cercano al trabajo en televisión. En este caso el presupuesto contó con unos 21 millones de dólares, una inversión que apenas fue recuperada con una taquilla total de 42 millones, una de las razones por las que se daría carpetazo a esta saga de películas.
Gillard decidió cambiar totalmente la historia, pasando de la acción en las calles de Nueva York a un viaje en el tiempo hasta el Japón feudal. April O’Neal regala a Splinter un antiguo cetro japonés que resulta ser un objeto mágico que lleva por accidente a la reportera al Japón del siglo XVII. En su lugar aparece un príncipe samurái llamado Kenshin, que cuenta a las tortugas su situación en Japón. El señor feudal Norinaga reprime a su pueblo y no permite a Kenshin estar con su gran amor Mitsu. Las tortugas deciden viajar en el tiempo para traer de vuelta a April y enfrentarse a un ejército de samuráis para liberar al pueblo de la opresión de su Señor.
La nueva historia no llegó al público general ni tampoco a los fans. A pesar de volver a contar con el personaje de Casey Jones, aunque con un papel bastante testimonial y poco afortunado y de intentar contar algo un poco diferente, no obtuvieron éxito. Otra de las razones del fracaso fueron los cambios en los trajes de las tortugas. Ya sin el equipo de Jim Henson detrás de la recreación de los disfraces, se realizó un trabajo de post-producción que no dio los mismos resultados visuales. Las escenas de acción y los movimientos de los trajes no eran tan eficaces. Además, debido a la nueva época de la historia se debían disfrazar a las tortugas también con armaduras samuráis, lo que complicaba aún más el trabajo. De nuevo se optó por un tono más infantil y menos violento para la trama, con mucho más humor y que no terminó de convencer.
La tercera parte no sería bien recibida tampoco por la crítica, quedando como la peor de las tres películas y dejando un punto y final algo decepcionante para estos personajes. Aun así, esta trilogía se recuerda con mucho cariño por parte de los fans de los 80 y 90.
Los intentos por revitalizar la franquicia desde entonces han sido constantes en televisión y algo más recientes en los cines. Primero se intentó realizar una continuación del las películas con una serie con personajes reales que tan solo duró una temporada y 26 capítulos, Las Tortugas Ninja: The Next Mutation en 1997. Ya en la década del 2000 se realizaron nuevas series y una película de animación de cierto éxito titulada Tortugas Ninja jóvenes mutantes en 2007 y producida por Warner.
En 2014, de la mano de Michael Bay como productor, llega una nueva película comercial de las tortugas y actualizada a los tiempos titulada Ninja Turtles. Con Paramount poniendo una buena cantidad de dinero se decidió utilizar cgi generado por ordenador y nuevos efectos especiales para recrear a las tortugas y sus enemigos y poder ofrecer escenas de acción más espectaculares, muy al estilo Bay. Se contrató como estrella a la actriz Megan Fox (Transformers) para que hiciera de la reportera April O`Neal y, no nos engañemos, como reclamo para el público general. En cuanto a la historia, se optó por hacer un reinicio y volver a contar los orígenes de los personajes. Se volvió a utilizar a Shredder y el Clan del Pie como villano y dar un toque más violento a la acción pero sin abandonar los toques de humor.
En taquilla funcionó muy bien y dos años después se realizaría una secuela titulada Ninja Turtles: Fuera de las sombras, que sería la última película de las tortugas hasta la fecha, con escasos beneficios en las salas y poco valorada por la crítica.
A pesar de la calidad de algunas de sus producciones, la popularidad de las Tortugas Ninja quedará para siempre en el recuerdo de la mayoría de niños y no tan niños de varias generaciones. Seguro que se seguirán lanzando proyectos sobre estas queridas criaturas en el futuro y esperamos que sean dignas de ellas. ¡Cowabunga!