Gangs of London vuelve este domingo a Starzplay con su segundo episodio, uno repleto de acción e intriga, que nos dedicaremos a desgranar en este artículo.
Gangs of London nos ha dado en este segundo capítulo una historia más de asentamiento. Mientras el primer episodio nos metía de golpe en este universo de mafias londinenses, éste se centra más en definir a sus personajes y en mostrar como ha afectado a la ciudad la muerte de Finn Wallace.
El episodio comienza con un flashback: los Wallace llevan a sus hijos de caza. Estos, ilusionados, creen que van matar unos conejos o quizás un ciervo, pero cuando llegan a un claro descubren que es una prueba de sus padres, quienes piden a Sean que mate a un hombre que está enterrado de cuello para abajo. Cuando Sean duda, su padre, para hacerle la tarea más fácil, le pone un cubo sobre la cabeza al hombre. ¡PUM! Suena un disparo, el cubo y la cabeza explotan en pedazos.
Tras esto volvemos al presente, pero ahora a Turquía. Allí, en un impactante plano secuencia, somos testigos de cómo un camión que transportaba vacas cargadas de cocaína es atacado, robado, destruido y sustituido por otro igual. De vuelta en Londres descubrimos que la carga del camión atracado pertenecía a los Afridi, y habían sido los Wallace quienes, para forzar que se cumpliera su prohibición de vender droga hasta encontrar al asesino de Finn, parecen estar haciendo cualquier cosa para evitarlo.
Camino a la guerra:
También descubrimos que el chófer de Finn, que tan difícil fue de encontrar, se ha suicidado, o eso han hecho que parezca. Siguiendo la historia vemos como Kinney Edwards busca a Sean para pedirle que perdone a su hijo por matar a Finn, y le entrega el teléfono desde el que se hizo el encargo para que lo investigue. En esta escena me gustaría además señalar el precioso plano de Sean y su séquito en el restaurante cuando llega Kinney.
Cuando Sean se va del restaurante, Marc, su guardaespaldas, ordena a Elliot Finch que vaya a una casa de subastas para recoger un paquete, pero, cuando llega allí, resulta que su misión es hacer de chófer para Shannon Wallace. Al mismo tiempo, Billy ha descubierto que alguien sigue vendiendo droga en la ciudad y, posiblemente borracho, ha ido a buscarle. Es por esto que cuando Sean parece haber encontrado a Darren, el asesino de su padre, envía a Elliot a buscar a Billy para que no haga ninguna tontería.
Reunidos todos ya en la casa familiar de los Wallace, se preparan para la guerra. Es en este momento cuando regresamos al bosque de la escena inicial y descubrimos que fue Billy quien disparó al hombre enterrado al ver que Sean no era capaz. Para Sean su hermano siempre estuvo ahí cuando lo necesitó, es por eso que ahora quiere estar ahí para Billy.
El episodio termina con la escena más sangrienta de lo que va de serie: Sean, junto a sus hombres, llega al campamento gitano y comienza a masacrar a todo el que se encuentra. Vemos decenas de muertes e incluso explosiones, los Wallace han cobrado venganza, pero lo que no saben es que Kinney Edwards aún sigue vivo.