La popular Black Mirror echa el cierre a su tercera temporada con Odio Nacional, un capítulo recomendado para los amantes de El himno nacional. Investigación policial en un futuro muy similar al teóricamente planeado.
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Odio Nacional supone un capítulo muy completo en cuanto a géneros se refiere. Desde el thriller futurista hasta el crimen, pasando por la más pura investigación policial. Charlie Brooker demuestra su polivalencia como guionista, una vez más, y nos brinda más repertorio a su ya extenso abanico de temas desarrollados -desde los zombies hasta el drama propiamente dicho-. Pero, ¿son todo ventajas?
En una Londres del futuro, las detectives Karin Parke y Blue investigan una siniestras muertes ocurridas en extrañas circunstancias. En su investigación, descubrirán que las redes sociales tienen mucho que ver con los sucesos.
Bajo esta premisa, Brooker desarrolla un innovador thriller futurista en el que los desarrollos tecnológicos tienen mucho que decir, además de las redes sociales. Para ello, se nos presenta un nuevo e innovador invento del hombre para preservar nuestro planeta: abejas robotizadas. En un mundo donde estos insectos están extinguiéndose, la humanidad -más bien unos pocos- decide incluirlas en el medio ambiente para evitar una catástrofe. Estas abejas pueden desde reproducirse hasta colonizar, por lo que su supervivencia está más que asegurada.
Mediante una relación entre las redes sociales y una misteriosa persona o grupo de personas, estas abejas asesinarán a la persona que posea más #Deathto. En un lugar como este, donde la gente campa a sus anchas, se postula el escenario idóneo para plantear un crimen. Y es que la gente bajo un avatar se transforma, literalmente. No es necesario ver Black Mirror para comprobarlo, pues en el Facebook actual tenemos un auténtico repertorio de insultos y descalificaciones hacia prácticamente cualquier persona.
En definitiva, tenemos las redes sociales + el hombre jugando a ser Dios de nuevo + psicópatas detrás de una pantalla. Un combinado perfecto para poner patas arriba lo que se proponga, incluso la propia Inglaterra. Hasta aquí bien, todo correcto, Brooker vuelve a demostrar su más que innegable talento para crear hipotéticos futuros distópicos o utópicos (en algunos casos depende de cómo se mire). El problema reside en la propia narrativa de este episodio, que ni sorprende ni innova.
Atención, con esto no quiero decir que el episodio no merezca la pena, ni mucho menos. Pero en una serie como Black Mirror, donde se acostumbra a jugar con los elementos de cada género, sorprende ver cómo se sigue una estructura cotidiana sin grandes sobresaltos. Esto hace que el capítulo sea menos sorprendente que los vistos con anterioridad en la temporada.
Charlie Brooker cierra una excelente temporada con Odio Nacional, un capítulo que abarca diferentes géneros como el thriller futurista y la investigación policial. Dejando a un lado su, una vez más, sobresaliente crítica nos encontramos con un episodio que no sorprende en cuanto a la propia narrativa. A pesar de ello, es adecuado en su desarrollo.
Desde Cinéfilos Frustrados queremos aplaudir esta temporada cargada de buenos momentos y capítulos realmente sobresalientes. Se ha mirado el futuro desde una gran cantidad de perspectivas y el resultado ha sido extraordinario, por lo que no podemos esperar a ver más. ¡Bravo!