El show de Truman (1998): Neurosis Colectiva

Dirección: Peter Weir | Guión: Andrew Niccol | Música: Philip Glass y Burkhart von Dallwitz | Fotografía: Peter Biziou | Reparto: Jim Carrey, Laura Linney, Ed Harris, Paul Giamatti, Noah Emmerich y Natascha McElhone | Productora: Scott Rudin Productions

The Truman Show

¿Es nuestra realidad «la realidad»? Es una pregunta que todos nos hemos hecho alguna vez en nuestra vida. ¿Qué hace real a lo que consideramos como tal? ¿Quién te dice que todo lo que conocemos no sea una simulación? Preguntas que jamás encontrarán respuesta y que sirvieron como pretexto para la creación de El show de Truman, una de las sátiras más magníficas jamás rodadas.

Truman Burbank es un treintañero típicamente americano que vive en la idílica localidad de Seahaven. La vida en esta ciudad costera es perfecta y llena de luz, salvo por un pequeño detalle: es el mayor plató de televisión jamás construido. La vida de Truman, desde su nacimiento a su madurez, ha sido retransmitida en vivo para todo el mundo sin que el propio Truman lo supiese. Lo que para él es la realidad, para todo el mundo es un show.

La idea que nace antes de la concepción de El show de Truman es una de las más potentes que se han plasmado jamás en pantalla grande. Hemos visto el cuestionamiento de la realidad en películas como Matrix o Memento, pero en ninguna cinta se aborda esta idea con tal ingenio. El show de Truman es una sátira despiadada y ácida sobre la verdad y todos los fanáticos que intentan apropiarse de ella. El papel que mejor representa es de Christof, interpretado por Ed Harris, un megalómano con ínfulas bíblicas que se cree con el poder de diseñar una nueva realidad para una persona que ni siquiera pudo decidir si participar en ella.

El show de TrumanVER EL SHOW DE TRUMAN EN NETFLIX 

Además, El show de Truman es una crítica al mundo de la televisión y la publicidad. A través de no muy sutiles escenas donde el mundo de Truman se vuelca en anunciar un producto vemos cómo el product placement se ha adueñado de los shows televisivos y condicionan el comportamiento del espectador. Quién no recuerda el sublime momento final en el que dos vigilantes de seguridad reaccionan al final del show preguntándose qué darán ahora en televisión. Y esas escenas fuera de la burbuja de Truman en las que vemos a todo el mundo deseoso de ver cómo continúa el show. El tratamiento que hace Weir del mundo  en el que vivimos es sencillamente magistral. No por nada es una película que no ha envejecido ni un solo ápice.

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Por muchos años que puedan pasar, la neurosis colectiva que suscita El show de Truman en todo aquel que se digne a verla jamás desaparece. La gran obra maestra de Peter Weir cumplió 22 años el pasado mes de junio y sigue con la misma fuerza con la que se estrenó. Una de las películas más geniales de finales de siglo.