Review de La Peste ‘Episodios 4, 5 y 6’ (2018): La Peste de lo Divino

La Peste

Tras analizar y desmenuzar los tres primeros episodios de La Peste, la nueva serie de Movistar + y la más cara de la televisión española, damos carpetazo a esta Primera Temporada con tres episodios donde la tensión va en decrecimiento pero, afortunadamente, deja la trama por todo lo alto y predispuesta para una futura continuación. Chicha hay, pero, ¿cumplirán las audiencias?

Review de La Peste ‘Episodios 4, 5 y 6’ (2018): La Peste de lo Divino

Atención: esta entrada contiene SPOILERS. Cuando llegó el presente año 2018 y vimos los, apenas, 12 días que transcurrían para el estreno de La Peste, la serie española con más presupuesto de la historia: 10 millones de euros, un gran sentimiento de escepticismo recorrió nuestro cuerpo, dado el gran riesgo que atesoraba una producción de este calibre. No ya solo por la dificultad de amortizar tal presupuesto, porque la factura técnica desplegada y los valores de producción la hacen ser un caramelo difícil de olvidar para otros mercados, sino por lo costoso de recrear un argumento que realmente cuajase con la temática y, también, el hecho de hacerlo original frente al torrente de series de época estrenadas a lo largo de la historia. Sin embargo el regusto es dulce, bastante de hecho, y las posibilidades de realizar una Segunda Temporada, al menos narrativamente, son más que plausibles.

La Peste (02)

Como recordaréis en la anterior review (esto de los anglicismos es una maravilla), donde analizamos los tres primeros episodios, la historia quedaba trabada en tres flecos: 1.- El principal, la búsqueda de Ledesma por Mateo (Pablo Molinero) Valerio (Sergio Castellanos) bajo encargo de la Inquisición2.- Los tejemanejes de Luis de Zúñiga y los gobernantes sevillanos. 3.- La fábrica de Germán y Teresa, tras el aparente suicidio del primero. Pues bien, los Episodios 4 y 5 básicamente recogen lo que cosechado y nos traen el desenlace de cada trama en cuanto al arco de acontecimientos determinado que se establece. Me explico, se descubre la identidad de la(s) persona(s) que cometían los asesinatos, se destapa el plan de Luis De Zúñiga y la intención de abrir el puerto de Sevilla durante un par de días y, por último, los gobernantes prohíben a Teresa regentar la fábrica de su difunto marido por, simple y llanamente, el hecho de ser mujer. Y hasta aquí a grandes rasgos, pues no hay grandes cosas que desmenuzar. Es en el Episodio 6 donde la serie destapa su auténtica naturaleza, que ya la había ido destapando poco a poco, y nos revela los giros de guion interesantes y que realmente invitan a una doble lectura entre líneas, que es donde radica el auténtico peso de la serie.

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Y es que La Peste no nos habla de la enfermedad como tal, sino de la pobredumbre y la mezquindad que asolaba el espíritu teóricamente puro de la clase alta residente; lo cuál es paradójico, ya que Sevilla era una de las ciudades más prosperas de la época, con, salvando el problema de la Peste, una economía sostenida en base a una corrupción idealizada hacia un Dios divino pero corrupto. Un Dios prostituido por las ideas del hombre y las acciones de los impuros, que no son otros que los vanagloriados Inquisidores que castigan a los que compartían sus mismas ideas, pero diferentes objetivos; como el personaje de Luis de Zúñiga. Un bicho putrefacto y disfrazado de oro que sube por el interior de nosotros mismos y nos mira en el instante más asfixiante de nuestra vida: la muerte. Una muerte encapuchada bajo el sombrero del perdón, del arrepentimiento, de la vergüenza y del miedo, que nos enfrenta hacia nosotros mismos y nos hace comprender el peso de nuestros auténticos actos, de los que nos enorgullecemos en condiciones normales.

La Peste, al igual que hizo en su día Crematorio y han hecho La Zona Vergüenza, ha supuesto un punto de inflexión en el panorama cinéfilo y televisivo actual, al menos por parte de los realizadores, la mayoría cansados de construir guiones solubles bajo una trama de encargo y con ganas de demostrar de una vez por todas que la madera de España supone la suficiente consistencia para competir con otro mercados internacionales. Un ejercicio de estilo y una súper-producción con todos los requerimentos, hecha para ser disfrutada para el espectador más casual como el más curtido, aunque centrada especialmente en el segundo -lo cuál se agradece-.

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La trama queda suspendida, a falta de una Segunda Temporada, con un Mateo herido por la Inquisición (los auténticos villanos de la historia, tal y como se observa al final) y recuperado, marchándose hacia el Nuevo Mundo; un Valerio encargado de la fábrica que un día regentó su padre, junto con su madrastra y una clase política atada a los deseos de la Inquisición y sus requerimentos, por la palabra y por la fuerza. Una Peste que nos corroe y que no es más que la mentira del hombre (no me refiero a Dios), escondida en todas esquinas esperando a ser desenterrada por un humilde campesino o un potente gobernante. Y es que el mal radica en todos sitios, y todos, desgraciadamente, podemos obrar mal. El bicho que nos persigue y nos hace más débiles, bajo la promesa de una fuerza opaca. La Peste de lo Divino.