Tras rebajar el hype brutal por la séptima temporada de Juego de Tronos con su primer episodio, seguimos con las reviews de esta nueva temporada en su segunda capítulo: Bajo la tormenta.
De un primer capítulo donde nos trazaban los caminos que a priori seguirían las diferentes tramas, pasamos a un episodio mucho más de transición, donde la mayoría de los caminos avanzan lentamente. Es lo que tocaba.
La entrada contiene SPOILERS a mansalva
Si en su antecesor comenzábamos con muerte, un toque muy característico de la serie, en éste empezamos con buenos diálogos, otra marca de la casa. El comienzo nos regala una brillante conversación entre Daenerys y Varys, donde la Madre de Dragones pone en duda la lealtad de La Araña. En serio, brutal conversación entre ambos y una de las razones por la que me encanta Juego de Tronos.
La trama de Daenerys avanza un poco más y nos reencuentra con un conocido personaje, Melisandre. Como se veía venir la sacerdotisa ha hecho contacto con nuestra Khaleessi, fomentando el más que obvio encuentro con Jon en Rocadragón, por cierto en esta reunión hay algún plano que me ha trastocado un poco. Para ello Tyrion le enviará una carta al Rey en el Norte en el nombre de Daenerys, y la reina recalca para prosternarse, ya sabemos quién parte aquí el cotarro. Tras esto se reunirán todas las aliadas del bando de Daenerys, discutiendo cuáles serán los primeros pasos hacia la conquista del Trono de Hierro. Tyrion cobra aquí un poco más de protagonismo contando su plan, la flota de los Greyjoy trasportará las tropas de Dorne y Altojardín al sur, para rodear Desembarco, mientras tanto el ejercito de Daenerys atacará Roca Casterly y para poner fin a las tropas Lannister.
Desde este punto pasamos a Jon, Sansa y Davos, que leen la carta que les ha enviado Tyrion y discuten si es buena idea ir o no, está claro que en primera instancia muy buena pinta no tiene. Pero la cosa cambia cuando el cuervo enviado por el bueno de Sam llega al Norte, trayendo las nuevas que descubrió en el anterior capítulo. Haciendo uso de ambas cartas Jon toma la decisión de ir él mismo (junto a Davos) a reunirse con la Reina Dragón. Esto a los señores del Norte, lógicamente, no les parece buena idea. Pero Jon consigue convencerlos y deja como regente a su hermana Sansa hasta su llegada.
Es curioso ver como en este punto de la serie los tres grandes bandos están gobernados por mujeres: Daenerys, Sansa (aunque no parece que durante mucho tiempo) y Cersei. Así que pasemos a la tercera reina que nos queda. Vemos como Cersei da los primeros pasos en su búsqueda de apoyos, apelando a la crueldad de Daenerys y lo que hizo con algunos de los señores de los esclavos en las Ciudades Libres. ¿Quizás intente decir que más vale malo conocido que bueno por conocer? En este punto también vemos algo muy interesante, y es cómo Jaime intenta convencer a Randyll Tarly (recordemos padre de Sam) para que se una a la reina, pues lo ve una pieza clave. Jaime intenta usar el patriotismo para captar el apoyo de Randyll, y parece que funciona en primera instancia.
Y Juego de Tronos sigue hilando los diferentes saltos entre tramas con maestría, si justo de acabamos de mostrar a Randyll Tarly, ahora pasamos a su hijo Sam. Pero no está solo el exguardia de la noche, como se vio en el episodio anterior, Jorah Mormont se encuentra en la Ciudadela intentando que le curen su psoriagrís. Parece que no hay esperanza para él, pero nuestro querido Sam intentará jugársela a una última carta con información que ha encontrado en un libro. Aun así, Juego de Tronos nos vuelve a dejar con la miel en los labios y no conoceremos aun el desenlace de la enfermedad de Sir Jorah.
Aquí pasamos a una de las cosas más interesantes del capítulo. Al parecer le han fabricado a la reina una potente ballesta que podría herir a un Dragón y llegar a matarlo, ¿tan simple? Pero no adelantemos acontecimientos dejaré este tema apartado un momento para hilarlo con algo que también me ha llamado la atención en el final. Tras esto, veremos a Arya que se reencuentra con un viejo amigo, Pastel. Éste le cuenta que ahora Jon es el Rey en el Norte, y esto hará a la joven cambiar su camino y partir rumbo al Norte para unirse a su hermano. Por el camino parece encontrarse a Nymeria junto a otros lobos de manera hostil, pero ésta no la reconoce. Finalmente Arya menciona que no es ella, ¿pero es quizás una manera de decirnos que Arya ya no pertenece realmente al Norte?
Y el plato fuerte lo dejamos para el final, la flota de los Greyjoy es interceptada por Euron, y asistimos a una impresionante batalla naval. Decir que las batallas de Juego de Tronos han mejorado muchísimo desde sus primeras temporadas, ya se vio lo impresionante que fue la Batalla de los Bastardos, y aunque ésta no llega a ese nivel, no deja de ser muy emocionante. Aquí Euron sale vencedor y mata a todas las Serpientes de Arena, siendo Theon el único que logra escapar; no se sabe del todo que pasa con su hermana. De esta manera asistimos a la primera derrota de Daenerys en poniente, y aquí traigo algo que se mencionó en el episodio anterior, Euron prometió un regalo a Cersei para conquistar su confianza. Todo parece indicar que esto será la cabeza de alguno de sus enemigos, obviando el Cuerno Dragón de los libros, lo que se ve más acrecentado aun con la ballesta anteriormente mencionada, y de ser así es una decisión que no me acaba de gustar, una ballesta como clave para vencer a los Dragones…lo veo demasiado simple.
Como conclusión, estamos claramente ante un capítulo de transición, aun así echo en falta más pasos en algunas de las tramas (de Bran ni hablamos), ya que las únicas que podemos decir que han avanzado más que otras son la de Daenerys, y quizás Arya por ese cambio de opinión repentin. No es un mal capítulo ni mucho menos y está muy claro que es lo que tocaba, pero se aleja bastante de la novedad que era el anterior.