Los efectos de la pandemia del Coronavirus se han disparado en los últimos días. Los países afectados restringen o prohíben la exhibición de películas y la situación se extiende a nivel mundial. Los efectos en taquilla son, claro, devastadores. Las consecuencias inmediatas, en una industria de inversiones millonarias, imprevisibles.

Estos días estamos viviendo una situación inédita en la taquilla cinematográfica a nivel mundial. Los efectos de Covid-19 y las medidas de precaución y contingencia aprobadas por muchos países han mermado, o directamente cancelado, la asistencia a los cines. La primera consecuencia son unas cifras muy bajas en la lista de taquilla de este pasado fin de semana. A nivel de taquilla norteamericana se trata del fin de semana combinado com menor taquilla desde 1995. El Top 10 apenas suma 50 millones.

Bloodshot debuta a nivel de taquilla mundial con 22.3 millones y un total acumulado de 25.6 millones mientras que el último film de Pixar, Onward, logra apenas 17.3 millones que por lo menos le sirven para superar los 100 millones. Con casi todos los grandes estrenos movidos a otras fechas podemos afirmar que estos dos films son los grandes perjudicados en este calendario.

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El hombre invisible añade 12.2 millones y y asuma 122.7 por lo que en este caso ya hizo buena parte de su taquilla antes de la situación actual. En números verdes y con una taquilla muy digna para el género puede decirse que, dentro de lo que caben, han salvado los muebles.  Por su parte Sonic the Hedgehog suma 5.4 millones, para un total de 306.5 millones mundiales, por lo que deberá esperar a los estrenos en China y Japón para elevar sus cifras finales.

Este panorama no tiene demasiadas probabilidades de mejorar durante las próximas semanas pero lo que más debe preocupar a los grandes estudios son los estrenos millonarios que suelen programarse en la campaña más exitosa del año: primavera-verano. Y el film que debería darnos una pista de por donde irán los tiros es Black Widow. Hace unos días ya se confirmaba el cambio de fecha de la siguiente entrega de la saga James Bond, y no debería extrañarnos un movimiento similar con el film protagonizado por Scarlett Johansson. Estamos hablando de una industria que basa su empuje económico inicial en la potencial reunión de cientos de personas en un espacio cerrado. No sólo debemos apuntar a los grandes estrenos de las próximas semanas sino a la idea de cuando será posible regresar a la normalidad. Dicho de otra manera: uno piensa en Black Widow y, a la vez, en los estrenos del próximo verano.

La próxima semana deberíamos recibir aún peores cifras ya que Estados Unidos, en el momento de la redacción de este artículo, está cerrando bares y lugares de ocio en Los Ángeles y escuelas en Nueva York. La industria cinematográfica se expone a un desplome total de los ingresos por asistencia ante una situación crítica inédita en la historia del medio. Cambios de fecha (en algunos casos tal vez inusualmente lejanos prefiriendo un buen fin de semana de estreno) y estrenos directos en alguna plataforma digital, buscando minimizar pérdidas, deberían ser los primeros movimientos.

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