Crítica de La Liga de la Justicia (2017): Los Superhéroes resisten el Ataque de los Ejecutivos

justice league La liga de la Justicia dc

AÑO: 2017 | TÍTULO ORIGINAL: JUSTICE LEAGUE | TÍTULO EN ESPAÑA: LA LIGA DE LA JUSTICIA | DIRECCIÓN: ZACK SNYDER | PRODUCCIÓN: CRUEL AND UNUSUAL FILMS, DC ENTERTAINMENT, WARNER BROS | GUION: CHRIS TERRIO Y JOSS WHEDON, SOBRE UNA HISTORIA DE ZACK SNYDER Y CHRIS TERRIO | FOTOGRAFÍA: FABIAN WAGNER | MÚSICA: DANNY ELFMAN | REPARTO: BEN AFFLECK, HENRY CAVILL, GAL GADOT, EZRA MILLER, JASON MOMOA, RAY FISHER, JEREMY IRONS | GÉNERO: FANTÁSTICO | DURACIÓN: 121 MINUTOS

El largo y tortuoso camino que ha supuesto la primera adaptación al cine de La Liga de la Justicia (el grupo de superhéroes de la editorial DC, creado en 1960 por Gardner Fox) ha dado más carnaza a la prensa cinematográfica que filmografías enteras. Desde el abortado proyecto de George Miller en 2007 (Justice League: Mortal), pasando por la propuesta desesperada a Christopher Nolan cuando terminó su trilogía de El Caballero Oscuro, hasta llegar al proyecto actual (2017), iniciado por Zack Snyder pero finalizado por Joss Whedon tras la salida del primero por una tragedia familiar. El caso es que la película ha adquirido un aura de malditismo que seguramente se consolidará debido a una más que segura respuesta dividida de crítica y fans.

Y es que da la sensación de que cuando se inició el rodaje, Warner ya no confiaba en Zack Snyder para llevar la nave a buen puerto. Batman v Superman (esa joya incomprendida del cine de superhéroes) había sido vapuleada por la crítica un par de meses antes, y aunque en taquilla salvó los muebles, no consiguió cubrir las expectativas de llegar al menos a los 1000 millones de dólares mundiales. Pero la preproducción de La Liga de la Justicia estaba ya muy avanzada y no había forma de pararla o sustituir a Snyder sin caer en una crisis de imagen internacional. Los productores, eso sí, pidieron al director que recondujera el tono a algo más asequible para el espectador medio, más ligero y luminoso.

Tras un primer montaje que no convenció al estudio, se contrató a Joss Whedon para escribir escenas adicionales, y cuando Snyder se retiró del proyecto por su problema personal, quedó claro que definitivamente el estudio apostaba por un cambio de rumbo dando a Whedon (autor, no olvidemos, de las dos películas de Los Vengadores, la referencia a la que aspira Warner) la dirección de dichas escenas.

el tono resulta equilibrado entre el humor, la épica e incluso algunos momentos dramáticos

Con tal montaña rusa por historial, sería arriesgado esperar que La Liga de la Justicia resultara ser un producto mínimamente sólido y coherente, y sin embargo, el milagro se produce. La película es un absoluto disfrute para aficionados a los cómics DC, al género de superhéroes y al cine espectáculo en general. Una historia sencilla y directa que permite a cada uno de los superhéroes del grupo tener sus momentos de gloria, una dinámica muy acertada entre todos ellos, unas escenas de acción espectaculares sin ser soporíferas… Incluso se permite el lujo de tocar fugazmente ciertas reflexiones sobre temas interesantes, aunque huya de la complejidad y dramatismo de Batman v Superman. A cada personaje se le concede un trayecto de evolución que se completa gracias a la relación entre ellos.

Por otro lado, hay que decir que no ha llegado a producirse la tan cacareada “marvelización” de DC: tiene más humor que su antecesora, por supuesto (ya que aquella apenas se permitía un par de respuestas jocosas en más dos horas y media de metraje), pero el tono resulta equilibrado entre el humor, la épica e incluso algunos momentos dramáticos. Además, el humor surge de manera natural, ya sea por la personalidad del personaje de Flash (que es el que más chascarrillos aporta, tal como ocurría en la famosa serie animada de Bruce Timm) o por situaciones concretas. No veremos, en cambio, que se ridiculice a los personajes o se parodien los acontecimientos, como ocurría en la reciente Thor: Ragnarok.

Visualmente tampoco se aprecia un giro evidente hacia el estilo más luminoso y colorido de la competencia. No es tan opresivamente oscura como Batman v Superman, pero La Liga de la Justicia sigue pareciendo una película de Zack Snyder, con todo lo que ello significa. El tono visual es predominantemente oscuro, con una fotografía granulada, en la línea de las películas anteriores.

Hay que recordar que esta estética va acorde con el planteamiento del universo DC ya desde su arranque en El Hombre de Acero; la idea de que los superhéroes son figuras luminosas en medio de un mundo oscuro. La esperanza en medio de la oscuridad. Y por si quedan dudas, no hay más que prestar atención al fabuloso diálogo sobre la oscuridad que pronuncia Wonder Woman, casi a modo de reivindicación de la diferencia que supone este universo DC. Y bendita diferencia, porque aunque todos disfrutemos con la diversión intrascendente, aunque efectiva, de Marvel, ¿quién quiere ver lo mismo una y otra vez?

Sin embargo, no todo son buenas noticias, porque esta película dista de ser perfecta. Tiene tres problemas principales bastante evidentes:

El primero, que viene siendo una constante en las últimas muestras del género, es un villano bastante ramplón. Este Steppenwolf completamente digital (¿por qué el miedo a usar un actor maquillado?) cumple su función en la trama sin demasiada pena y ninguna gloria, e incluso se ve eclipsado por sus esbirros, los parademonios, cuyo diseño y presencia se hace más amenazante y atractiva. Incluso tienen una historia previa interesante y toman parte en la resolución.

se echa en falta algo más de contexto para los nuevos personajes

Otro problema, quizás menor dependiendo de la importancia que le dé cada espectador, es algunas deficiencias técnicas: ya hemos hablado del aspecto digital del villano, pero hay algún otro momento de CGI mal ejecutado (aunque no es la tónica general). Especialmente llamativa resulta una secuencia de diálogo entre Henry Cavill y Amy Adams en que se aprecia el borrado digital del bigote que llevaba el actor por estar compaginando el rodaje de la nueva Misión Imposible. Puesto que esta escena es una de las rodadas adicionalmente por Whedon, es comprensible que hayan tenido menos tiempo para pulirla, pero se debería haber hecho un esfuerzo mayor.

Por último, el problema que yo considero más importante, la madre del cordero. Lo que hace que esta Liga de la Justicia se quede en una buena película de superhéroes más, cuando podría haber sido una de las mejores: el montaje.

Cuando salieron las noticias de que la película duraría sólo dos horas, algunos se preguntaron si no sería demasiado poco. Por supuesto, tal cosa no se puede valorar en vacío, porque cada historia tiene un ritmo y unas necesidades narrativas. Pero una vez vista la película, queda claro que ha habido tijeretazo del bueno, y todo parece indicar que propiciado por unos ejecutivos que quieren programar más sesiones en los cines y después vender una versión extendida en formatos domésticos. El caso es que da la sensación de estar viendo una película de dos horas y media reducida de manera algo forzada a dos.

Así, el ritmo se nota apresurado, entrando “a capón” en algunas escenas que piden algo de tiempo para respirar, para crear atmósfera, para coger aire de todo lo que va pasando. También faltan algunos momentos de enlace entre determinados acontecimientos. Y no es problema de guion, porque algunas de esas escenas sabemos que existen por los tráilers. Por ejemplo, el ya famoso momento en la que Alfred ve a Superman tras su vuelta, ha sido eliminado de la película, y creo yo que provoca un problema narrativo, que no detallaré para no destripar el argumento.

con sus aciertos y sus errores, merece la pena verse en cines

También se echa en falta algo más de contexto para los nuevos personajes (Flash, Cyborg y Aquaman). No creo que fuera necesaria una película previa de cada uno de ellos, pero sí alguna escena más (y nuevamente, sabemos por los trailers que existen).

En cuanto a la música de Danny Elfman, por mi parte agradezco la vuelta a la orquestación, pero creo que la película daba la oportunidad de una música más épica, Elfman consigue acompañar eficazmente, pero no resulta memorable. En cuanto al uso de los temas clásicos del Batman de Burton y el Superman de Donner, sin duda sus icónicas notas resultan emocionantes para los fans, pero resultan algo extraños aplicados a estas versiones de los personajes. Quizás hubiera sido más adecuado apuntarlos como guiño y usar el resto del tiempo los temas de las películas anteriores.

En resumen, una película que ofrece muchos elementos atractivos, y que resulta un entretenimiento de primera categoría. Sin embargo, es una pena que los directivos de Warner hayan vuelto a meter la zarpa por torpeza o por codicia, y que uno se quede con la sensación de que ha visto una versión algo “aguada” de lo que podía haber sido muy grande.

Sólo nos queda encomendarnos al mercado doméstico con la esperanza de su publicación, pero mientras tanto no me cabe ninguna duda de que esta Liga de la Justicia, con sus aciertos y sus errores, merece la pena verse en cines.

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Reseña
La Liga de la Justicia
8
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Perdidamente enamorado del cine desde que vi E.T. con 6 años. Creo que aún no he salido de aquel bosque donde Elliott se despidió de él. Al fin y al cabo, nos dijo "estaré aquí mismo"... Y como diría Umbral, "he venido a hablar de mi libro": no os spoileo nada si digo que es sobre el cine fantástico de Spielberg: https://www.amazon.es/Cine-fant%C3%A1tico-Spielberg-Nuevo-Ensayo/dp/8490551766/ref=sr_1_2?s=books&ie=UTF8&qid=1532042996&sr=1-2&keywords=spielberg
la-liga-de-la-justicia-2017Motivado por la fe que había recuperado en la humanidad e inspirado por la acción altruista de Superman, Bruce Wayne recluta la ayuda de su nueva aliada, Diana Prince, para enfrentarse a un enemigo aún mayor. Juntos, Batman y Wonder Woman se mueven rápidamente para intentar encontrar y reclutar un equipo de metahumanos que combata esta nueva amenaza. El problema es que a pesar de la formación de esta liga de héroes sin precedentes –Batman, Wonder Woman, Aquaman, Cyborg y Flash– puede que sea demasiado tarde para salvar el planeta de una amenaza de proporciones catastróficas.