Año: 1992 | Dirección: Paul Verhoeven | Producción: Alan Marshall | Guion: Joe Eszterhas | Fotografía: Jan De Bont | Reparto: Sharon Stone, Michael Duglas, Jeane Tripplehorn | Género: Thriller | Duración: 2h 07 min
HACE VEINTICINCO AÑOS PAUL VERHOEVEN PRESENTÓ SU POLÉMICO INSTINTO BÁSICO. UN FILM CONTROVERTIDO POR LA COMBINACIÓN DE VIOLENCIA Y SEXO EXPLÍCITOS. SIN SER SU MEJOR TRABAJO, ESTE THRILLER ERÓTICO LE PERMITIÓ AL DIRECTOR SEGUIR EXPLORANDO MUJERES CAPACES DE MIRAR DE TÚ A TÚ A SUS CONTRAPARTES MASCULINAS.
Para llegar a Instinto Básico, Verhoeven, en su natal Holanda, había presentado en 1983 El Cuarto Hombre; un filme que además de llevarlo a Hollywood presentaba ya ciertas características que sus protagonistas femeninas seguirán desarrollando a través de su obra. Mujeres sofisticadas, hermosas, brillantes, fuertes, independientes, adineradas, seductoras, sexuales y peligrosas. Catherine Tramell (Sharon Stone, perfecta) es en Instinto Básico consciente de ello. Graduada en Literatura y Psicología, ella está claramente empoderada de su propio ser, y su inteligencia superior la aventaja en el juego que Verhoeven la enrola. Catherine es considerada por la policía de San Francisco como la principal sospechosa del sanguinario asesinato de su amante, un celebrado exroquero, exactamente como ella lo describe en Love Hurts, uno de sus bestsellers.
A través de este caso, el detective Nick Curran (Michael Duglas) entra en acción. En la búsqueda de nuestra sospechosa, Nick primero conoce la pareja de esta: Roxi (Leilani Sarelle). El director muestra el lado bisexual de Catherine. La musicalización y los paisajes recuerdan a Vertigo (Hitchcock, 1958), pero es por medio de planos vista de pájaro, tan recurrentes en la filmografía del gordito inglés, que nos enteramos de la situación del detective Curran. Nick es un alfa, y claro el miedo, el peligro y las señales de alerta son para otros. Su compañero es Gus (George Dzundza), uno de los pocos que interactúa con este lobo estepario llamado Nick Curran. Gus además de escudero y portavoz, es el que expresa en voz alta los pensamientos de su líder. Lo rudimentario de la naturaleza de los detectives es puesto en evidencia cuando Verhoeven instrumentaliza el deportivo como lo enseñan en los libros de cine otorgándole a la sospechosa el poder sexual en esta narración.
En el primer cara a cara entre los protagonistas, el carácter de la escritora queda manifiesto. Sus respuestas claras, simples y de afilado humor hacen que las muecas de los tipos que la miran desde arriba se entiendan como: “inteligente, bonita, adinerada: extraterrestre”. O puta, como todas las mujeres de vida sexual activa y fuera de todo complejo al que normalmente son sometidas las de su calaña. Muy a pesar de nuestros antihéroes, ella supera al dueto masculino en todos los sentidos. Conoce a Nick mejor que él a sí mismo; está al tanto de los móviles por los cuales el detective Curran es llamado “tirador”; sabe al detalle que la principal debilidad de este hombre es su falta de autocontrol. Por supuesto que entiende que como macho alfa, en Nick es fuerza, instinto y la violencia lo preponderante , y que por ello fracasarán sus intentos de ordenarse la vida. Ella empieza a jugar. Él es demasiado ´básico´.
Y sí, aunque el detective Curran intente salvarse de sí mismo, trabajando para dejar de lado sus inclinaciones al tabaco, el alcohol y a la cocaína, que le han dejado más que resacas, le falta ese punto medio entre la estupidez y la cobardía: él carece de la valentía y la templanza necesarias para lograrlo. Esas «aficiones» y las situaciones a las que lo han venido llevando son las que le tienen en medio de un tratamiento psiquiátrico con la Dr. Beth Garner (Jeane Tripplehorn), la otra cara de la moneda de Catherine, con la cual Curran mantiene una relación. Por medio de la Dr. Garner, el director nos muestra a esa mujer que inteligente, capaz y bella pero insegura de sí misma, y que por ello sigue prolongando la dominación patriarcal. Beth aparece ninguneada, entregada, humillada y maltratada por cuanto enamorada de Curran. Por supuesto que Beth y Catherine son enemigas, pero no por Nick Curran. Y ese es el gusano del tequila.
Verhoeven enfrenta las dos visiones de mujer moderna de la que tenemos razón en el cine tal vez desde que vimos a Marlene Dietrich como Lola Lola en El Ángel Azul (Josef von Sternberg, 1930). En Instinto Básico vemos a una mujer que se siente libre, y la que de verdad lo es. Tal vez no sea el mejor filme de Paul Verhoeven, sus errores son evidentes, pero, fue su segundo paso en el camino que lo ha llevado hasta la galardona Elle (2016).
Crítica de Elle (2016): Retrato vengativo de la perversión humana
No obstante, no deja de ser anecdótico que precisamente sea él, que presenta a mujeres fuertes, dominantes y decididas, el que deja Catherine como la bruja de su narración. Como tampoco que se haya metido en la polémica con Sharon Stone por la archifamosa toma del cruce de piernas no consensuada.