TERCERA Y ÚLTIMA ENTREGA DEL ESPECIAL DE GRANDES MAQUILLAJES QUE SE QUEDARON SIN NOMINACIÓN AL ÓSCAR. NOS HEMOS CENTRADO EN CLÁSICOS DEL TERROR QUE INCLUSO TRIUNFARON CON VARIOS PREMIOS… TODOS EXCEPTO MAQUILLAJE. TE VA A PARECER MENTIRA CÓMO SE LES HA PODIDO OLVIDAR ESTOS CINCO ICONOS DE LA HISTORIA DEL CINE. NO SOLO HAY VILLANOS DE MIEDO, TAMBIÉN DE LA CIENCIA FICCIÓN Y HASTA CAMBIOS DE SEXO.
Pesadilla en Elm Street (Kathryn Fenton y RaMona Fleetwood)
Si Pinhead cerraba nuestro anterior repaso, Freddy tenía que comenzar el nuevo. Podríamos pensar que el terror es uno de los géneros donde el maquillaje se puede lucir más. Pues sí, pero por lo visto solo lo pensamos nosotros. La Academia desde luego que no. En toda la historia de la categoría sólo se ha otorgado a dos películas de terror: Hombre lobo y La mosca. Dos veces y media si contamos al Drácula de Coppola. Y pese a todo, el cine de miedo es el que más imágenes icónicas nos ha legado en este apartado. Y si hay un villano reconocible por su maquillaje, ese es Freddy Krueger (Que sí, que ya lo sé. Que también está Tim Curry caracterizado de payaso infernal. Cierto, lo que pasa es que técnicamente It era una miniserie).
Destripando el Slasher: La Matanza de Texas (1974-2017)
La leyenda sobre cómo crearon al asesino onírico de Wes Craven es tan maravillosa como absurda e inverosímil. El departamento de maquillaje no tenía ni idea de lo que quería el director. Se les echaba el plazo encima y aún no tenían una propuesta para presentarle a Craven. Se reunieron hasta tarde y seguían sin encontrar a Freddy Krueger. Así que se les hizo tarde, llegó la hora de cenar. Pidieron comida a domicilio. Llegó el repartidor y cuando abrieron la caja allí estaba la cara del asesino: La pizza Margarita. Verdad que no hay quien se lo crea y, aún así, ojalá hubiera sido cierto? La verdad es que Freddy tiene la cara quemada, exactamente como dice en el guión que lo tiene. Vamos, que al menos tenían por dónde empezar.
El caso es que Pesadilla en Elm Street se ha convertido en una de las sagas más famosas del cine. Su protagonista, a su vez, pertenece a la monarquía del cine. Porque Wes Craven supo hacer suyo el Slasher y darle una personalidad arrolladora (y diez años después volverá a hacerlo con Scream). Porque Robert Englund supo dar al personaje un carisma y personalidad que lo hacen único. Y porque el maquillaje, la garra y el jersey a rallas es un icono tan famoso y reconocible como las orejas de Mickey Mouse o la máscara de Darth Vader… o la pizza Margarita.
El exorcista (Dick Smith y William A. Farley)
Pocas veces un título ha conseguido que uno de sus elementos sobrepase a su propia película. Y desde luego que el primer ejemplo que se nos viene a la cabeza es El Exorcista. La niña del exorcista no es sólo un personaje, es ya una categoría en sí misma. Generalmente llevado a la parodia, es uno de los personajes tipo del terror. Lo hemos visto en todas las casas del terror, en Carnaval, en Halloween, en televisión, imitada por humoristas, por Los Simpsons… Es parte de nuestro legado como cultura.
La caracterización que crearon Smith y Farley podemos catalogarla de muchas maneras: Visionaria, icónica, trascendente, llamativa, espectacular. De mil formas, excepto sutil. No… sutil no fue si tenemos en cuenta que William Friedkin pretendía jugar con el equívoco, con la ambigüedad. ¿Está poseída por el demonio? ¿Está enferma mentalmente? ¿Es producto de su imaginación? ¿Alguna dolencia psicomática? ¿Las fuerzas del mal se han adueñado de ella? Esa es la idea principal de la película, que sea el espectador quien tome la decisión final de lo que ha visto. Ahora bien… se les fue la mano a los maquilladores. No lo critico. Es asombroso lo que hicieron.
Linda Blair es una de las imágenes más reconocibles de la historia del cine… pero se pasaron cuatro pueblos. El caso es que funciona. No debió tenerlo tan claro Friedkin con la propuesta que le ofreció el equipo de maquipelu pero apostó por el «Más es más» y el resultado no pudo estar más afinado. Y tanto que consiguió toda una proeza: Que una cinta de terror obtuviera diez nominaciones al Oscar, incluyendo Película y director. Era el momento perfecto para que su caracterización se hubiera llevado una mención especial (faltaba diez años para que maquillaje fuera una categoría fija)
Dick smith consiguió el Oscar en cuanto tuvo la ocasión. Amadeus fue la quinta película en obtener este premio desde que es categoría fija. En 2012 se sumó a la exigua lista de maquilladores honrados con el Oscar honorífico a toda una carrera: La que incluye Scanners, El Ansia, La muerte os sienta tan bien y El extraño caso del Dr. Jeckyll y Mr Hyde
BrainDead (Marjory Hamlin)
¿Cómo no amar a una película que se publicitaba como poseerora del record al mayor número de higaditos de pollo gastados en un rodaje? Como no adorar al guasón que la retituló «Tu madre se ha comido a mi perro» en España? ¿Cómo no adorar a Peter Jackson por haber contratado a Diana Peñalver para co-protagonizarla? (que además se pasa toda la película con cara de no saber muy bien qué pinta allí) ¿Cómo no postrarse ante la considerada mejor película de género gore de toda la historia? Y con razón.
Ahora te sonará extraño, pero hubo una época en la que Peter Jackson no era el director adorado por la industria, multigalardonado, ultramillonario y taquillero, pero también acomodado y repetitivo. Hubo unos años en los que el joven cineasta neozelandés era fresco, descarado, vibrante, imaginativo y con ganas de comerse el mundo… literalmente.
Forjado en festivales de género y videoclubs, se labró un fandom que supo ver antes que nadie todo lo que Jackson era capaz de hacer. El cine gore vivió su época dorada a principio de los 90. Nos podrá parecer un género difícil, pero nació con el propio cine. A Griffith se le fue la mano con la violencia explícita en Intolerancia y sus dos decapitaciones y, por encima de todos, Buñuel se consagra con el ojo rasgado de Un perro andaluz. El nuevo siglo vio los coletazos del Gore en Hostel, Saw y La pasión de Cristo, pero nadie entendió el género como Peter Jackson: A cada momento sangriento, añadió un chiste, de manera que el espectador pide más y más sangre para poder reir a carcajadas. Nada menos siete maquilladores, prostéticos y peluqueros tuvo Hamlin a su cargo para llevar la película a cabo. Y pocos me parecen.
Puede que ninguno de ellos pensaran que Braindead les supondría más que un par de meses de trabajo, tampoco muy bien pagado. Pero no, la película le abrió el camino a prácticamente todos ellos en Hollywood: Matrix, Misión imposible, La máscara, Alien Covenant, Lobezno o El piano fueron algunos de los títulos que les requiereron gracias a su mítico trabajo en BrainDead. Pero por encima de todos, la más agradecida a Peter Jackson fue Hamlin. Volvió a llamarla para El señor de los anillos, la comunidad del anillo y ahora sí. Por fin obtuvo el Oscar que se merecía desde Tu madre se ha comido a mi perro.
Tootsie (George Masters)
Si eres varón y estás leyendo esto ahora mismo, seguramente te hayas disfrazado de mujer en algún momento de tu vida. Ya sea la excusa de carnavales, de la fiesta de fin de curso o de Halloween. O del “estaba tan borracho que no sabía lo que hacía». Todo vale para subirse a unos tacones. No sé qué será. Si fetichismo, si subvertir el orden establecido, si curiosidad por saber que es algo tan cercano pero percibimos como tan ajeno… el caso es que es infinitamente más común ver a un hombre disfrazado de mujer que al contrario.
Tootsie puede que sea el cambio de género más mítico de la historia del cine. Vale, no me olvido de La señora Doubtfire. Por mucha humanidad que Robin Williams dotara a su niñera, no dejaba de ser Robin Williams haciendo una “Robinwilliamsada”. El era el personaje, la estrella. El disfraz al final, era lo de menos. Además, Señora Doubtfire se llevó de calle el Óscar al mejor maquillaje.
Diez años antes de que Tootsie acaparara nada menos que 11 nominaciones al Oscar, España presentó a los Oscars Mi querida señorita. La verdad es que por mucho que la película de Jaime de Armiñán sea impresionante, poco tenía que hacer contra Buñuel y su Discreto encanto de la burguesía. José Luis López Vázquez interpreta a un varón al que la madre ha hecho creer que es una mujer. Lo que crea el actor fetiche de Berlanga está fuera de este mundo. Es una mujer, en la forma de moverse, de andar, de gestualizar, en todo. Todo olvidas completamente de que es un hombre al que habíamos visto un millón de veces. Y no hay que quitarle mérito al departamento de maquillaje, que es el apoyo perfecto a una de las mejores interpretaciones que se han visto en una pantalla.
Hacen de López Vázquez una mujer amargada por fea y a la que le avergüenza tener que afeitarse a diario. Pero una mujer al fin y al cabo. De los pies a la barba. Imposible que los Oscars hubieran nominado al maquillaje de una película extranjera sobre un cambio de sexo, pero un año después de Tootsie tenían una oportunidad de oro al año siguiente con Yentl. Pues en 1983 ni siquiera se entregó el premio. Ni nominaron el maquillaje de Linda Hunt en El año que que vivimos peligrosamente ni el de Eddy Redmayne en La chica danesa. A los academia le priva un cambio de sexo, eso no lo niega nadie. El “pero” es que el mérito les parece exclusivamente interpretativo. Y no, no es sólo suyo.
Terminator (Jeff Dawn)
Cuando hablamos del paso de Terminator por los Óscar, hay que recordar que ha tenido cuatro premios de seis nominaciones. Eso sí. De las cinco partes de la saga, la segunda es la que reúne todas las candidaturas y estatuillas. Ya sabemos que Terminator 2 fue un hito que cambió la forma de hacer y concebir el cine (y ya hablamos de ella en el especial de efectos visuales).
Grandes trabajos ignorados en los Oscars: Efectos especiales (Vol. II)
Pero por pura matemática, Terminator 2 no habría existido sin Terminator 1. Es una buena película. Mucho. ¿A la altura de su secuela? Bueno… yo no diría eso, pero es buena a rabiar. ¿Original? Eso ya no tanto. Es más, perdió un juicio por plagio contra Harlan Ellison. Parece ser que Terminator no se contentó con copiarle un relato. Eso para Cameron no es nada. El lo hace todo a lo grande y le copió tres.
Pero como dijo Eugeni D’ors, todo lo que no es tradición es plagio. Y como dijo el mismísimo Picasso, la diferencia entre un buen artista y un genio, es que el genio copia mejor. Cameron se ha aferrado a esa frase como si no hubiera un mañana, y desde luego que quiso ser más genio que nadie. Así que Terminator coge un poco de aquí, una mijita de otro lado, una pizca de más allá… y el resultado es uno de los mayores iconos de la historia del cine.
¿Cuál es la imagen que tenemos todos en la cabeza del robot biológico? Aquella en la que le falta media cara y se ve la estructura artificial a modo de esqueleto. Pasemos por alto el horripilante animatronic que usaron la primera vez. El mérito reside en el portentoso maquillaje creado por Dawn, que vio su esfuerzo recompensado a la segunda (fue uno de los cuatro Oscars de Terminator 2). Pero no todo han sido alabanzas por parte de la academia. Es el único maquillador del que hemos hablado dos veces en estos especiales.También fue ninguneado por Desafío Total, de la que hemos hablado, y por De pelo en pecho. Y también por Batman y Robin, por supuesto que sí. Al Cesar lo que es del Cesar, y al Oscar lo que es del Oscar.
Y así cerramos la última entrega de los Grandes maquillajes míticos, icónicos, eternos… ninguneados en los Oscars. Parafraseando a T-800 con una cita no menos memorables:
Volveré