La reciente llegada a Filmin de esa pequeña maravilla que es Halt and Catch Fire, y estos días de reclusión casera, inspiran este artículo en el que tratamos de condensar los motivos por los que esta seria podría convertirse en una de tus favoritas. Sin spoilers, claro.
Halt and Catch Fire se estrenó en la AMC (Mad Men, Breaking Bad) en 2014 y finalizó en 2017 tras 4 temporadas, 40 episodios y una constante de buenas críticas que, junto a unas audiencias tibias, le han conferido un halo de serie de culto. Ambientada en los años ochenta, con la creación de la informática y las comunicaciones tal y como las conocemos hoy en día, y con unos personajes extraordinarios, Halt and Catch Fire podría ser tú serie y aún no lo sabes. Te contamos porqué. Insistimos, sin spoilers, garantizado:
–La serie tiene los episodios y temporadas justos. Ni más, ni menos. Probablemente fue la feliz coincidencia de la habitual amenaza de la cancelación y la necesidad de terminar pero Halt and Catch Fire tuvo el tiempo justo para contar su historia y a la vez para no caer en -aún más común en TV pretérita- la prolongación innecesaria de una serie redonda. Hablamos, pues, de 4 temporadas y 40 episodios de unos 45 minutos de duración. Ah, y no sobra ni uno.
–Tiene un McGuffin genial. Porque sí, totalmente sí, la temática tecnológica lo es. Y es un McGuffin la mar de entretenido: Halt and Catch Fire se centra en los años de eclosión del ordenador personal y la inminencia de la conexión de estos a todo y a todos. Los personajes lo saben, lo huelen, y se encaminan a ello. La serie ocurre en paralelo a la historia real (IBM, Apple, Microsoft etc), participando en ella, pero sin entrar jamás a intervenir decisivamente en la misma. Ayuda a creer que aunque sea una ficción, pudo haber ocurrido.
–Decíamos que la tecnología es un McGuffin porque en realidad trata sobre personajes. Los cuatro protagonistas están interpretados por unos Lee Pace (El Hobbit), Mackenzie Davis (Blade Runner 2049), Scoot McNairy (Narcos Mexico) y Kerry Bishé (Argo) en estado de absoluta gracia. En su versión catódica interpretan a Joe MacMillan, un visionario, a Cameron Howe, una programadora brillante, a Gordon Clark, un ingeniero desmotivado y a Donna Clark, esposa de Gordon y la única que, al inicio de la serie, ha aceptado a rehuir de los sueños de su esposo.
La evolución de los cuatro, a lo largo de toda la serie, es sublime y por encima de todo orgánica: responden directamente a todo lo que les ocurre, creando nuevas versiones de si mismos, no siempre del agrado siquiera del espectador. Y todos ellos, en especial un par que no desvelaré, son maravillosamente enigmáticos y a uno le apetece rascar la pantalla de la TV para averiguar qué demonios están pensando. Suena a clickbait barato pero allá voy: no te creerás como acaban estos conforme avanzan los episodios. No lo sabes.
–Es una serie que no rehuye de las emociones pero jamás apuesta por ellas como reclamo. No es un culebrón. Esto es una industria injusta, caníbal y durísima. A veces se convierten, directamente, en villanos buscando su propia salvación. Pero los guionistas jamás se olvidan de la respuesta emocional ante cada victoria y cada fracaso. Que cada uno elija a su personaje favorito. Yo tengo el mío. No digo cual es. Pero lo miro en la foto de arriba y me apetece repetir, ya mismo, Halt and Catch Fire.
–Y todo esto tiene, por supuesto, su explicación en el equipo que hay detrás de la serie: creada por Christopher Cantwell y Christopher C.Rogers, y con guionistas como Jason Cahill (Los Soprano), Zack Whedon (Deadwood y, por supuesto, hermano de Joss) o Davhi Waller (Mad Men). La calidad media de los guiones y diálogos es excelente y, sobre todo, sostenida.
–La ambientación ochentera (empezamos en 1983) es certera, realista, lo suficiente como para despertar la nostalgia pero lo justo para no caer en terreno Stranger Things. Aquí no hay una sobredosis estético-musical de elementos del año en cuestión. Los personajes viven en 1983, no en una versión idealizada del mismo. Eso sí, suenan algunos hits del momento (siempre se agradece), y la fotografía juega la carta del exceso de grano, y colores acorde, jugando con la sensación de que realmente estamos en los años 80.
–Halt and Cath Fire no deja de mejorar. Año tras año. Así que si la primera temporada te parece notable, espérate a las siguientes. Además cada temporada tiene su historia, su enfoque, los personajes viven diferentes momentos de sus carreras y al final tienes de todo: pequeñas y grandes empresas, pequeños y grandes proyectos, decepciones y alegrías, éxito y fracaso. Alianzas, traiciones, decepciones y muchos momentos que…Oh, esto merece el siguiente, y último, punto.
–Halt and Cath Fire es una serie profundamente vital. Cada personaje respira, en sus diálogos, en sus interpretaciones, su estado emocional por lo que nunca llegas al convencimiento que estás viendo una serie sobre ordenadores. Esa disparidad de personajes, los cuatro que comentábamos hace nada, ofrece un abanico de reacciones vitales que garantiza nuestra empatía con uno o varios de esos personajes. Y a la vez, claro, nuestra inquietud ante otros. Como la vida misma. Exacto, eso es, Halt and Catch Fire es un pedazo de vida, si se me permite esta breve cursilada.