Durante muchos meses hemos empezado ya a mirar el calendario poniendo el ojo en la primera quincena de octubre. Desde hace ya muchos años, somos asiduos espectadores a uno de los festivales más especiales que existen: El Festival de Sitges.
Texto redactor por Joan Céspedes.
En el año 1968 la pequeña localidad de Sitges (Barcelona) acogió por primera vez el Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya. Por lo tanto ya tienen en sus alforjas de viaje 50 ediciones que demuestran lo arraigado del festival.
Uno sigue asombrándose del modo en el que el pueblo se vuelca estos días con un tipo de turista muy diferente a lo que es habitual para una localidad de poco más de 25.000 habitantes y que durante diez días inunda el paseo marítimo, los cines, las exposiciones locales y por supuesto hoteles, apartamentos e incluso restaurantes. Aunque estos días el público general viene a ver el máximo de películas y deja en un plano de casi fundido a negro el arte culinario tan rico en Sitges. De hecho me cuentan de un pequeño restaurante que lleva comida a domicilio y que desde hace unos años te llevan también el pedido a la misma cola del cine en la que te encuentres.
Y digo esto porque venir al festival de Sitges es venir a disfrutar de películas y también a sufrir algunas. Tampoco nos podemos olvidar de las colas, lo normal para el público general, 1 hora mínimo. En el caso de la prensa tampoco nos libramos aunque el tiempo quede reducido a la media hora de cola bajo el sol o en alguna pequeña carpa.
Hoy jueves es el primer día del festival. Aunque la Gala de Inauguración tenga lugar por la tarde, desde muy pronto ya encontramos el movimiento por la ciudad. Algunos llegaron ayer noche y otros lo hacemos a primera hora de la mañana. El centro neurálgico es el Hotel Melià, allí nos encontramos con el Auditori que es la sala más grande del festival con una capacidad de 1.384 butacas. También encontramos las taquillas generales del festival con algunas entradas de última hora y con aquellos que se acercan para vender una entrada que les ha quedado colgada.
Y lo primero que vemos es uno de los aspectos que últimamente diferencia a este de otros festivales. Una sesión de matinales para las escuelas de la zona. Este año la película escogida para los pequeños es Yo-Kai Watch La película. Se trata de una producción Japonesa de hora y media que dirigen Shinji Ushiro y Shigeharu Takahashi. Os aseguro que las caras de los niños al salir era de pleno gozo. Y como dice mi amigo Samuel, de aquí puede salir un Balaguero, un Segura, un De la Iglesia, menos un Bayona que no le gusta mucho.
Ya en la cola de la pimera película del festival nos aventuramos a ver el último trabajo del mexicano Guillermo del Toro (Laberinto del Fauno, Hellboy…): La Forma del Agua, de la que por cierto aquí puedes leer nuestra crítica. Un trabajo muy conseguido con temas no tan habituales en la filmografía del ilustre director. No se ha dejado nada y nos encontramos probablemente con su mejor película. Como el mismísimo director nos ha explicado en la rueda de prensa de esta tarde “Es la primera película que hago como adulto. Que habla de amor, de sexualidad, de política. De personajes invisibles como una muda, un gay, un espía y un monstruo que viene de Sudamérica y que es utilizado por el antagonista”. Se trata pues de una historia que nos retrae indudablemente a los recuerdos de la bella y la bestia pero en pieles más cercanas al fantástico combinando en el caso de la bestia lo divino, lo humano y el animal.
Dejamos el entorno del Auditori para pasear por las calles de Sitges que empiezan a oler a Festival y nos acercamos a uno de los míticos cines que nos acogen cada año, El Retiro. Science Fiction Volume One: The Osiris Child es una película divida en capítulos sin sentido. Un fallido intento de llevarnos a un planeta en el que algunos humanos han mutado a unas gigantes tortugas primas lejanas de sus parientes las ninja. Malas actuaciones y unos efectos visuales que intentan sobrevivir a un bajo presupuesto. No hay mucho más que destacar. Bueno sí, que sirvió para unos minutos de siesta express que siempre se agradecen estas películas para estos menesteres.
Y el punto final lo pone hoy Tiger Girl, dentro de la sección de Nuevas Visiones y que nos ha llevado en esta ocasión al cine Prado. Vanilla es una joven frágil que suspende el examen de acceso al cuerpo de policía mientras asiste a clases para seguridad privada. Todo cambia una noche cuando conoce a Tiger. Esta misteriosa chica le enseñará a no tener miedo a nada ni a nadie y juntas coquetearán con los trapicheos ilegales, los pequeños hurtos y las bromas de mal gusto… todo disfrazado con el caos del anarquismo. La historia aguanta dignamente el balanceo entre la historia de amistad entre dos chicas y las enseñanzas de la vida de un maestro con su alumno. Con más cosas en común que aquellas que vemos a primera vista hasta que el alumno parece aventajar al maestro y este pierde el control que hasta entonces tenía.
El festival acaba por hoy con diferentes experiencias en las pantallas pero con la sensación de estar de nuevo en casa. Mañana tocará otro madrugón para seleccionar las siguientes películas… pero ese ya será otro día. ¡Nos vemos en los comentarios!