Crítica de Z. La Ciudad Perdida (2017): Exploración, aventuras y Cine Clásico en pleno Amazonas

Z. La Ciudad Perdida

Año: 2017 | Dirección: James Gray | Producción: Paramount Pictures, Sierra Affinity, Plan B, MICA Entertainment | Guión: James Gray (Libro: David Grann | Música: Cristopher Spelman | Fotografía: Darius Khondji | Reparto: Charlie Hunnam, Sienna Miller, Tom Holland, Robert Pattinson, Angus Macfadyen, Bobby Smalldridge, Edward Ashley, Tom Mulheron, Aleksandar Jovanovic, Siennah Buck, Stacy Shane, Betham Coomber, Ian McDiarmd | Género: Aventuras. Drama. Biográfico. Años 20 | Duración: 140 minutos.

De la mano del siempre notable James Grayautor de títulos como Cuestión de Sangre (1994), La noche es nuestra (2007) Two Lovers (2008), llega Z. La Ciudad Perdida, un filme de tintes clásicos que homenajea a grandes artistas de la talla de John Huston John Ford y que, además, resulta un interesante ejercicio de Melodrama, aquel género tan olvidado que brilló con luz propia entre los 30′ y los 50′.

Durante siglos, los europeos discutieron la existencia de una antigua civilización en la selva del Amazonas. A principios del Siglo XX, el británico Percy Fawcett participó en una expedición tras otra, convencido de poder encontrar esta legendaria ciudad en cuya búsqueda han muerto cientos de hombres. 

Lo primero que debemos plantearnos antes de desmenuzar este filme es: ¿Cómo es el cine de James Gray? La filmografía de este director siempre se ha caracterizado por ser de corte tradicional, muy artesanal, de tempo narrativo lento y con una construcción de guion espléndida, no dejando ni un solo cabo suelto en la elaboración de la trama. Z. La Ciudad Perdida recoge todos los elementos de este cine y nos brinda un cocktail que puede no gustar al espectador medio, que acude al cine como mero objeto de entretenimiento, pero complacerá al que busca una serie de características más profundas.

Lo primero es la construcción de la trama principal: la búsqueda de Z. Gray no tiene ni un atisbo de prisa en mostrarnos nada, por lo que se centra más en el propio personaje principal, Percy Fawcett, que en la propia consecución en sí. Así pues, divide la trama en tres partes: por un lado, la exploración de la selva amazónica, haciendo especial hincapié en los peligros -tanto externos como del propio grupo- y lazos personales que se forman en torno a la expedición; por otro lado, el contexto que envuelve la narración y cómo él influye en los acontecimientos y, por último, en el ambiente familiar y papel de la mujer durante unas décadas en las que existía una fuerte ideología de superioridad por parte del género masculino.

Y es que se agradece que Gray se haya alejado de mostrar una simple película de aventuras y nos haya traído un Melodrama de la talla de Z. La Ciudad Perdida. ¿Cuál es el problema? Que no llega en el momento adecuado. Probablemente, si esta misma película se hubiese estrenado entre las décadas 30′ y 50′, no sería descabellado afirmar que estaríamos ante una de las cintas clave en la historia del cine generalista. Sin embargo, con el declive que ha sufrido el género desde que triunfase, siendo objeto de homenaje más que de construcción -y, además, con cambios en su propia antropología-, no resultará interesante para el espectador medio. Su tempo narrativo calmado, su enfoque por no mostrar apenas acción y su búsqueda por dejar que sean los personajes, su psicología y sus objetivos los que nos mantengan enganchados, harán que más de uno desconecte de la trama y, a la postre, se aburra soberanamente. Su narración en este sentido no ayuda. No obstante, para mí -como espectador y haciendo referencia a mis propios gustos personales-, es todo un acierto, ya que es un rasgo que se está perdiendo en el cine actual.

Además, como se ha mencionado al principio, la cinta es muy tradicional. Su estructura no innova y la trama se aleja mucho de cualquier vanguardia. Pero, en contraposición, la artesanía con la que se ha elaborado -con especial incidencia a los filtros que utiliza, sus decorados y el propio maquillaje de los actores, cambiante durante todo el filme- y la elegancia con la que se ha filmado gustará a los más cinéfilos de la sala.

Charlie Hunnam Sienna Miller hacen una interpretación espléndida, lo que en parte se apoya gracias al propio guion, que busca mostrar esa diferencia de género hombre-mujer (apoyándose en lo que cada uno «debería hacer» en esa época) existente en la época, pero que a su vez persigue el mostrar que todos somos seres humanos. No solo en este aspecto, sino también con el papel de los salvajes. Por su parte, actores secundarios como Tom Holland Robert Pattinson realizan una interpretación más que correcta. El primero nos demuestra que tiene mucho que decir a parte de chico arácnido y el segundo vuelve a demostrar que poco queda de aquel actor que co-protagonizó la saga Crepúsculo. 

En definitiva, decir que Z. La Ciudad Perdida es una mala película sería un absoluto error, pues es todo lo contrario. Sin embargo, y a pesar de lo que nos quieran vender, no es un objeto del gran público ni gustará a gran parte de los espectadores que se animen a verla. Hágalo sabiendo muy bien lo que se va a encontrar y, sobre todo, esperando encontrarse un filme que no tiene ninguna prisa por nada, narra con pequeñas cosas y apuesta por una formación lenta pero firme, sin dejar un fleco suelto. 

Si te has quedado con ganas de más, no dudes en echar un vistazo a nuestra crítica de Seoul Station (2017): La digna precuela de Train To Busan. ¡Nos vemos en los comentarios!

A continuación, y para finalizar, comentaré un SPOILER que puede decantar la balanza sobre si va a ver la película o no, por lo que léalo bajo su responsabilidad. No destripa nada de la trama, pero puede hacerle perder las esperanzas en visionarla.

SPOILER

La Ciudad Perdida de Z no aparece en ningún momento.