TÍTULO ORIGINAL: Resident Evil | AÑO: 2002 | DIRECCIÓN: Paul W.S. Anderson | PRODUCCIÓN: Constantin Film Produktion. Davis-Films. Impact Pictures. New Legacy | GUIÓN: Paul W.S. Anderson | FOTOGRAFÍA: David Johnson | MÚSICA: Marco Beltrami, Marilyn Manson | REPARTO: Milla Jovovich, Michelle Rodríguez, Eric Mabius, James Purefoy, Pasquale Aleardi, Stephen Billington, Anna Bolt, Colin Salmon, Marisol Nichols, Heike Makatsch, Joseph May | GÉNERO: Terror. Acción. Zombis. Ciencia Ficción | DURACIÓN: 96 minutos.
Tradicionalmente, el género de Terror ha sido uno de los más vapuleados dentro de la industria cinematográfica. A golpe de click podemos acceder a portales de la talla de FilmAffinity y comprobar que, efectivamente, películas con más de un siete de nota son una auténtica rareza dentro de la selección, a pesar de que directores como Lucio Fulci u otros filmaran grandes rarezas allá por los 70, en lo que se conoce como el Terror Italiano.
Pero, además, si combinamos el género de Terror con las adaptaciones de vídeojuegos, la suma es explosiva. ¿Alguien recuerda la es-pec-ta-cu-lar (con todas las letras) adaptación de Mario Bros o Alone In The Dark, de nuestro querido Uwe Boll? Claro, ¿verdad? Son obras que han quedado grabadas en lo más profundo de nuestra retina, enquistadas como un virote astillado, atadas como un recuerdo que removió lo más profundo de nuestro ser… y que no podemos deshacernos de él.
Dicho esto, en 2002 irrumpió un jovencito Paul W.S. Anderson para demostrar que, quizás, la franquicia ideada por la nipona Capcom, Resident Evil -que gozaba del clamor del sector-, podía tener una oportunidad en la gran pantalla; y que, además, con Milla Jovovich por bandera sería un reclamo para los espectadores afines a la saga. Y, contra todo pronóstico, no cayeron en el fallo. Resident Evil se destapó como una película que sabía utilizar de manera inteligente los ingredientes que aporta el género de Terror y aventuras con, inclusive, una trama de misterio que nos transportaba hacia el seno de La Colmena, un edificio bajo tierra edificado bajo la mano de Umbrella Corporation. Un cóctel de nostalgia y guion efectista que funcionó.



Como joven que nació en los 90 y que creció con las aventuras de Goku, Digimon, Pokemon y demás estandartes de la cultura japonesa, tengo que reconocer que Resident Evil siempre ha tenido un hueco especial en mi corazón cinéfilo, ya que era una de las películas referenciales entre las reuniones de primos y familiares jovenzuelos; lo que hacía que no despegásemos la mirada de la pantalla en sus 96 minutos de duración, a escondidas de nuestros queridos padres. Unos buenos recuerdos. Por ello, adentrarme dentro de una saga tan criticada en 2018, con su última entrega, era un reto para mí, pues suponía enfrentarme a los demonios que me enseñaba y, sobre todo, a mi pasado, que tantas birrias soporíferas había encumbrado bajo el telón de la infancia, donde venerar a Van Helsing (2004) era el plato principal de los recreos en el cole.
«El largometraje se sostiene por las interpretaciones de Milla Jovovich y Michelle Rodríguez, siendo la de esta última la más acertada».
Y, sorprendentemente, el resultado ha sido mucho más benévolo de lo esperado. Resident Evil no es un título mayúsculo, ni mucho menos, pero mantiene el tipo durante todo metraje y, como ya he mencionado, presenta de manera ágil las cartas que dispone; con una secuencia inicial que es atrayente. Pero, adentrándonos un poco más en materia, ¿qué es lo que, de manera individualizada, destaca en la obra?
Pues, básicamente, tres apartados: 1.- Escenografía y enemigos. 2.- Música 3.- Milla Jovovich y Michelle Rodríguez. Apaga y vámonos.
Escenografía y enemigos
¿Recordáis aquellos escenarios del cine ochentero/noventero con humo en el suelo y maquetas? Son uno de los elementos más característicos del cine de la época, sumado además a un gusto incipiente por un futuro tecnológico y colores metal. Pues bien, Resident Evil recoge toda esta estética Retro (muy de moda en los tiempos que corren) y ofrece un resultado que atesora una personalidad propia, subyugado además por unos enemigos enchaquetados que recuerdan a aquellos primeros zombis del maestro Romero en los 60. Ejercicio nostálgico.
Música
En aquellos inicios del Siglo XXI, el gusto por un Metal Alternativo provocador y unos artistas transgresores se hacía latente en la cultura estadounidense, donde artistas como Marilyn Manson o grupos como Slipknot (más enfocado al Nu-Metal, pero eso es otro tema) llenaban escenarios a golpe gamberro y mucha cara dura, lo que les llevó al estrellato. Y, evidentemente, a una película que posee lo narrado le viene como anillo al dedo contar con gente de este estilo. Dicho y hecho. Resident Evil continúa apostando por una personalidad propia y salvaguarda los muebles de la tosca dirección con un estilo musical propio, lo que le da una atmósfera de tintes Serie B que, sinceramente, le queda bastante acertada.
Milla Jovovich y Michelle Rodríguez
Que Resident Evil no hubiera tenido seis entregas sin Jovovich y que Michelle Rodríguez salvó los platos interpretativos en esta primera es una realidad. El largometraje se sostiene por sus actuaciones y las eleva a un nivel superior que las presentadas por el resto de personajes en el elenco, más por puro relleno o reservados para un futuro papel en entregas posteriores, como se da con Matt. Y es que, además, empeñados en tener un estilo visual propio, el equipo de producción tuvo un acierto valeroso: ponerle el mítico vestido rojo a Alice, lo que la hace destacar del resto y hacerla más llamativa, convirtiéndose además en un atuendo fetiche en la saga.
Con todo, Resident Evil es una película no exenta de fallos, pues todo lo contrario, y con unos errores a nivel de dirección bastante evidentes, tapados con un ágil montaje con intenciones claras: que sólo te fijes en lo que ellos quieren que lo hagas. Y lo consigue.
En definitiva, un título entretenido que demuestra que una adaptación digna de vídeojuegos no es plato imposible, a pesar de contar con decenas de errores. Este primer acercamiento funciona como película de entretenimiento y no desagrada en términos de género, haciendo alusión al Terror o Misterio, gracias a una Corporación Umbrella que sabe mantenerse firme al pasto de las dudas. Pero, ¿lo conseguirían el resto?
Crítica de Resident Evil. El Capítulo Final (2017): Un punto y final necesario