Mira lo Que Has Hecho estrena hoy los episodios 3 y 4 de su tercera y última temporada. Manteniendo un nivel altísimo, Berto sigue haciéndonos reír sin dejar de lado esa crítica ácida que tanto caracteriza a la serie.
Mira lo que has hecho encara ya su recta final con los dos episodios de esta semana, y lo hace sin perder fuelle en ningún momento.
Episodio 3:
Berto aprovecha este episodio para criticar a otro sector de la sociedad (y ya le quedan pocos). Esta vez, se centra en el mundo magufo de la homeopatía y los cristales mágicos, señalando a aquellos que, sabiendo de su ineficacia, se aprovechan de desdichas ajenas para ganar dinero escudándose en energías místicas y otras invenciones.
Además de está crítica en tono de comedia, que es a lo que nos tiene acostumbrados la serie, he sentido con la segunda parte del episodio que Berto se miraba al espejo y se usaba a sí mismo como objetivo de la burla por primera vez. En la segunda mitad, la crítica se dirige a aquellos padres que tratan de prohibir todo a sus hijos sin ser capaces de cumplirlo y, obteniendo por ello, el resultado contrario al buscado.
La crítica se ve cuando Sandra y Berto se dan cuenta de que sus hijos quizás estén consumiendo demasiada televisión, por lo que deciden reducirles el tiempo de pantalla. El problema es que simplemente les apagan la tele, sin proponerles otra actividad o sin tratar de jugar con ellos, de forma que, al final, Berto se cansa y les vuelve a encender la tele (donde vemos la relación con el chistoso Cold open que abre el episodio). Mientras tanto, vemos que el primo de Berto (presentado al principio como machista y de derechas) permite que su hijo haga lo que quiera, obteniendo así una responsabilidad que aprovecha en ver la tele, pero también en ser educado o leer para entretenerse.
Aunque nunca le veíamos perfecto, entendíamos las decisiones de Berto, y eran un hermano gorrón o una amiga pedante los objetivos últimos de la crítica a la sociedad española actual que hacía el cómico. Es esta, entonces, la única vez que he visto reflejada en el propio Berto una de sus críticas.
Episodio 4:
Todos los cuartos episodios de cada temporada de Mira lo que has hecho funcionan de forma diferente al resto de la serie: estos nos narran el comienzo de la relación entre Alberto y Sandra (siguiendo donde lo dejó el episodio 4 de la temporada anterior) y a la par nos cuentan otra historia de ellos en el presente (como en la primera temporada) o de su infancia (como es el caso de la segunda temporada o de esta tercera).
Estos episodios no cuentan con Cold opens como el resto de la serie, sino que entran directamente en la trama que quieren tratar. En este seguiremos los pasos de Berto y Sandra cuando necesitan la pastilla del día después, tras acostarse la primera noche con el «condón de la suerte» de Jose. No veo tanta crítica social en este episodio, más bien es una historia de amor y ternura entre los dos personajes que al principio parecen no llevarse tan bien, pero que tras un encuentro con el suegro y un taxi averiado acaban iniciando la relación que sustenta esta serie.
La otra historia que se narra en paralelo nos presenta a Berto y Sandra con unos 10 años, que coinciden en el mismo circo con sus familias. Mientras vemos las diferencias entre la forma de actuar y pensar de los padres de cada personaje, los niños descubrirán sus vocaciones (la medicina y la comedia), y el espectador descubrirá el origen del «condón de la suerte» de Jose que había dado lugar a la trama principal del episodio, resolviendo así el capítulo de forma magistral.
En resumen:
No hay duda de que tanto Berto Romero como el resto de guionistas hacen un trabajo insuperable en esta serie: Los capítulos son ácidos y críticos pero también cómicos, y eso sin dejar de ser tiernos y familiares. La serie existe en un equilibrio tan perfecto que pareciera que cualquier pequeño cambio fuera a derribarla, pero se mantiene firme en su sitio. Estos dos episodios no me han parecido mejores que los dos anteriores, pero sí que mantienen, sin lugar a duda, el nivel de esta ficción en el podio que se merece.