Exhibida en el Festival de Sitges 2018, La noche devora el mundo ofrece una de las miradas más interesantes al cine zombie de los últimos diez años, y eso es mucho en un género que hace años que empezó a desvirtuarse.
Mi animadversión hacia los trailers y todo lo que suponga destripar la experiencia que ofrece una película es notoria. Esto ha supuesto que mis tácticas para identificar qué películas me llaman la atención sean algo inusuales. Tan solo me guío por el equipo técnico, el póster y su contexto (año, país, trascendencia…). No me cabe ninguna duda de que me estoy perdiendo verdaderas joyas adoptando esta posición, pero lo acepto y sigo adelante. La táctica del póster no me suele fallar, es más, hay películas que solo por el póster ya sabía que no me iban a gustar y, efectivamente, no me gustaron. Es un poco extraño, pero efectivo.
La noche devora el mundo ya me llamó la atención cuando salió en Sitges 2018, pero su proyección era algo molesta: incluida en una maratón de zombies a la una de la madrugada. Opté por ignorarla y ver otros títulos en la que fue la mejor edición que he podido disfrutar (Suspiria, Overlord, The House that Jack Built, Clímax, Under the Silver Lake...). Dos años después vi que estaba entre los títulos que Movistar+ ofrece a sus clientes; en ese momento supe que era una película que quería ver. El póster me pareció tremendo y su contexto (francesa en una época dorada para el terror galo y exhibida en el Festival de Sitges), atrayente. Desafortunadamente, la retiraron del catálogo rápidamente y me quedé con las ganas.
Incomprensiblemente, La noche devora el mundo no está a la venta en España, no salió en los cines y no se encuentra disponible en casi ninguna plataforma de streaming. Digo casi porque Filmin la ofrece por cuatro euros; algo cara viendo la oferta mensual de la plataforma, pero es lo que hay. Pues hace una semana me dispuse, por fin, a verla.
El cine de zombies se ha visto muy lastrado por The Walking Dead y películas de acción como World War Z. En el caso del film de Brad Pitt porque ha desvirtuado su naturaleza, mientras que la serie de AMC lo que ha hecho es convertirlo en un subgénero aburrido, cargante y vacío. Los años han dejado alguna cinta interesante (Overlord, si se puede considerar de zombies, es brutal), pero parece que sus años dorados han muerto. Pero si algo nos ha enseñado este tipo de cine es que todo lo que muere puede revivir.
VER LA NOCHE DEVORA EL MUNDO EN FILMIN
La noche devora el mundo empieza con una fiesta (qué bien las recrean los franceses) que acaba como todos os imagináis. En ella seguimos los pasos de Sam, protagonista de la obra y Cillian Murphy francés, quien vemos desde el primer momento que es asocial, frío e inexpresivo (como un zombie, vamos). Por azares del destino, Sam logra sobrevivir al apocalipsis sin inmutarse (se ha quedado dormido en una habitación de la casa donde se ha celebrado la fiesta). Cuando se despierta, la pesadilla empieza. Los posteriores 80 minutos nos muestran su increíble capacidad para sobrevivir en una situación tan adversa. A lo largo del metraje entenderemos el porqué.
El cine zombie de Romero se caracterizaba por retratar la opresión y brutalidad del sistema capitalista y la alienación de la sociedad, mientras que el cine zombie posterior a 28 Days Later, de Danny Boyle, se centró más en la amenaza del individuo en una sociedad altamente competitiva derivada del capitalismo. Retratara lo que retratara, la figura del zombie tenía una razón de ser. Esto se ha perdido en los últimos años, relegando el subgénero a producciones superficiales y puramente comerciales.
La noche devora el mundo es la excepción. En ella vemos una alegoría sobre la alta competitividad del sistema capitalista, tan opresor y brutal como él solo. La historia la vemos a través de los ojos de Sam, un relegado del sistema. Su nulo interés por integrarse en las convenciones sociales que le rodean le empujan a una situación límite. A pesar de ello, la pesadilla que vive Sam tiene una intención. No ha sucedido porque sí.
Al margen de alegorías y experiencias personales, La noche devora el mundo ofrece sobrados argumentos para merecer ser visionada. El terror que logra crear no bebe de los habituales y previsibles jumpscares que tanto daño han hecho al cine de terror en los últimos años. Es un terror opresor que deja espacio a algunos sustos realmente efectivos en plano abierto.
CONTRACRÍTICA DE THE AUTOPSY OF JANE DOE (2016): EL DESVÍO INCORRECTO
Esperaba ver la enésima repetición de la obra maestra de Boyle, pero me acabé encontrando una joya única y oculta. La noche devora el mundo debería ser un visionado obligatorio para todo aquel que dé por muerto a un subgénero que aún sigue muy vivo. Los pósters no fallan.