AÑO: 2017 | TÍTULO: LA CENA | TÍTULO ORIGINAL: THE DINNER | DIRECCIÓN: OREN MOVERMAN | PRODUCCIÓN: CHUBBCO FILM, BLACKBIRD FILMS, CODE RED | GUIÓN: OREN MOVERMAN | MÚSICA: ELIJAH BRUEGGEMANN | FOTOGRAFÍA: BOBBY BUKOVSKY | REPARTO: STEVE COOGAN, RICHARD GERE, LAURA LINNEY, REBECCA HALL | GÉNERO: DRAMA | DURACIÓN: 120 MIN
La Cena es un excelente material literario echado a perder al trasvalasarlo en imágenes. Un punto de partida atractivo, una trama interesante, unos personajes bien construidos y unos diálogos muy trabajados. Dónde está el problema, te estarás preguntando… pues precisamente en el pánico de Oren Moverman a que su película le quede demasiado literaria.
Para el cineasta israelí, La cena no podía pasar nunca por teatro filmado, y al menos eso lo consigue… a costa de la propia película. Me explico: La cena trata de dos hermanos y sus respectivas mujeres reunidos en un restaurante para tratar la decisión más importante y trascendental de sus vidas (y la de sus propios hijos). De hecho, se llama La cena por algo. Pues no.
A Moverman le interesa todo más que el núcleo argumental. La historia sale del comedor para contarnos pasado, presente y futuro de todos. Rompe la línea espacial y temporal continuamente, hasta el punto de que cenar, lo que se cenar, no se les ve en ningún momento. Toda la parafernalia del servicio y al encargado de cocina está explicada al por menor. Sin ninguna razón aparente, Moverman nos detalla en qué consisten los manjares hasta un punto en el esto tiene más importancia que el meollo de la cuestión.
Oren Moverman divaga. Divaga mucho. Está más preocupado en que no se intuya la tramoya del teatro que en contarnos bien la historia. Toda la intensidad de la acción, todos los momentos de tensión por lo que va a ocurrir lo rompe para saltar a cualquier otra cosa. Cambia continuamente la iluminación y el montaje para dar más variedad a la imagen, pero no enriquece así la película, la lastra.
Más de una vez te preguntas si Oren Moverman sufre algún tipo de déficit de atención porque no es normal que no sea capaz de estar más de dos minutos sin cambiar de tema. Y es una pena, porque otro director más interesado en la trama que en el estilo le hubiera sacado muchísimo más partido a un argumento tan potente (porque lo que nos plantea es material atómico!).
Una cosa tiene a su favor la película. Las cuatro interpretaciones son espectaculares. Para empezar, Richard Gere lleva ya unos años demostrando que la madurez le ha llegado no solo a la edad, sino a su saber hacer. Su presencia física en pantalla sigue siendo su fuerte, eso es verdad. No obstante, ha adquirido un poso interpretativo que hacen de él un actor a tomar muy en cuenta en cada proyecto. Es más, sigue en la carrera de los Oscars por este papel (aunque bastante descolgado, todo hay que decirlo).
Laura Linney en su línea, no le vas a ver una mala actuación, ni siquiera regular. Por cierto, señora Linney, como sé que me está leyendo aquí va mi cumplido: cada vez se parece usted más a Julianne Moore. Lo que no entiendo bien de los directores de casting de Hollywood es que siendo ella siempre un punto a favor en cada producción, últimamente no se la haya visto en películas de primera fila (lo de Tortugas Ninja nunca ocurrió. Repite conmigo: eso nunca ocurrió).
Rebecca Hall está impresionante, quizá quién más destaque en una película en la todos están espectaculares. Aún así, Gere, Linney y Hall son secundarios.
Un paseo por algunas de las épocas del cine Vol.4
Todo el peso de la historia recae sobre Steve Coogan, sin ser el más conocido del elenco (Quizá te suene por ser el coprotagonista de Philomena) Su trabajo no es sencillo. No tiene un papel cómodo ni trata de parecer simpático al espectador. Todo él recuerda un poco a Pedro Ruiz. Al principio te hace gracia, con sus respuestas mordaces, insidiosas y resueltas, pero cuando lleva cinco aforismos por minuto, miras el reloj y descubres que aún queda dos horas de película, ahí ya empiezas a retorcerte nervioso en la butaca. Resumiendo: si quieres ver una película y disfrutar de cuatro interpretaciones soberbias, te va a encantar La cena. Eso sí, tiene que no importarte que su director no se haya tratado la dislexia.