Crítica de El amante doble (2017): Magnífica, eso sí, pero…

el amante doble ozon 01

AÑO: 2017 | TÍTULO ORIGINAL: L’amant double DIRECCIÓN: François Ozon | PRODUCCIÓN: Mandarin Films, FOZ, Mars Films, Films Distribution, France 2 Cinéma, Scope Pictures, Canal+, Ciné+, France Télévisions, A Plus Image  GUIÓN: François Ozon, Philippe Piazzo (Novela: Joyce Carol Oates FOTOGRAFÍA: Manuel Dacosse | MÚSICA: Philippe Rombi | REPARTO: Marine Vacth, Jeremie Renier, Jacqueline Bisset, Dominique Reymond, Fanny Sage, Jean-Édouard Bodziak | GÉNERO: Thriller | DURACIÓN: 107 MINUTOS.

Mete en la coctelera a Hitchcock, a De Palma haciendo de Hitchcock, a Buñuel, a Cronemberg y una pizca de Verhoeven (pero sólo un toque). Bate la mezcla con mucho talento y el resultado es El amante doble. Puede parecer que de ese mejunje no va a salir nada bueno, pero el dominio del lenguaje cinematográfico de Ozon es digno de estudio. Desde las primeras imágenes, deslumbra la elegancia y sutileza con la que maneja la cámara. Que dicho sea de paso no deja de ser llamativo teniendo en cuenta que fue el director que nos puso a Catherine Deneuve en chandal. Por ejemplo, juega con los inquietantes reflejos en el espejo para contar un obsesiva historia de gemelos. Fíjate en cómo coloca la cámara a la altura de la matriz de la protagonista: no es manierismo formal, tiene un significado en la trama que sólo sabrás al final. Incluso detalles tan «insignificante» como dónde está la raya del pelo de Chloé nos da información sobre el universo que Ozon ha creado. Los dos hermanos sólo se diferencian por cómo llevan el peinado. Pues bien, Marine sale con uno… pero su pelo, su cabeza está con el otro. Hasta ese nivel de detallismo, de información no verbal encontramos en la película.

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El amante doble es enfermiza, sofisticada, retorcida y extrañamente elegante. Buena parte de lo afinado de su engranaje reside en sus dos protagonistas. Sin la química creada entre Marine Vacth y Jeremie Jenier, la película jamás hubiera funcionado. Vacth es hipnótica, es imposible no retirar los ojos de ella. Tiene una elegancia innata que inunda la pantalla ya esté manteniendo sexo, en un psiquiátrico o abortando. Ya hay que tener clase para colocarse un arnés con dildo como quien se pone un vestido de Chanel. Esta delicadeza natural suya hace aún más perversa la historia. Todo un acierto por parte de Ozon haberla vuelto a reclutar tras Joven y hermosa. Por otra parte, Renier no se queda atrás. Consigue crear dos personajes distintos que son, a su vez, dos caras de una misma moneda. Cuando tiene que ser suave y protector es creíble, y cuando ha de ser depravado y animal, tres cuartas de lo mismo. Otro acierto del director francés recuperarle tras Potiche y Amantes criminales.

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Pero no todo han sido decisiones acertadas. Comentaba en el título de la crítica que El amante doble es magnífica, aunque tiene un pero. Pues la pega es precisamente lo que difiere de la novela en la que se basa. Ozon, en sus propias palabras, reconoció haberle dejado bastante frío la resolución de la historia original, por lo que él la ha continuado justo donde Joyce Carol Oates había decidido concluirla. El resultado es un desenlace que descoloca al espectador y, en cierto modo, lo frustra. No es que no sea coherente con la trama o que haya recurrido a una trampa de guion. El final, tal y como lo plantea el cineasta francés, es coherente pero no funciona. Al menos no como lo ha hecho el resto de la película. Las películas con sorpresa final han de dejar boquiabierto al espectador y Ozón sólo consigue que arquees una ceja. Así que podemos hacer una cosa. Ya estás avisado. Cuando entres en el cine ponte la alarma y a la hora y media sal de la sala. Te habrás quedado justo donde termina la novela y así la película será gloriosa.