Hace diez años Zombieland supuso un soplo -sangriento- de aire fresco en un género, machacado sin fin, con una aceptable mezcla de humor, buenos diálogos, gore y cuatro personajes carismáticos. Pues en 2019 igual. Sin duda es lo mejor que podemos decir de ella, y no es poco.
Existe algo inherentemente generacional en el visionado de Zombieland: Mata y remata. Su primera entrega, allá por 2009, fue un éxito bastante limpio: de crítica, de público y de taquilla. Mezcló de forma natural humor y apocalipsis zombie, tenía un casting en franco acierto formado por un veterano infalible, un par de estrellas juveniles emergentes y una niña camino de lo anterior. La secuela era cuestión de tiempo pero en Hollywood estos temas a veces cuestan lo suyo aunque al final, justo una década más tarde, han logrado repetirlo todo. Sí, ahora los dos jóvenes son estrellas consagradas, pero el resultado es casi idéntico. Dado el ambiente catastrófico, los pocos personajes, y que sólo uno delata el paso claro el tiempo (Abigail Breslin ya no es ninguna niña), esto de ver la secuela de Zombieland puede resultar confuso: es todo lo mismo pero, maldita sea, son 10 años. Menuda elipsis más tonta a poco que uno se ponga filosófico en lo generacional
Sin pretenderlo me ha quedado una introducción que ya podría firmar Columbus pero la secuela de Zombieland es, ante todo, lo máximo que podía ofrecernos Ruben Fleischer: por tipología de film, por género, por la propuesta… No había cabida para una inusitada variación en la calidad: el tope, y no con ello menosprecio el film original, era repetir esa primera experiencia. Logrado. Es más, ni siquiera se preocupan demasiado en añadir elementos: las motivaciones siguen siendo las mismas. Sí, una vez conoces a Wichita (Emma Stone) y Little Rock, no te queda otra que pegarte a ellas. Es lo mejor que te podría suceder en un mundo hecho puré como el de Zombieland. ¿Verdad?
Las principales novedades (más allá de un aumento de nivel en las prestaciones de los zombies) de esta nueva entrega de Zombieland son los personajes de Madison (Zoey Deutch) y Nevada (Rosario Dawson). Dos aciertos por distinto motivo: la primera, con gran papel de Deutch, por el divertido contraste con Wichita y la segunda porque supone un aliciente para el personaje de Tallahassee (Woody Harrelson). Y además, seamos sinceros, porque Rosario Dawson tiene ese aire magnético que salvaba tantos y tantos episodios de aquel -muchas veces- tedioso universo Marvel-Netflix.
No es fácil dar consejos en esto de las críticas pero acudan a ver a esta peli si lo que esperan es otra de Zombieland. En algunos géneros (como en nuestro querido slasher) las secuelas pueden suponer una aventura repleta de dolor y sufrimiento (de lo malas que pueden llegar a ser) pero a veces, sólo a veces, estoy de acuerdo con aquello de que una película es muy aceptable si te da aquello que esperas. O aquello máximo de lo que es capaz. Y Zombieland: Mata y remata, lo consigue. ¡Ah!, y quédense en los créditos finales…