TÍTULO ORIGINAL: Tomb Raider | AÑO: 2018 | DIRECCIÓN: Roar Uthaug | PRODUCCIÓN: Warner Bros Pictures. Metro-Goldwyn-Mayer. GK Films. Square Enix. | GUIÓN: Alastair Siddons y Geneva Robertson-Dworet (Basado en el videojuego Tomb Raider, de Crystal Dynamics). | FOTOGRAFÍA: George Richmond | MÚSICA: Junkie XL | REPARTO: Alicia Vikander, Dominic West, Walton Coggins, Daniel Wu, Kristin Scott-Thomas, Derek Jacobi, Nick Frost | GÉNERO: Aventuras. Acción. Fantasía.| DURACIÓN: 118 minutos.
El cine no es el único medio de entretenimiento que sufre los efectos de los reboots. Los videojuegos también lidian con ese concepto, e incluso se puede afirmar que lo pusieron de moda antes. Lara Croft, a pesar de su popularidad, no se ha librado. De hecho, esta película adapta el segundo reboot del personaje, mientras que para los espectadores es la segunda Tomb Raider que vemos en pantalla. Lo cual, en este caso, no es algo negativo.
Ha pasado mucho tiempo desde que Angelina Jolie se enfundara en el traje de la arqueóloga y aventurera mas famosa del medio. Lara, que nació hace ya mas de 20 años en la PlayStation original, fue rápidamente considerada como la hija espiritual del gran referente y base para cualquier aventurero que se precie, Indiana Jones. Su mezcla de puzzles con plataformas, misterios sobrenaturales y mucha acción, fue todo un ejemplo de inspiración para las chicas y mujeres en la década de los 90 y que se trasladaron a la gran pantalla en dos películas muy deficientes, que apostaban en la imagen de Jolie su excusa para resultar rentables. Ni el publico ni la critica las trato bien y terminaron quedando en el olvido, escondiendo la saga en un cajón que los propios juegos, años después, han recuperado gracias a su exitoso nuevo auge.
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La ocasión era propicia, Tomb Raider ha resurgido de sus cenizas, aupada por la competencia, y es que sino fuera por la aparición de Uncharted (con el hijo espiritual de Jones y hermano de Lara, Nathan Drake), Croft no hubiera tenido ese sano duelo que la ha llevado a revisar su modelo de argumento y historia con éxito tras 9 títulos. Podemos decir que le ha ocurrido igual que lo sucedido una década atrás con James Bond y Jason Bourne. Sin el primero no hubiera nacido el segundo, y gracias a este tuvimos a Daniel Craig y sus películas.
Lo que nos lleva a Alicia Vikander. ¿Qué hace otra estrella famosa ganadora del Oscar (como ocurrió con Jolie, paralelismo interesante) adaptando un personaje de videojuego? Su argumento. En lo que se puede definir como un Tomb Raider Begins, esta historia nos trae a una jovencísima y terrenal Lara Croft, que con 21 años vive al margen de su herencia y fortuna. Lo suyo es vivir el día a día con trabajos sencillos y mal pagados con los que poder definirse como persona mas allá de su apellido, algo que no resulta fácil.
Claro que los elementos y rasgos del personaje no se han suprimido. Lara sigue siendo alguien muy inteligente, apasionada por los jeroglíficos, misterios y reliquias del mundo, con cuentas pendientes tras la muerte de su madre a corta edad y la desaparición de su padre, Richard Croft (Dominic West), que la lleva a querer investigar que sucedió con el. Justamente eso es lo que se propone cuando en el testamento de su padre, ya dado por muerto y con Lara debiendo tomar responsabilidades como adulta, recibe un misterioso objeto que la pone en dirección a la remota e indómita isla de Yamatai, situada en El Triangulo del Dragón (el equivalente al de las Bermudas, pero en Asia). Allí reposan los restos de Himiko, un mito ancestral japonés sobre una reina cruel que era capaz de matar con solo tocar la piel.
A partir de aquí la película tiene dos partes muy diferenciadas en sus correctas dos horas de duración. Una de presentación al personaje, su mundo, y el inicio a esa aventura mortal; y la otra donde la supervivencia y la aventura toman un sendero mas previsible y clásico, lo cual ni es bueno ni es malo.
Vikander esta espectacular como Lara Croft, en todo un ejercicio de superación física y mental en el que la vemos hacer prácticamente de todo (saltos inverosímiles, ir en bicicleta como si de Toretto se tratara por Londres, luchar y matar mercenarios sin escrúpulos, deducir acertijos con el tiempo en contra, caídas, lesiones de todo tipo…). La chica lo pasa muy mal, pero resulta creíble en todo instante gracias a su capacidad de empatía con el espectador y su credibilidad humana. Su casting, que al principio se antojaba extraño (candidatas que en un principio parecían mejor elección para el personaje, como Daisy Ridley, no fueron seleccionadas) es de los que callan bocas. Claro que tampoco había mucha duda teniendo delante el talento y carisma de la actriz sueca.
Tras ella tenemos un buen reparto de secundarios, empezando con Dominic West como padre ausente, que es un regalo para los fans del veterano actor, que tiene ocasión de poder mostrar sus tablas con un personaje que tiene más a decir de lo que parece a simple vista. Daniel Wu es el compañero de fatigas de Lara, como Lu Ren, capitán del Endurance, el barco que los lleva a Yamatai, en una subtrama que le afecta personalmente. El actor está bastante comedido para su presentación principal, y se agradece que lo que a priori podría ser el alivio cómico de la película no lo sea. Walton Coggins es el villano de la función, Mathias Vogel, miembro de una misteriosa sociedad secreta llamada Trinity. Aclimatado a este tipo de papeles, para Coggins no es difícil enfundarse en este tipo de personajes, y con Vogel acierta al darle una motivación personal (la familia) para que entendamos mejor sus motivaciones y voluntades. No deja de ser el típico malvado de turno, pero esta mejor trabajado de lo esperado. Y apartados, sin aparecer mucho pero siendo muy visibles, tenemos a secundarios de lujo como Kristin Scott-Thomas haciendo de Ana, empleada de Croft Holdings y a cargo de Lara durante su ausencia; Derek Jacobi como el abogado y notario de la empresa; y al estimable Nick Frost como un usurero londinense clave para cierta trasformación de Lara en Tomb Raider.
La acción predomina mucha parte de la película, y esta bien rodada por parte del noruego Utaugh, que ya dio muestras de su potencial en tramas adversas con The Wave hace unos tres años. La fotografía de Richmond deja ciertos planos increíbles (como cierta caída en paracaídas o la parte final de la película, jugando con la oscuridad de las catacumbas) y Junkie XL trae una partitura musical de su estilo, que sin será aparatosa, juega adecuadamente con el genero aventurero.
Y para quien se este preguntando… sabiendo que esta película esta basada en un videojuego, ¿es realmente buena o fiel a su material original de 2013? La respuesta es un sí, sorprendentemente. Todos conocemos la relación entre los juegos y el cine, que (casi) nunca ha sido acertada. Pero por fortuna, esta Tomb Raider es fiel al material del que toma fortuna, al menos hasta cierto punto. Sus elementos mas visibles están ahí, como el vestuario de la protagonista, el espacio donde trascurre la aventura y el mito a tratar, la motivación de Lara y su sufrimiento (aunque no tan extremo), e incluso se atreve a hacer un mash-up de ideas con la siguiente entrega de la saga, Rise of the Tomb Raider, al meter de lleno a Trinity en el argumento.
Si que es cierto que muchos elementos se han modificado dramáticamente para que la película y la narración sea ágil (pasamos a tener solo un compañero para Lara en lugar de toda una tripulación, Lara no ha ido a la universidad ni tiene un mentor que la haya entrenado, el origen de su colgante cambia, la maldición del tesoro no es la misma…), pero que en una película así hayan tenido el mimo de mantener intactas secuencias del juego (la del avión y paracaídas, las heridas por el cuerpo, el arco y el pico como armas, enfocar la historia como una supervivencia realista ante la adversidad, que personajes como Mathias o Ana mantengan sus nombres, ciertas frases de dialogo o el guiño final a sus famosas pistolas) demuestra que esta por encima de la media de películas adaptadas de juego y no digamos ya de las entregas perpetradas por Jolie.
En sí, Tomb Raider no es una gran película, pero es lo suficientemente atractiva para que no solo sea una buena adaptación de videojuego, sino que además es una buena película de género, ya que su giro en la parte final a ese tipo de película clásica done predominan las cuevas, enigmas, maldiciones y luchas, recuerda y recupera ese espíritu añejo a las aventuras clásicas que hacia tiempo que no se respiraban en pantalla, por previsible que resulte todo.
Ahora solo queda esperar a comprobar si la taquilla y el publico responden bien ante esta propuesta y tenemos suerte de ver en un futuro la adaptación de su segunda entrega, Rise, con la promesa de visitar Kitezh. El final de la película así lo sugiere, así que habrá que cruzar los dedos.