La mujer del espía es el último thriller de Kiyoshi Kurosawa ambientado en la II Guerra Mundial
Kiyoshi Kurosawa es un director versátil, habiendo sido uno de los fundadores de la ola de terror japonesa de los 2000 con películas como Kairo, pasando por dramas sociales de éxito como Tokyo Sonata a películas de ciencia ficción como las recientes Before We Vanish o Foreboding. Sin embargo, La mujer del espía se adentra en el mundo del thriller, un género sobre el que Kurosawa ya ha esculpido de forma notable en películas como Los ojos de la araña o La senda de la serpiente, pero en la que se observa un lenguaje mucho más formal y visual con respecto a sus tempranos filmes. Esta evolución en el idioma cinematográfico le ha hecho valerse del premio a mejor dirección en el Festival de Venecia del año pasado.
Ambientada en el Japón de los años 40, en el que el país nipón vivía una fase de imperialismo con frentes abiertos en la Asia continental y el Pacífico, los crímenes de guerra campaban por doquier. Es aquí, cuando Yusaku, en un viaje de negocios a Manchuria descubre los actos repugnantes que se están llevando por parte del Ejército de Kwantung y por el «afamado» Escuadrón 731. Siguiendo sus principios éticos y morales, y en contra del país donde ha crecido, decide hacer llegar esta información a Estados Unidos para que tomen cartas en el asunto. Satoko, su esposa, se verá envuelta en estos tejemanejes.
Se podría clasificar a La mujer del espía como el primer drama de época de Kurosawa, y asimismo, se podría considerar como una buena incursión en este sentido. Elaborando la película a través de un guion con tintes hitchcockianos girando en torno a la lealtad y traición de forma clara y sutil, y no sin mencionar la ayuda recibida en el guion del también director Ryûsuke Hamaguchi, más experimentado en este tipo de películas, Kurosawa consigue atrapar al espectador en el entramado que se va formando.
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Si bien es cierto, la película inicia con un ritmo disonante con el resto de la pieza, pero poco a poco va encontrado su tono, con una evolución en la acción y en el interés generado. Es a partir de la exposición de la figura central de la película, que como el título de la misma indica no es otra más que Satoko, cuando La mujer del espía empieza a arrancar y cuando se observa que el director se encuentra más cómodo en la dirección, con un objetivo y un lenguaje mucho más definido.
Tratada visualmente de forma fría y aséptica, la relación de la pareja se imprime en tonos fríos, no así la construcción de ambos personajes, los cuales demuestran el respeto y amor que se profesan entre ellos mismos, usando esta capacidad para establecer sendas bases para la película. Asimismo, y en lo referente a lo visual, Kurosawa consigue trasladarnos a un elegante y soberbio Japón de época, en el que decorados y vestuario imponen su presencia a lo largo de toda la película. Un acierto por su parte.
En definitiva, La mujer del espía consigue evolucionar en un vibrante y apasionante thriller de época, en el que el atractivo visual es un aliciente para el espectador que se quiera trasladar al pasado y quiera vivir una historia intrigante.
Otra pequeña incursión de Kurosawa en un campo semi-explorado con satisfactorio resultado.