Crítica de Alcanzando Tu Sueño (2019): Mi Música es tu Voz

alcanzando tu sueño

Alcanzando Tu Sueño supone el debut en la dirección de Max Minghella, hijo del malogrado Anthony Minghella. Tras más de veinte años dedicado a la interpretación, ahora ha decidido seguir los pasos de su padre, ¿Veredicto?

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Todos hemos sido un adolescente solitario, raro, que no encuentra su lugar pero con mucho que decir en su interior. Todos hemos tenido una madre que jamás ha visto el talento de su hijo ni, de verlo, le ha importado lo más mínimo. En otras palabras: Todos somos Violet. (Ah… ¿Que no es así? ¿Qué estoy proyectando? Huy, qué vergüenza…). De repente una persona reconoce tu talento y se presenta la oportunidad de tu vida. Esa es la historia que nos cuenta en Alcanzando tu Sueño Max Minghella, quien tras dos décadas sin encontrar su sitio como actor se marca un «los Javis» y se pasa a la dirección. ¿Ha aprendido algo de su padre?

Vamos a verlo: Anthony Minghella saltó a la fama en 1996 cuando El paciente inglés triunfó en la noche de los Oscars haciéndose con nueve de las doce estatuíllas a las que aspiraba. Su estilo impostado y neoclásico impresionó a la crítica, pero no le volvió a funcionar. Ni Cold Mountain ni El talento de Mr Ripley gozaron del mismo favor en absoluto. Pues bien, su hijo se separa por completo del estilo del padre pero demostrando el mismo dominio de la puesta en escena. Lo demuestra desde el primer momento, cuando con sólo una secuencia sin diálogos nos presenta la situación de Violet.

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Ahora bien, te deja una pregunta como expectador. ¿Qué me estás contando exactamente? ¿A dónde quieres llegar? ¿Es esta una historia de tr¡unfo personal? ¿Es una historia sobre suplencias emocionales? ¿Sobre cómo nuestra familia no son los lazos de sangre sino quien ocupa ese rol? ¿Es un retrato del ascenso fácil a la fama y de una sociedad repleta de triunfitos? ¿Sobre que hasta en el pueblo más perdido del planeta puede haber talento? No me ha terminado de quedar claro, porque habla de todo, pero no se centra en nada.

Toda la película recae sobre los hombros de Elle Fanning, actriz valiente y de carrera impecable (y que cada vez se parece más a la hija que nunca tuvieron Nicole Kidman y Sissy Spacek) que aquí nos baila, nos canta, habla en polaco y en inglés british. Lo que haga falta, que para ella todo es poco. Ella es el centro de la película, pero no quero dejar sin nombrar a Rebecca Hall. Está perfecta como roba escenas y a ver cuándo de una vez por todas roba su propia película.

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La cuidadísima fotografía corre a cargo de la norteamericana Autumn Durald, cuya carrera se ha desarrollado sobretodo en el campo del video musical. No es una propuesta estética idealizada ni cómoda. Es efectivista, en efecto, pero no está endulcorada. Alcanzando tu sueño no es exactamente Cenincienta y Durald lo deja claro. El apartado musical es otro de los puntos fuertes de la cinta. Heterogéneo, desfasado incluso (El Better off alone tiene su punto pero… ¿En serio, Max? ¿El Saturday night de Whigfield? ¿En serio?) pero sorprendentemente coherente. Que en una película musical debería darse por sentado, pero no siempre es así. Sin ir más lejos, y volviendo a Los Javis, La llamada es un verdadero dislate en cuanto a las canciones.

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La puesta en escena se apoya en el fascinante trabajo de montaje hasta el punto de no poder distinguir si el mérito es del director o del montador. Lo más probable es que la receta sea el entendimiento absoluto entre ambos porque funciona verdaderamente bien.

Resumiendo. No sabemos qué nos ha querido contar Max Minghella con su debut, pero sea lo que tuviera en su cabeza, lo ha sabido contar muy bien.