AÑO: 2016 | DIRECCIÓN: Salvador Calvo | PRODUCCIÓN: Enrique Cerezo PC, 13 TV, CIPI Cinematografía S.A., ICAA | GUIÓN: Alejandro Hernández | FOTOGRAFÍA: Álex Catalán | REPARTO: Luis Tosar, Álvaro Cervantes, Javier Gutiérrez, Karra Elejalde, Carlos Hipólito, Eduard Fernández, Patrick Criado, Miguel Herrán, Ricardo Gómez, Emilio Palacios, Alexandra Masangkay, Maykol Hernández, Pedro Casablanc, Ciro Miró | GÉNERO: Bélico, Aventuras, Cine Histórico | DURACIÓN: 129 minutos.
Durante 1898 y 1899 un puñado de soldados españoles –‘Los héroes de Baler’– resistieron 11 meses en lo más profundo de la selva filipina, en un poblado llamado Baler. Sin noticias de Malina (la capital filipina), los combatientes españoles soportaron los ataques tagalos sin saber que España había sido derrotada en Puerto Rico, Cuba y la propia Filipinas, siendo malvendidos estos territorios a Estados Unidos.
Enfrentarse a una superproducción -de 6 millones de €- que es catalogada desde antes de su estreno como ‘anti-española’, ‘propagandística’ o ‘anti-bélica’ siempre es un ejercicio interesante para mandar a freír espárragos las críticas o reafirmarlas. Nada más lejos de la realidad, la película se corona como el retrato crudo y tortuoso de uno de los episodios más heroicos de la armada española, que tiene la honradez de avisar en los primeros instantes que se ha ficcionado por motivos narrativos. Todo un acierto.
Con una estructura definida y un pulso de hierro, Salvador Calvo se empeña en mostrarnos el interior y los tejemanejes del ejército español. Para ello, se apoya en un pronunciado Primer Acto que sirve como presentación de los personajes más relevantes del batallón: Martín Cerezo -apegado al reglamento y empeñado en no rendirse-, Jimeno -movido por la venganza- y los jóvenes encabezados por Carlos -con el objetivo de ser pintor y obtener el título de comportamiento extraordinario-, que tomarán las riendas del metraje y servirán como nexos narrativos para comprender todos los aspectos de la contienda, que se define por los que la protagonizan y no por los hechos en sí.
Y es que el elenco actoral -encabezado por Luis Tosar, Javier Gutiérrez y Álvaro Cervantes- roza un nivel extraordinario durante toda la película, acompañado por unos secundarios de lujo como Carlos Hipólito -que realiza un gran trabajo interpretando al Doctor Vigil- Karra Elejalde o Patrick Criado, dejando de lado a un Ricardo Gómez -acostumbrados a verlo en Cuéntame- que no está ante su mejor papel. Todos sufrirán el peso de la Guerra de Desgaste y algunos de ellos no saldrán airosos de ella, ya sea por las propias enfermedades o la incapacidad de soportar al enemigo en ciernes que cada vez presiona más por recuperar un territorio que le pertenece y que, por cierto, está presentado con elegancia y maestría gracias a Álex Catalán, que realiza un soberbio trabajo de fotografía -con preciosos planos cenitales mediante drones- y consigue convertir las Islas Canarias en Filipinas durante los 129 minutos que dura el filme y que se antojan quizá demasiados por cómo se desarrollan los acontecimientos.
Porque querer mostrar TODOS los horrores de la contienda ha tenido sus pros y sus contras. Por un lado, nos permite ser partícipes de la evolución de los protagonistas ante las adversidades que viven, con especial inciso en Carlos, sus acciones y vicios que desarrolla, y del propio batallón al conjunto, que verá reducidos los efectivos según avance la trama y mermada su salud durante el prolongado Segundo Acto, que tiene su principal problema en la repetición de situaciones y la sensación de ‘no avanzar’ durante muchos momentos.
Y es que si algo nos caracteriza como españoles es que ‘no avanzamos’, y Salvador Calvo lo tiene muy claro a la hora de plasmar a los auténticos culpables del conflicto: el gobierno español, que abandonó -no en el sentido estricto de la palabra- a sus hombres luchando bajo la bandera de la patria que juraron defender y proteger con su vida, amparados en el más que discutible reglamento militar que tanto gusta a Miguel Cerezo para lo que le conviene. Héroes unos, traidores otros. Y la película lo dice muy bien, porque la HISTORIA no se puede alterar.
En definitiva, un buen filme de corte nacional que certifica el buen momento en el que se encuentran las producciones españolas y que será un hueso duro de roer en la ceremonia de Los Goya. Tenía ciertas dudas ante las críticas vertidas, pero la realidad, crudeza y humanidad con la que se ha tratado el acontecimiento han hecho que desaparezcan. Recomendable.