El próximo 6 de marzo llega a nuestros cines Lo mejor está por llegar, una dramedia francesa cuya mayor virtud es triunfar, precisamente, en lo que se supone define a este género de balances entre el humor y el drama.

Existe una tendencia (en absoluto novedosa) en las comedias francesas en mostrarnos sus historias partiendo de entornos que el espectador adora por simple aproximación al mito: París, gente que más o menos ha triunfado en la vida (el simple hecho de vivir en el centro de París, hoy en día, ya debe darnos una idea de lo que se necesita), un aire cultural y sofisticado y, si es posible, una ración de tópicos y un muestrario del poder francés en infraestructuras. La gracia del asunto, o el drama, reside en lo que se nos cuenta una vez estamos inmersos en ese entorno agraciado. Woody Allen suele hacer algo similar: sus personajes viven en los Upper West o East Side de Nueva York pero la idea contarnos una historia, tratar unos personajes, y para ello simplificamos el exterior (tirando de pijerio o vidas acomodadas o, simplemente, situaciones imposiblemente bohemias): para poder concentrarnos en la historia. La reciente Marriage Story, sin ir más lejos, utilizaba sabiamente esa fórmula. Es una manera, dicho de otro modo, de evitar la entrada en la trama de entornos sociales complicados y, por definición, posiblemente partícipes de la trama. En Lo mejor está por llegar no ocurre nada de eso: París y Francia son preciosas, esos personajes molan, pero la chicha está en lo que les ocurre. Vamos a ello.

La sinopsis juega con el clásico enredo cómico en el que un personaje es víctima de una situación que no controla: Arthur y César son dos viejos amigos. Distintos en lo personal y profesional pero unidos por un pasado común en un orfanato. Tras un chequeo médico en el que el primero, más acomodado y conservador que el segundo, presta su tarjeta médica, descubren un cáncer terminal en César. Sin embargo cuando Arthur pretende contarle la fatídica noticia a su mejor amigo se activa el enredo y, de algún modo, César, y todo el mundo, cree que Arthur es quien está enfermo.

Lo mejor esta por llegar 01

Lo mejor está por llegar funciona notablemente en ambos frentes, comedia y drama. En lo primero destaca la química entre Fabrice Luchini y Patrick Bruel, como la clásica pareja de amigos que no se parecen, a priori, en absolutamente nada pero que comparten un vínculo vital inapelable. Los diálogos tiran de agilidad cómica sin entrar en los gags, tomando ventaja de la personalidad de ambos (especialmente de la de Arthur), siempre con el mencionado enredo como objeto de todas las risas. En lo segundo, en el drama vaya, el film se deja llevar por la info que marca todo el enredo: César se está muriendo y Arthur no sabe como decírselo.

Esta dramedia francesa, de agradable visionado, se conjuga como un viaje (literal, en muchas escenas) de dos amigos hacia la recuperación de su amistad. Lo mejor está por llegar es la historia de un viaje que ambos personajes necesitan: César, aunque sin ser consciente de ello, para cerrar asuntos pendientes en su vida, y Arthur para, por fin, despertar personal y socialmente del letargo vital. Tal vez no es una obra maestra pero es un film que funciona y, lo mejor de todo, logra su propósito.

Reseña
Puntuación general
6.5
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cratica-de-mejor-esta-llegar-dramedia-aptimoDespués de un gran malentendido, dos amigos de siempre deciden abordar todo para recuperar el tiempo perdido.