¿Una Buffy afroamericana en la tercera venida de Joss Whedon?

Era cuestión de tiempo. El reinicio de sagas o series míticas está a la orden del día y Joss Whedon, que llevaba tiempo resistiéndose a ello, parece apuntarse al retorno de Buffy Cazavampiros, la serie que dignificó la esencia nerd por el camino de la excelencia narrativa y de una particular fórmula dramática que cimentó su legado como hito cultural de los últimos noventa.

En apenas seis semanas Joss Whedon ha anunciado su retorno al medio televisivo con hasta nada menos que tres series: primero fue Pippa Smith: Grown-Up Detective, una serie en la que ejercerá de productor ejecutivo en modo padrino (o eso creemos); después llegó el turno de The Nevers, serie de creación propia para la HBO y en la que asumirá el rol de showrunner; y ahora, cuando ya parecía tener la agenda al límite, se anuncia el regreso de su obra magna, Buffy Cazavampiros. Sigue sin parecer posible.

La noticia saltó ayer viernes 20 de julio en la primera jornada de la San Diego Comic Con, sin rum rum previo, por sorpresa, casi a traición del fan que no las tiene todas consigo. Fox 21 Studios (propietarios de los derechos originales) producirá la serie junto a su creador original, Joss Whedon, acreditado como productor ejecutivo, y Monica Owusu-Breen  (Agents of SHIELD) como showrunner, por lo que, de momento, esto se balancea entre un reinicio al uso, con nueva cazadora, o bien creación de una nueva premisa siguiendo la mitología original.

En cualquier caso se habla de una cazadora afroamericana y de una diversidad que entendemos como una nueva muestra de la voluntad transversal de las grandes propuestas comerciales del presente.

Nos queda la duda del papel real que ejercerá Joss Whedon en esta nueva Buffy: durante años ha dejado claro que este tipo de ideas no suelen funcionar por lo que desde aquí apostamos a que ha aceptado el cometido, sabiendo que era inevitable, así como el cargo automático de productor debido a que fue el creador original, e intentará aplicar en este reinicio aquello que hizo de Buffy algo tan especial.

Porque el genio de esta serie, tan personalizada en su autor, empezaba por su mismo título: en él se daba a entender que estábamos ante una serie juvenil de género fantástico y poco más. De hecho Buffy The Vampire Slayer empezó como una deliciosa comedia de terror juvenil, divertida y excitante, hasta que una incipiente mitología, y unos personajes bien trabajados, permitieron la entrada de temáticas más adultas e incluso incómodas.

 

El toque de su creador, su ingrediente secreto, fue que pese a todas esas tramas con vampiros, monstruos y fenómenos sobrenaturales, las situaciones, los sentimientos y los personajes se tornaban asombrosamente reales. El uso de metáforas y de todo tipo de argucias narrativas permitía tratar temas profundamente humanos bajo el barniz de una serie de género sobrenatural. Y todo ello rematado con una aplastante resonancia emocional.

La guinda la ponían unos diálogos vibrantes, una buena dosis de humor y sobre todo una autoconsciencia -marca de la casa- mediante la cual sus personajes eran plenamente conscientes de lo absurdo de sus vidas, de lo que les sucedía, permitiendo así que el espectador empatizara con lo que realmente era importante.

Por eso Buffy arrastró semejante marabunta de fans y por eso las primeras reacciones han sido muy precavidas: la original supo aportar guiones excelentes, episodios que trascendieron el medio (Hush, The Body, el musical…), acertaron en cada final de temporada y por todo ello, además de entrar en todo tipo de listas y de una influencia letal en el medio, se convirtió en la serie más estudiada por el mundo académico.

Conviene, tal vez, asumir cierta precaución: la mencionada fórmula, esa receta, era indeleblemente humana, ajena la fría formulación. Tal vez Joss Whedon no pueda encargarse de ella en el día a día pero esperamos que pueda encontrar compañeros de trabajo como los de antaño. Aquel equipo, se dice, se cuenta, llegaron a expresarse como él. Aquel lenguaje Jossian que es imprescindible en el llamado Whedonverso.