The young Pope continúa regalando en este tercer episodio momentos estéticos espectaculares. Además, la historia sigue su curso con paso firme, colocando a nuevos peones en la partida.
El capítulo comienza en las azoteas del Vaticano. De nuevo Sorrentino nos vuelve a regalar unos diálogos estupendos, donde la mordacidad y la sátira se unen en este encuentro entre Pío XIII y su mayordomo. La escena termina con una línea de créditos imponente. Con música rock, nuestro Papa se pasea por el Vaticano con dirección a sus estancias papales. Es ahí donde se arrepiente de la arrogancia de sus palabras. No me voy a cansar de repetirlo, Jude Law está ante el mejor papel de su carrera.
Por otro lado seguimos con los intentos del cardenal Voiello de normalizar la situación. Como político, tiene que tranquilizar a la opinión pública sobre el discurso del Papa. Para ello tiene que hacer entrar en razón a Pío XIII y a su mentor, un cardenal Spencer enfurecido por haber perdido la oportunidad de su vida.
El Papa sigue con su plan de hacer inaccesible a la iglesia, intentando ganarse a sus adeptos por el misterio que rodea su figura.
La hermana Marie es la que se tendrá que encargar de dar las explicaciones por el discurso del Papa. Pío XIII se lo asigna a ella en vez de a Voiello, en un intento de dejarle fuera de escena. Marie solo tiene que leer lo que Pío le ha escrito, nada de contestar a la prensa. Se sigue con el plan del Papa, ese de hacer inaccesible a la iglesia para la opinión pública, en un intento de ganar la aceptación de los fieles por el misterio que rodea su figura.



Y siguen las audiencias papales. Sorrentino refleja la desgana del Papa en estas cuestiones con una brillante lucidez. Las vueltas al salón de reuniones o la forma de sentarse en el sillón mientras los sacerdotes muestran síntomas de preocupación, muestran cierto despotismo en el carácter del joven Papa. Por otro lado, en una reunión secreta entre varios cardenales, deciden que Voiello presente su dimisión.
Jude Law y Silvio Orlando están excelentes en sus respectivos roles.
La parte más tensa de este episodio es una charla entre Voiello y Pío. El Papa quiere saber porqué se tomó la decisión de elegirlo. Para él todo se debe a una elección divina. Pero Voiello le hace ver que si fué elegido es por su recomendación. Aún así, Pío XIII sigue sintiendo que ha sido elegido por los designios de Dios. Además, Voiello presenta su dimisión, la cual no es aceptada por el Papa, que piensa que sería más vergonzoso destituirlo. Una escena tensa llevada a la perfección por Jude Law y Silvio Orlando en sus respectivos roles.



Por otro lado, las charlas entre el Papa con el cardenal Gutierrez (Javier Cámara), nos muestran al Lenny más cercano. En esta última cuenta lo que fué su relación con una chica, semanas antes de empezar el seminario. Con dulzura y confianza, el Papa vuelve a ser ese chico huérfano, con cierto aire de vulnerabilidad. Compara esa relación con la que tienen los fieles con Dios, además de confesar que hay momentos en que pierde la fe. El problema está en los secretos que esconde Gutiérrez y que podría hacer que abandone el Vaticano, haciendo que acceda a convertirse en una especie de espía de Voiello. Ya se verá como es de leal al nuevo líder de la iglesia.
El Papa se desploma y Esther lo sostiene, en una clara similitud con la famosa obra La Pasión, del escultor Miguel Ángel.
Las confesiones del Papa con el cardenal Gutiérrez pueden acarrear algún problema. La aparición del personaje de Esther (interpretada por Ludivine Sagnier) puede resultar interesante. Esa imagen en el despacho papal en la que Pío se desploma es muy efectista. Esther sostiene al Papa emulando la famosa Pasión de Cristo de Miguel Angel.
Ya para terminar, Voiello intenta hacer ver a Spencer que tiene que aconsejar al nuevo Papa. Que acceda a él puesto que le ofreció, a pesar de que Spencer es más conservador y difiere del aperturismo que planteaba Voiello. Pero Spencer ha llegado tarde, ya que Pío no lo quiere como consejero. Y es que el Papa ya no es el cardenal Lennie Velardo, una persona conciliadora que podía ser el puente entre el conservadurismo de Spencer y el progreso que plantea Voiello. Él ha sido designado por la gracia de Dios y tiene que seguir con su plan.
La atención sigue intacta y cada personaje muestra una personalidad muy atrayente. Esto, unido a una dinámica puesta en escena y ha una historia muy bien narrada, siguen haciendo que el espectador no pierda el interés en la serie. Y los demás episodios parecen que aumentaran ese interés.