Nuestros amigos de Netflix nos trajeron el día 14 de junio un nuevo documental, esta vez centrado en el caso Alcasser, uno de los crímenes más mediáticos de la historia de nuestro país. Dividida en 5 capítulos, el documental se centra en distintos aspectos del caso, mostrándonos no solamente lo que paso, sino todo lo que lo rodeaba.
El caso Alcasser, el nuevo documental de Netflix, nos acerca a uno de los crímenes más importantes de la historia de España. Este hecho no adquirió relevancia por lo que ocurrió en sí (asesinatos, secuestros y desapariciones ocurren prácticamente a diario) si no por todo lo que rodeaba al caso, o todo lo que consiguieron hacer creer que rodeaba.
El documental se divide en 5 partes de una hora (aproximadamente). Nos muestran el desarrollo cronológico del caso, abarcando casi todos sus ámbitos y facetas. No solo es interesante por el detalle con el que van contando la evolución del caso y lo que le rodea, si no que consigue hacer que el espectador reflexione sobre, principalmente, dos temas (o problemas) fundamentales. Dos temas que, desafortunadamente, con el paso del tiempo vemos que se han repetido en otros casos de gran actualidad.
No voy a desgranar cada capítulo, dado que mi intención a la hora de escribir este artículo no es contarte con pelos y señales lo que ocurren en cada uno de los episodios que forman el documental. Esto es algo que prefiero que cada espectador pueda descubrir por su cuenta. Sin embargo, sí que comentaré los puntos técnicos y reflexivos que me han parecido más interesantes del documental.
A pesar de no haber conseguido todas las entrevistas / participaciones de personas implicadas en el caso que Netflix hubiera querido (el propio documental nos ofrece en cada programa una lista de nombres de personas que se han negado a participar), sí que provoca en el espectador la sensación de que todos los “bandos” están representados. Con el desarrollo mostrado del caso en el documental, las creencias y opiniones del espectador van saltando de un punto a otro hasta conseguir que cada uno tenga su propia opinión sobre lo ocurrido (en base a lo mostrado en el documental).
El gran uso de antiguos vídeos de los pueblos de la zona, comparándolos inmediatamente con esos mismos puntos en la actualidad, aumenta significativamente la inmersión del espectador en los hechos. Sin pretender sonar exagerado, consigue meterte dentro del caso.
Así, El Caso Alcasser también plantea en mi opinión dos grandes reflexiones (no sé si voluntaria o involuntariamente). Ya desde el principio del mismo, nos muestran el gran revuelo mediático que se formó alrededor del caso. El pueblo de Alcasser se convirtió en un gran plató de televisión, donde las grandes cadenas de la época se peleaban por conseguir más audiencia que la competencia por medio de actuaciones que se podrían calificar como mínimo, de reprochables. Así, plantean la duda de hasta donde debería de llegar un medio de comunicación en su afán por conseguir la primicia, o impactar al espectador usando como herramienta el morbo. En el propio documental hay declaraciones de antiguos trabajadores de esos medios que se arrepienten y sienten vergüenza por sus actuaciones en el pasado. Sin embargo, es una práctica que está a la orden del día. No hay más que recordar el caso Julen o el caso de Gabriel “el pececito”.
Como segunda gran reflexión, el documental nos muestra como las actuaciones de algunos de los personajes principales del caso, en base a sus teorías y elucubraciones, pueden llevar a la furiosa masa a dudar de la existencia del estado de derecho. El depositar de su fe sobre lo que es la verdad absoluta por parte de un pueblo en una persona “legitimada” a dar su discurso, llevar a cabo sus investigaciones y poner en duda las actuaciones de policías, forenses y trabajadores judiciales. Otra forma de populismo que puede tener unas terribles consecuencias para la convivencia ciudadana, provocando desagradables comportamientos en la masa influenciable.
Como último punto, El Caso Alcasser nos ofrece una tercera reflexión, pero muy distinta de las dos primeras en cuanto a la presentación de esta al espectador. Si bien las dos primeras reflexiones nacen de un análisis y son sugeridas por el material mostrado en el documental, la tercera más que una reflexión es un mensaje directo. Netflix utiliza este documental y este caso para lanzar un mensaje político en torno a la cuestión de la violencia de género, sin mencionar prácticamente el debate en torno a la prisión permanente revisable (cuando es posiblemente lo que más se exige de fondo por las víctimas de estos ataques) centrándolo en subir al carro de los movimientos feministas actuales, sin riesgo ninguno y colocándose dentro de la corrección política.
En definitiva, El Caso Alcasser consigue su objetivo principal, que es mostrarte que sucedió y todo lo que rodeó al caso de las niñas de Alcasser, y que aparte, consigue despertar preguntas y reflexiones en el espectador, que nunca están de más. Si la pregunta que tienen ustedes es “ver o no ver”, mi respuesta es: ver.