¿Secuela? ¿Reboot? ¿Remake? ¿Qué es esta quinta parte de Scream al que se han «olvidado» de poner el número por el que va la saga? Pues ni secuela, ni reboot ni remake… solo una oportunidad perdida.

Seguramente, Wes Craven no era consciente de la importancia de la primera entrega de Scream cuando la estrenó en 1996. Para empezar, revitalizó el género del slasher que parecía más que agotado. La estela de Scream fue continuada exitosamente por Sé lo que hicisteis el último verano y Destino final… y desastrosamente por Leyenda urbana y Cherry Falls. Esta última creo que es una de las peores películas que he visto ever, y mira que me he tragado auténticos bodrios a lo largo de mi vida. Pues Cherry falls se lleva la palma.

Scream 2022 (01)

No solo aparecieron nuevas franquicias, sino que hizo que volvieran viejas conocidas como Muñeco diabólico, Halloween y Viernes 13, regreso que seguramente no hubiera ocurrido sin el éxito de Scream. Incluso el tirón del terror adolescente propició la vuelta de Carrie, secuela que absolutamente nadie pedía, pero la verdad es que Carrie 2: La ira no estaba nada mal. La aportación española al slasher noventero, véase Tuno negro y El arte de morir… mejor hagamos como que nunca ocurrió…

El caso es que sólo por eso, Scream ya sería una de las películas más importantes de los 90 y una de las que no se puede dejar de hablar cuando se repasa la evolución del cine contemporáneo (si consideramos contemporáneo el cine de los 90, claro). Pocas películas han marcado un antes y un después y la cinta de Wes Craven es una de ellas. Pero Scream es algo más que una película exitosa. Scream fue una deconstrucción completamente auto-consciente del propio género. No es tanto una evolución o una remodelación de las pautas del género como pudo ser el spaghetti western, sino una autopsia del mismo (y la metáfora no podría ser más apropiada). Es un slasher que sabe que es un slasher. La misma información de las reglas del juego que tiene el espectador la tienen los mismos personajes.

Destripando el Slasher: Scream (1996-2011)

Aunque lo que voy a decir debería ir por lo penal, Scream es al cine lo que El Quijote fue a la literatura. ¿O acaso no es Alonso Quijano un fanático de los libros de caballería que enloquece y se monta su propia novela caballeresca? ¿No utiliza Cervantes a sus personajes para diseccionar el género desde el mismo género? Pues eso. No hay más preguntas, señoría. Ahora bien, te puedes estar preguntando por qué llevo 385 palabras hablando de la primera Scream cuando se supone que la crítica es a Scream 5? Pues porque si la primera Scream deconstruye el slasher, Scream 5 deconstruye Scream 1.

Ya hemos superado la etapa de las secuelas (continuación argumental de la primera película), precuelas (narración de los acontecimientos previos al inicio de la historia), reboots (reinicio de la saga, tomando los elementos principales o más característicos, pero creando con ellos una historia diferente a la original). No, eso ya está agotado: Scream 5 es una recuela. El término, como se encargan de explicar en la propia película, es una continuación (secuela) pero conectada directamente con la primera parte. Es decir , es una trama que continúa la historia principal, con nuevos personajes pero en referencia y conectados a los de la primera parte. Digamos que es una mezcla entre remake y secuela, en la que añade situaciones nuevas a la película inicial.

Scream 2022 (02)

Sería un regalo a los fans de toda la vida, los que se engancharon a la saga gracias a la primera parte. Y digo sería porque la cosa pinta muy bonita pero no lo es. Y no lo es porque los fans de Scream lo son precisamente por la calidad de la primera parte, que es lo único que no trae de vuelta esta última entrega de la saga.

Wes Craven, el padre de la criatura, rodaba muy pero que muy bien. La primera escena con el asesinato de Drew Barrimore es cine en estado puro, con un sentido del ritmo y de la atmósfera magistral. De hecho, la escena inicial se convirtió en la marca de la saga (algo de lo que bebió muy bien Destino final). Incluso la más floja de todas, que fue Scream 4, tiene una secuencia inicial absolutamente épica. Aquí no, aquí la escena inicial te deja completamente frío y ya es preludio de que la cosa no va a remontar. Craven también supo crear un grupo de protagonistas carismáticos que consiguen que el espectador quiera ser uno más de ellos, vivir la aventura y enfrentarte al asesino. Todo esto desaparece en la última película. Aquí los personajes son sosísimos, sin apenas desarrollo ni conexión con el espectador. Incluso actores con bastante presencia en escena como Jack Quaid y Dylan Minnette se ven lastrados por la apatía del resto del reparto.

Hemos dicho que Scream (2022) es una recuela que vuelve a los acontecimientos de la primera Scream, y eso incluye a los protagonistas originales. Nada, ni por esas. No aportan lo más mínimo a la película y está claro que la culpa no es suya (porque ya demostraron la química que desprendían), sino de que esta es la primera Scream no firmada por Wes Craven. Tras su fallecimiento, la batuta la han tomado una agrupación llamada Radio Silence formada por tres directores con el talento de medio director. Esta película tendrían que haberla puesto en manos de un director solvente y no dársela a un colectivo con nombre de banda de música indie. Uno de los activos de Scream fue precisamente que un maestro del slasher (el creador de Pesadilla en Elm Street) volvía al género poniéndolo patas arriba. Era la oportunidad de que un Rob Zombie, un Robert Eggers o un Ari Aster deconstruyeran la deconstrucción.

Ahora Scream no necesita una recuela, necesita una resurrección.