Review Agents of Shield, 4ªT (2016-2017): ¡¡A tus pies, Madame Hydra!!

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Agents of Shield sube su apuesta con tres líneas argumentales, fantasmas, androides, realidades virtuales y un cierto desmelene que nos deja satisfechos y con ganas de más.

Me van a permitir que resuma esto con la misma celeridad de la narrativa habitual de Agents of SHIELD: su cuarta temporada es, de largo, la mejor de la serie. La mejor planteada, ejecutada y, sobre todo, la más excitante. Y todo ello sin traiciones a  la esencia de la serie: esto es, acción sin pausa, problema tras problema, cero espacio para el aburrimiento y una autoconsciencia en el uso del humor que ha ido a más en esta, de momento, penúltima temporada de Agents of SHIELD. La habitual partición en dos líneas argumentales se ha visto aumentada a tres y ahí está el caramelo. Tres tramas, cada una mejor que la anterior. Veamos.

La primera, Ghost Rider, tiene a dicho personaje como elemento común de una trama que empieza casi en un in media res unos meses después de los hechos de la tercera temporada de Agents of SHIELD: la agencia ha vuelto a ser pública y legal, Phil Coulson (Clark Gregg) se mantiene en un segundo plano (degradado como agente de campo), tenemos nuevo y carismático director, Jeffrey Mace (Jason O’Mara), a Jemma Simmons (Elizabeth Henstridge) ascendida y a una Daisy Johnson (Chloe Bennet), apodada popularmente Quake, como superheorína fugitiva de todo el mundo: de SHIELD, de las autoridades, de si misma… Ghost Rider, es decir, Robbie Reyes (Gabriel Luna), une los destinos de Quake, SHIELD y unos fantasmas (sí, sí, fantasmas, Agents of SHIELD le da a todo, sin problemas) víctimas de un experimento científico. Dichos eventos nos conducen a….

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La segunda, LMD, en la que Holden Radcliffe (magnífico John Hannah), presenta su mejor obra: Aida. Un acrónimo que define a una androide inicialmente servicial y discreta interpretada por una Mallory Jansen que fácilmente podría ser la mejor actriz que ha pasado por toda la serie. Porque aquí la mencionada actriz australiana será capaz de interpretar hasta cuatro personajes distintos sin que puedas decidir cual de ellos es más apasionante. La particularidad de esta trama es que Agents of SHIELD se permite jugar con un quien es quien ya que cualquier personaje será susceptible de ser clonado en forma de androide y, ojo a la genialidad, ni ellos mismos se darán cuenta hasta que se active su misión programada. Genial, no? Pues, sin respiro, y tras el episodio Self Control (más que notable debut direccional de Jed Whedon) nos vamos a…La tercera y mejor de las tramas, Agents of HYDRA, supone la tanda de episodios más excitante de la serie: la entrada de Daisy y Jemma en Framework, el mundo virtual creado por Radcliffe y Aida (con ayuda de un libro oscuro del que me abstengo comentar nada porque es un deus ex machina de manual, nunca mejor dicho), en el que deberán salvar a sus amigos, cuyas mentes viven una existencia virtual programada mientras duermen plácidamente en unas instalaciones submarinas. En Framework -una suerte de Matrix– Hydra domina con mano de hierro: Skye, un renacido Grant Ward (impagable su primera escena) y Melinda May (Ming-Na Wen) son agentes de Hydra; Phil Coulson es un profesor de instituto y Mack (Henry Simmons) vive una plácida existencia en una distopía ejecutada por un cruel y taimado Leo Fitz (Ian De Caestecker), totalmente enamorado de Ophelia, la versión maligna y fatal de Aida, líder absoluta de Hydra. A que suena delicoso?

Por aquello de encontrar un lado negativo al asunto tal vez deberíamos recordar que esta apuesta por la intensidad narrativa sin fin nos priva de episodios distintos o especiales (como aquel 4,722 hours), pero en un acto de pragmatismo seriéfilo prefiero ser razonable y no pedir más de la cuenta. Aida estaría de acuerdo conmigo.