Reivindicando a Alejandro Amenábar (aunque parezca mentira)

Alejandro Amenábar

Vale, vale. Puedes que estés pensando que cómo oso reivindicar a uno de los grandes, que si hay alguien que no necesita palabras de apoyo es precisamente Amenábar. En efecto, eso no lo dudo, pero si piensas eso ahora date cuenta de tu edad (ahí te he dado, ¿eh?). Si has vivido el cine de los 90 nada de lo que aquí escriba te sonará a nuevo. No es para ti para quien escribo. Lo hago para todos los ̶i̶n̶c̶u̶l̶t̶o̶s̶ ̶n̶i̶ñ̶a̶t̶o̶s̶ jóvenes primerizos que están leyendo y no entienden por qué Amenábar tiene esa categoría de gran autor. Los recién llegados, aquellos que como mucho han visto Ágora pero no han vivido la edad de oro del cineasta chileno (sí, nació en Santiago de Chile. ¿Veis como no sabéis nada de él?).

Si has nacido en el nuevo siglo o de chiripa en el anterior, Alejandro Amenábar te parecerá un autor insustancial con fama desmerecida. Sus dos o tres películas son irrelevantes y las podría haber firmado cualquiera. Ahí te tengo que dar la razón porque seguramente sólo conozcas Regresión y Mientras dure la guerra, pero lo que quiero que entiendas es que Amenábar es quien es por haber hecho la carrera más espectacular de la historia del cine. Nadie volverá a tener una carrera tan perfecta como la suya. Empecemos.

Alejandro Amenábar 2

 

No había ni acabado la carrera cuando el mismísimo José Luis Cuerda (nada menos que el director de Amanece que no es poco) se fija en él y le produce su primera película.

Tesis no hace demasiado ruido hasta que mete el pelotazo en los premios Goya, consiguiendo nada menos que siete premios derrotando a la reputadísima Pilar Miró. Tesis seguramente sea la única película que realmente se haya beneficiado por los premios del cine español, puesto que se reestrena y revienta la taquilla. Amenábar logra además, algo imprescindible para triunfar como cineasta: El favor del público joven y se convierte en el director estrella más fulgurante desde Álex de la Iglesia.

Su siguiente película, Abre los ojos, se la compra nada menos que Tom Cruise para hacer un remake en Hollywood. Atento, ¿eh? Era su segunda película y ya posan sus ojos en él desde la meca del cine. Además, Cruise le paga el que será su tercer trabajo para que lo protagonice su mujer, Nicole Kidman. Los otros mete el pelotazo en taquilla a nivel internacional.

Por si esto fuera poco, está a sólo una película de ganar el Oscar con Mar adentro. Sólo tenía 32 años.

 

Quizá sepas todo esto pero no lo has puesto en perspectiva y no le has dado entonces la importancia que tiene. Nadie con cuatro películas ha sido capaz de conseguir lo que Amenábar. Nadie va a ser capaz de volver a tener una carrera ni remotamente parecida. Amenábar ha sido un elegido de los dioses. ¿Que le han abandonado? Es posible, pero cuidadito con minusvalorar al director de cine con el mejor inicio de carrera de toda la historia.

¿Qué ha pasado después? Es difícil de entender. Desde luego que su declive comenzó con la tibia recepción de Ágora (que, para colmo, inauguró Cannes. Es que lo de este hombre ha sido irrepetible). Quiero pensar que para alguien que solo ha conocido el éxito no es fácil reaccionar ante tu primer fracaso. Se había tomado un descanso de seis años para realizar semejante superproducción que fue recibida con sonrisas agridulces y se estrelló comercialmente.

El problema no lo veo en las malas críticas o en el pinchazo en taquilla. Lo que le pasó a Amenábar es que reveló al mundo que no tenía un universo como director de cine. Sus tres primeras películas se movieron entre el suspense y el terror con la muerte como leitmotiv, pero incluso Mar adentro descolocó a la audiencia. Nadie duda que sea una obra maestra, pero acababa de abandonar el «sello Amenábar» y eso es lo que nunca puede hacer un cineasta estrella.

España es una extraña paradoja en lo que se refiere a directores estrellas de cine. Con una cinematografía a años luz de la relevancia publicitaria de la norteamericana, sin embargo tiene un número asombroso de directores que se han convertido en estrella frente a los estadounidenses. ¿Qué es una estrella de cine? Pues aquella persona a la que todo el mundo pone nombre y cara y que es un activo principal para ir a ver una película. Piensa en Érase una vez en Hollywood. Pese a estar protagonizada por DiCaprio y Brad Pitt, se vendió como la última película de Quentin Tarantino. Eso es a lo que me refiero con Cineasta-Estrella y ahí España va sobrada. Incluso con casos como el de Isabel Coixet, de la que muchos no sabrían recordar el título de cualquiera de sus trabajos pero no hay español que no la conozca.

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Todos ellos comparten un rasgo en su cine: Tienen un universo propio. Sabemos qué es una película de Almodóvar, una de Álex de la Iglesia, una de Tim Burton o una de Scorcesse, pero ya nadie sabe qué demonios es una película de Alejandro Amenábar. Y eso que trató de recoger cuerda con Regresión, pero había perdido el mojo y, lo que es peor, el interés del público (joven). El estreno de su última película ya no es el acontecimiento cinematográfico del año. Amenábar ya solo es lo que los cinéfilos de nuevo cuño piensan que es: Uno más que una vez ganó un Oscar… pero también lo tiene Trueba o Garci y tampoco te matas por ellos.

Para nada. Pero uno más con una carrera que nadie va a superar. Ni siquiera a igualar.

D̶i̶o̶s̶ Billy Wilder salve a Amenábar.