¿Por qué a nadie le gusta ahora La La Land?

mejores películas (06) La La Land

Del cielo al infierno, La La Land representa uno de los casos más peculiares de amor-odio visto en el cine de los últimos años.

Desde que entramos en la era de los smartphones, la tecnología digital, las webs 2.0 y las redes sociales la velocidad y, sobre todo, la cantidad de información circulante es mayor día a día. Esto nos permite vivir en un mundo conectado y poder nutrir nuestro cerebro de una ingente cantidad de información para cualquier ámbito. Pero claro, no hay nada perfecto y mayor cantidad de información, más cantidad de desinformación. Van de la mano. Por ello, constantemente debemos aplicarnos un filtro a nosotros mismos y seleccionar muy bien lo que nos conviene y lo que no, pudiendo caer sin darnos cuenta en un pozo de falsedades y sin sentidos.

Además, con la llegada de esta era, ha surgido una corriente de pensamiento que cada día habita mayor cantidad de mentes: el independentismo. Ojo, no hablo del movimiento político que propugna la independencia de un territorio, sino esa corriente de pensamiento que aboga por ser diferentes, indie o independientes; rechazando todo lo que atufe a comercial y echando pestes sobre proyectos millonarios por, únicamente, contar con un gran presupuesto. Si por si fuera poco, el auge del mundo audiovisual y la proliferación de series y largometrajes por doquier -sumado a la presencia de redes sociales multitudinarias- han provocado que cualquiera pueda verter información sobre cualquier proyecto, tenga o no idea de lo que está hablando. Es lo que tiene ser indies.

Con todo este cocktail explosivo, Internet ha puesto su punto de mira sobre diversos aspectos de la cultura o hechos puntuales, pudiendo ridiculizar a personas, estamentos o cosas a escala mundial en cuestión de días. Honrosos ejemplos son cara anchoa, ecce homo de Borja o la reciente La La Land, que ha visto como su popularidad ha bajado enteros en cuestión de días.

Como esto es un blog de cine y series, omitiré mi opinión acerca de cara anchoa o Ecce homo de Borja ya que no vienen al caso. Sin embargo, La La Land sí que nos interesa. Con su estreno el 13 de enero en cartelera, redes sociales como Facebook Twitter se LLENARON de opiniones más que positivas y críticas muy favorables al filme, tildándolo de Obra Maestra y de auténtico espectáculo artístico, interpretativo e incluso musical -para el que no se haya enterado todavía, es un musical- y estando en páginas como Filmaffinity entre las 5 películas con mejor puntuación del siglo. Las revistas y webs de cine -como esta- se llenaron de artículos y la gente descargaba el tema principal en sus teléfonos al unísono. Pero DE REPENTE, un día, La La Land dejó de ser tan buena.

Como si de un giro de 180º se tratase, el título fue catalogado de pasteloso, simple y demasiado superficial en apenas 24 horas después de que se lo alabase. ¿Qué pudo pasar? Quizá fue su agresiva campaña de promoción, que se dirigió a más gente de la deseada; su elenco protagonista, música o la propia naturaleza de la misma, pero lo que estuvo genial, perfecto y grandioso pasó a ser simple y penoso.

Dando un paseo por la red he averiguado que ciertas personas, incluso grupos, se han dedicado a tomar campaña anti-La La Land sin ni siquiera haber visto la película, llevando al error y la desinformación a grupos que tenían intención de verla en cines. Este hecho me lleva a los primeros párrafos de este escrito y al odio y envidia que pueblan la red tras un avatar, una pantalla y un pseudónimo. Por ello, os incito a que tengáis espíritu crítico, personal y libre y veáis (si es que no la habéis visto ya) el filme sin dejaros manchar por la opinión de nadie, que no promováis esta campaña y, sobre todo, que no estropeéis la magia del cine. Así mismo, os incito a que, por supuesto, deis vuestra opinión libremente por donde quiera que os mováis y contéis vuestras sensaciones respecto a la película pero, por favor, sin caer en el cinismo, la crítica fácil y los convencionalismos surgidos en torno a ella. Sé que está muy bien, que incluso mola, poner que la película es «un truño», «una mierda» «un musical para niños», pero por favor…que estamos en 2017.

Recordad que al cine se acude con la mente, los ojos y los oídos de uno.