Una de las ventajas de tener varias plataformas de streaming es que estas han de buscar nuevas series, películas y documentales para saciar nuestra hambre audiovisual. Gracias a esto hoy tenemos la suerte de acceder a series a las que difícilmente tendríamos acceso en otras circunstancias. Series americanas y españolas pero también rusas, italianas, colombianas o japonesas. Películas que nos hablan de familias del pasado, del presente o del futuro o incluso que nos presentan utopías o incluso distopías inverosímiles. Y los documentales, muchos mas de los que pensamos, pero menos de los que nos gustarían. Esos documentales cubren las biografías, la música, el arte o incluso la cocina. Y entre tanta oferta dejadme que os guíe y os hable de una serie muy especial. Netflix nos ha traído estos días la segunda temporada de Midnight Dinner: Tokyo Stories. Una serie japonesa basada en el manga del mismo nombre y que creó Yaro Abe.
Contar de qué trata Midnight Dinner: Tokyo Stories es fácil pero es, seguramente, el opening el que mejor puede ayudarme. El punto de partida de su opening nos lleva a la noche de Tokyo a través de sus carreteras y con un tema musical que marca el ritmo pausado que tiene la serie. Porque hasta ciudades donde contamos su población por millones también pueden tener ese momentos de sosiego que suele además darse en la vida nocturna de un callejón. en medio de un barrio humilde nos encontramos un restaurante que abre solo en horario nocturno y que cierra con las primeras luces del día.
A su dueño se le conoce como The Master y en la carta del restaurante solo encontramos Sopa de Miso. Sus clientes pueden pedir cualquier plato y si tiene los ingredientes, el plato está servido.
Cuando la gente acaba su día y se apresura a volver a casa, mi día empieza. Mi restaurante abre desde medianoche hasta las 7 de la mañana.
¿Los clientes? Pues, es de lo más variopinto. El restaurante cuenta con unos pocos clientes fijos que se sientan en la barra para compartir platos, descubrir sus vidas y entrar también en las intimidades de las vidas de los clientes que puntualmente, en cada episodio, van apareciendo por el Midnight Dinner. Ese es uno de los hobbies de los japoneses; juntar la comida en la barra de un restaurante con el ‘cotilleo’, pero siempre con la formalidad uy la cortesía que tan bien les representa.
MOVISTAR + APUESTA POR LAS SERIES DOCUMENTALES
El restaurante es un local pequeño sin mesas, solo con una barra en forma de U, unos taburetes, y una cocina abierta donde el dueño cocina y sirve al mismo tiempo. Siempre con la delicadeza con la que los japoneses viven la comida. Una mezcla de respeto y de agradecimiento a los alimentos que no se da en nuestra cultura gastronómica que está más cercana al negocio y al sibaritismo. Es la antítesis entre el Itadakimasu con el Buen Provecho.
Sus diez episodios de esta segunda temporada tienen una duración de 25 minutos y cada uno de ellos lleva el nombre de un plato de comida. Ese plato es el nexo con los personajes de ese episodio y un poco el leitmotiv con el que se nos va a ir presentando el diferencial de Tokyo. Podemos por lo tanto hablar de microhistorias, pequeños relatos que de una forma sensible nos muestran la debilidad del ser humano. Pero obtenemos también un retrato de la sociedad japonesa con mucha sensibilidad, con cierta autocrítica aunque nos aparezca edulcorada.
Es cierto que el punto débil de la serie sea que deja en manos del espectador la labor de rascar en esas primeras capas de la historia y de los personajes. Aunque siempre es mas interesante que la historia deje al espectador esa labre de saborear, de degustar el plato cocinado y reconocer sus ingredientes.
Las relaciones humanas de los japoneses y, seguramente debería decir, las interrelaciones que se dan entre ellos es muy peculiar para la visión que tenemos desde Europa. Pero aquí radica otro de sus puntos fuertes. Podemos ver a través de esas pequeñas historias la tradición del Japón más conservador junto al cómo afrontan ellos la realidad del día a día. Incluso vemos reflejados sus miedos e inseguridades ante el futuro como sociedad. En sus historias vemos cómo afrontan la vejez con a través de personajes solitarios que buscan tener la compañía de sus vecinos para dar juntos esos pasos. Pero al mismo tiempo vemos cómo afrontan la situación laboral. Veremos el sistema de pensiones. Nos muestran su relación con el juego y con las apuestas que se potencian precisamente en la soledad de cada uno de ellos.
Por lo tanto esta series que se disfraza de gastronomía, en realidad nos muestra de manera sensible y emocionalmente muy fuerte, no solo la noche de Tokyo sino también un trozo de la realidad japonesa.