Y tras 8 semanas de tensión, altibajos y una trama hilada bajo el fino costal de la corrupción humana, La Zona 1×08 se despide con casi 50 minutos de (in)consciencia en esta distopía terriblemente real, pero, sobre todo, terriblemente cercana.
Atención: Esta entrada contiene SPOILERS de La Zona. Quién diría que el tiempo pasa tan rápido. La noche del 14 de diciembre de 2017, tras 8 semanas intensas, se despedía La Zona de Movistar +, la primera gran irrupción de la conocida plataforma española dentro del mundo de las series, a la par que lo hacía con una propuesta tremendamente diferente a los productos que nos había brindado el resto de la parrilla televisiva. Dirigida y escrita por los hermanos Sánchez Cabezudo, y encabezada por un reparto de lujo con Eduard Fernández como el inspector Héctor Ubría, la ficción irrumpía de una forma inmejorable: un ambiente nuclear y post-apocalíptico, el recuerdo de la inolvidable Stalker de Andrei Tarkovski y la promesa de hacer inciso dentro de la pobredumbre político-social que ofrece un ambiente de esas características, con muchas similitudes del mundo real.
De esta forma, la trama nos ha ido llevando en volandas a través de una dirección cuasi perfecta y una narrativa centrada en la investigación policial sobre un crimen y los misterios de la Central Nuclear –«El Monstruo»-, junto con todo el paraje de la zona de exclusión. Sin embargo, a pesar de lo atractivo de su propuesta, la serie ha sido vista por menos gente de la deseada y, sobre todo, ha ido perdiendo interés por parte del público conforme avanzaban los capítulos -o, al menos, esa es la impresión generada-. Esto ha sido debido a dos cosas:
- La poca, o prácticamente nula, campaña de promoción de Movistar +: A pesar de que el discurso del Cine de Autor y «producto oculto» siempre ha quedado muy bien para encumbrar cualquier obra, para que un producto venda hay que enseñarlo. Ya sea en forma de tráilers, teasers o imágenes promocionales; pero hay que darle vuelta por todas las vías de publicidad posibles -y que permita el presupuesto-. En el caso de La Zona esto no ha sucedido así, con una campaña de promoción que llegó tarde y ocultada parcialmente por dos propuestas que sí que han tenido mayor tirada: La Peste (que se estrena el día 12 de enero de 2018, pero que ha dado más que hablar) y Vergüenza, ambas producidas por la plataforma. El hecho de indagar en la web no ofrecía prácticamente ninguna respuesta a nuestras preguntas, salvo unos cuantos teasers que decían más bien poco, y eso, ante la enorme cantidad de productos audiovisuales, no ayuda.
- Los espectadores, simplemente, esperaban otra cosa: Y aquí no pretendo decir si es o no mejor una cosa u otra. No. En las principales plataformas y foros de debate los argumentos principales eran dos: no interesa y no es lo que esperaba, lo cual no quiere decir nada salvo que, simplemente, los espectadores se imaginaban que esta misteriosa La Zona sería algo muy diferente a lo que finalmente nos llegó.
Con todo, la serie ha sido una rara avis dentro de la diversa parrilla de contenidos. ¿Cuántas series hay en emisión, o ha habido, que se asemejen a lo mostrado por La Zona? Probablemente ninguna, por lo que la sensación general es, en parte, de satisfacción por haber visto algo novedoso pero, en otra parte, de no haber cumplido las expectativas generales. Porque la trama se ha mantenido a caballo con altibajos durante todas su casi 8 horas de duración, habiendo episodios irregulares. Esto es: ha habido cosas realmente buenas al igual que las ha habido no tanto. Pero lo que queda claro es que ha sido una más que interesante primera incursión por parte de Movistar + y, sobre todo, una declaración de intenciones del estudio en forma de elevar los estándares de calidad hacia los impuestos por productos de otros países. Lo cuál está muy bien.
Pero dejándonos de tanto análisis y especulación sobre el desarrollo de la serie en sí, hablaremos de este particular El Último Lobo y de cómo ha supuesto un choque para la concepción general existente sobre el devenir de un Final Season tradicional, con una intensidad moderada y una serie de acontecimientos muy diferentes a lo que podría esperarse. Por una parte, el Episodio juega con nosotros en sus primeros instantes tal y como ya lo había hecho en diversas ocasiones: situando giros argumentales no esperados y llevando los derroteros por otro camino, tal y como demuestran los primeros minutos donde Ubría es rescatado por Zoe. ¿Hacia dónde quiere ir La Zona? Esto es sencillo de ver pero difícil de explicar, ya que el camino de la trama nos llevaba hacia un cuerpo de policía deteniendo a los implicados en la corrupción -estos son Fausto o Ferreiras, por ejemplo- y todos felices pero comiendo perdices, pero no ha sido así, ya que el término nos ha llevado por un Ubría demonificado en villano y una trama quitándose su disfraz de distopía y sirviéndonos la cruda realidad en forma de futuro impreciso, tal y como habría hecho a su manera Black Mirror.
Porque al final, en los últimos 5 minutos, el puzzle termina de encajar y consigue explicarnos su auténtica doble capa; con un Héctor Ubría en último plano abriendo la tapa de su móvil mientras la realidad le golpea fuertemente y unas lágrimas brotan de su rostro. Y es que, al final, lo importante es la familia. Martín nos lo dice claro: «no te dejaré sola».
En definitiva, esta La Zona de Movistar + ha supuesto un soplo de aire fresco por los mismos tipos que hace años atrás nos regalaron Crematorio, otras de las grandes de la televisión española. La intención ha sido clara y se agradece que se empiece a dar cabida a propuestas de este tipo dentro de la oferta de contenidos española. Películas como La Isla Mínima o Tarde Para La Ira abrieron el camino y esta La Zona, a pesar de sus errores, ha sabido recorrerlo para abrir otros frentes nunca antes explorarlos y demostrar que, en España, se sabe hacer un cine más allá de comedias casposas y títulos de cuestionable calidad. Gracias por haber llegado hasta aquí.