Cerramos el primer fin de semana del Festival de Cine Europeo de Sevilla con el día, seguramente, más decepcionante de los tres que llevamos.
Comenzamos con la película que más hemos disfrutado en esta jornada, la belga El joven Ahmed. Ganadora en Cannes al premio a Mejor dirección, y en Seminci a Mejor guion y montaje. Aunque no será ni mucho menos la cinta más recordada de la filmografía de los Hermanos Dardenne (Jean-Pierre y Luc), no parece desmerecido su reconocimiento por el filme consechado en otros festivales, especialmente en su dirección tan característica.
El joven Ahmed nos sitúa en la Bélgica actual, siguiendo a Ahmed, un joven de tan solo 13 años absorbido por las enseñanzas de su imán. La historia no cuenta con toda la fuerza que debería, pero es de buen gusto ver como se alejan de dramatismos y muchos de los clichés de este tipo de historia. La frialdad con la que el Idir Ben Addi interpreta al protagonista, también es digna de mención.
Continuamos con la italiana Tommaso, dirigida por Abel Ferrara y protagonizada por Willem Dafoe. Una autodeconstrucción por parte de Ferrara que no encuentra el acierto que podría tener un ejercico similar muy reciente como ha sido la Dolor y Gloria de Almodóvar. Tommaso consigue caer demasiado pronto en el tedio absoluto reiterando muchas de sus ideas y girando en torno a ellas sin un destino claro, que desemboca en un final excesivamente alargado y nada agradecido. Ni siquiera un actorazo como Willem Dafoe logra levantar el filme en demasiadas partes de su metraje.
De Italia pasamos a Francia con la nueva película del realizador patrio Albert Serra. La proyección contaba además con un coloquio junto a su director, que desde el comienzo ya avisaba que iba a ser una experiencia diferente. Desde luego, no mintió. Serra nos lleva con Liberté al Siglo XVIII junto a un grupo de nobles libertinos, que pasarán una larga y depravada noche en unos bosques entre Potsdam y Berlín con ecos al Marqués de Sade. Cinta que no dejará indiferente a nadie, ya sea para bien o para mal, es algo muy diferente a cualquier cosa que se haya visto. Nuestra experiencia con Liberté no fue demasiado buena, pero oye al menos Albert Serra nos cayó muy bien, y debe de haber directores vanguardistas de esta talla, que vayan contra todo lo establecido en los cánones del cine.
Y finalizamos el día en el Festival de Cine Europeo de Sevilla con otra italiana. Martin Eden, dirigida por Pietro Marcello adapta la novela de nombre homónimo de Jack London. Siguiendo al personaje que da nombre al filme en su creación como escritor de renombre. La cinta va de más a menos, cae en el error de intentar abarcar más de lo debido y a medio filme desconcierta más de lo que recompensa al espectador, para cerrar con un última acto demasiado apresurado y que rompe totalmente con el ritmo que promovía la película. Luca Marinelli llegaba con el premio a Mejor Actor en el Festival de Venecia bajo el brazo, y aunque es de lo más destacable de la cinta, quizás algo desmesurado el garladón si contamos la competencia de este año. En definitiva, una cinta decente, que se pierde al compararse en demasía a la obra original.