De por qué Tom Cruise iba a ser el actor más grande de la historia pero él no quiso

Tom Cruise

Aprovechamos el estreno de La momia, y el anuncio de la secuela de Top Gun para repasar el giro de 180 grados que Tom Cruise ha dado a su carrera.

Érase una vez un actor guapo, joven, carismático y taquillero. Hasta ahí, nada le diferenciaba de otros intérpretes que alcanzaban su momento de gloria. Pero vaya si había diferencia. Él era distinto. Él tenía algo que no tenían los demás. Año tras año, película tras película, iba afianzando su nombre y su leyenda. ¿Qué tiene Tom Cruise que le había convertido en la estrella definitiva? ¿Qué tenía verle en la pantalla que hacía que olvidara lo incómodo que resultaba como personaje público? Un fundamentalista religioso que iba de tapadera en tapadera junto a la Pe de turno no parece la receta del estrellato. Y no lo sería para cualquier otro actor, pero Tom no era cualquier otro actor. Tom era una leyenda en vida, a la altura de los grandes galanes del Hollywood clásico. Cruise se iba a convertir un icono cultural, de esos que salen en las láminas de las tiendas de los chinos. Sería un Brando, un Chaplin, un Dean, un McQueen. ¿Que te parece exagerado? Eso es porque este artículo lo estás leyendo en 2017, no en 2007. Hasta ese momento, Cruise había hecho la carrera perfecta. Nadie tenía un curriculum más brillante que el suyo. ¿Acaso alguien puede presumir de haber trabajado para Francis Ford Coppola, Brian de Palma, los hermanos Scott, Martin Scorcese, Stanley Kubrik, Barry Levison (cuando molaba), Oliver Stone, Ron Howard, Sydney Pollack, Neill Jordan, Paul Thomas Anderson y Steven Spilberg? Ahí queda eso.

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Sólo DiCaprio se le acerca en su empeño de tener la carrera más brillante del Hollywood actual. La diferencia es que Leonardo no ha cejado en ello y Cruise lo ha tirado todo por la borda. Cuando cumplió los cuarenta debió pensar que no había disfrutado lo suficiente de la vida y el cine, así que se divorció, se hipermusculó y se limitó al cine de acción. Tom Cruise, señores. El actor de Nacido el cuatro de Julio, de Eyes Wide Shut, de Magnolia, de Entrevista con el Vampiro. Nada de eso pareció pesarle más que las palomitas y el público adolescente. La carrera de Tom Cruise en esta última década es más propia de la de un Channing Tatum que la del actor que él había sido. O peor, de la de Kellan Lutz. Al fin y al cabo, Tatum ha trabajado con los Cohen, Soderbergh y Bennet Miller. Minipunto para Tatum. Por supuesto que el cine de acción no tiene nada de malo de por sí. Entiendo que Cruise fichara por Misión Imposible por poder trabajar con de Palma. Si Jack Reacher fuera de Paul Greengrass (que podría haberlo sido), su interés tendría lógica. Y si me dice que es por dinero, venga, va… pero una película, no una década entera haciendo lo mismo. Will Smith dijo que quería seguir haciendo ese tipo de película porque sabía que en diez años nadie se lo ofrecería. Pero Will Smith era el príncipe de Bel Air, no el actor fetiche de Steven Spielberg.

Cruise, hazme caso aunque nunca vayas a leer esto: Un actor es, en definitiva, su filmografía. El mejor actor del planeta terminará en el olvido si ninguna de sus películas permanece en el recuerdo. Tippy Hedren y Kim Novak son actrices limitadas de carrera prácticamente anecdótica. Sin embargo han trascendido. No por ellas, sino porque Los pájaros y Vértigo son historia del cine. Jack Reacher no será recordada. Ni Day & Knight, ni Oblivion, ni Al filo del mañana ni las misiones imposibles. Y no, La momia tampoco.

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Eras tú el que tenía que haber sido premiado en el 70 aniversario del Festival de Cannes por toda una carrera, no tu ex-mujer. Tú eras la leyenda. Parece mentira el rumbo que ambos tomaron tras el divorcio. Justo cuando a una actriz le dejan de llover los guiones, la chica de Batman forever y los bicivoladores comenzó a hacer una de las carreras más sólidas y potentes del momento. Y Cruise… bueno, hizo Valkiria, El último samurai y en Tropic Thunder no está nada mal, pero no dejan de ser rayos de luz entre tantas bombas, explosiones, efectos especiales y chutes de esteroides.

Tom Cruise

Tom, haznos caso. Reconduce tu carrera impoluta, de estrella absoluta, de actor de leyenda que aún estás a tiempo. Esta década perdida en tu filmografía será como cuando Britney se rapó la cabeza: Se terminará olvidando si retomas el rumbo que nunca debiste abandonar. Que Kellan Lutz protagonice Jack Reacher 3, que es para lo único que sirve. Tú no. Tú vuelve al Olimpo de los grandes, que nos lo merecemos.

Si te has quedado con ganas de más, echa un vistazo al anuncio de la secuela de Top Gun. ¡Nos vemos en los comentarios!