TÍTULO: YO, DANIEL BLAKE | AÑO: 2016 | DIRECCIÓN: KEN LOACH | PRODUCCIÓN: REBECA O´BRIEN | GUIÓN: PAUL LAVERTY | MÚSICA: GEORGE FENTON | FOTOGRAFÍA: ROBBIE RYAN | REPARTO: DAVE JOHNS, HAYLEY SQUIRES, SHARON PERCY, BRIANA SHANN | GÉNERO: DRAMA SOCIAL | DURACIÓN: 100 MIN
Yo, Daniel Blake fue la ganadora de la palma de oro en el último Festival de Cannes aunque no convenció a todo el mundo.
La controversia se cierne con el director Ken Loach —no diga crítica social diga Ken Loach— y es que la última ganadora de la Palma de Oro no pareció convencer a todos los que siguieron el festival, enfureció a la prensa acreditada la cual no la vio como la mejor de las mostradas, aun así se alzó con el mayor reconocimiento en Cannes y es que a pesar de no tener la mejor actuación de las películas presentes, a pesar de no tener una gran fotografía o banda sonora y a pesar de no tener el mejor guión, si que tiene una crítica voraz hacia las políticas destructivas y austeras de David Cameron.
Yo, Daniel Blake no ha sido la primera Palma de Oro que ha conseguido el bueno de Ken Loach, a sus 80 años se ha alzado con este galardón dos veces, la primera vez fue en 2006 con El viento que agita la cebada. Su filmografía está llena de cine social, Pan y rosas (2000) sería uno de los muchos ejemplos, lo cual parece ser del gusto de los académicos porque en una edición que tenía grandes películas como Elle, de Paul Verhoeven, Paterson, de Jim Jarmusch, Sieranevada, de Cristi Puiu, o Toni Erdmann, de Maren Ade es difícil de explicar que consiguiese el mayor reconocimiento.
La historia de Yo, Daniel Blake nos lleva a la actualidad, donde Daniel (Dave Johns) es un carpintero a quien después de un infarto se le prohíbe trabajar. Pero la burocracia no lo ve lo suficiente impedido como para dejar el trabajo y conseguir una pensión por discapacidad, por lo que aquí empezará la odisea de un hombre cercano a los 60 años y con cero conocimientos en tecnología, por un laberíntico sistema burocrático donde parece la conversión del estado de bienestar en Reino Unido en un sistema que acaba destruyendo a los ciudadanos. En la carrera por no perder sus derechos y la dignidad se encontrará con Katie (Hayley Squires), una madre joven y soltera con dos niños de diferente padre, también con unas circunstancias personales de difícil solución, pronto congeniarán y si no fuera suficiente la situación de Daniel, este se prestará a ayudarles.
Nos encontramos ante una película en la que no destaca la labor actoral, si bien Dave Johns como Daniel está creíble y mantiene una regularidad, Hayley Squires tiene altibajos y su actuación como Katie no es lo satisfactorio que se desearía. Los dos personaje citados en las lineas anteriores son los que llevan el peso de la película y si estos no son muy reseñables los demás secundarios hacen un flaco favor por los pocos diálogos en el film.
Yo, Daniel Blake no destaca tampoco en su fotografía, una correcta gama de colores muestran una ciudad de Newcastle con tonos grises. La banda sonora (apenas te das cuenta de que está) es inaudible, acaba la película y no recuerdas ninguna melodía o canción.
Me gustaría hacer mención al penoso doblaje al castellano, aunque duele, ya es algo común encontrar películas con un horroroso doblaje que te saca en ciertos momentos de la película.
¿Entonces como es que Yo, Daniel Blake ha ganado la Palma de Oro? Fácil, la crítica al ‘austericismo’, es lo mejor con diferencia abismal de todo el largometraje, muestra lo complicado que es acceder a una prestación de subsidio en Gran Bretaña por parte de una ciudadano ejemplar que siempre ha pagado sus impuestos, nunca ha tenido problemas con la justicia, humilde, trabajador y buena persona, de como la administración pública británica con unos funcionarios sin el problema del conjunto de ciudadanos de a pie , impiden e incluso humillan a pobres personas que lo único que buscan es seguir sobreviviendo. Junto a esta vorágine de problemas burocráticos vemos la realidad social de un país, comedores sociales abarrotados de gente, dificultad para encontrar trabajo y los pocos que se encuentran de dudosa moral y calidad. Estos tiempos piden compromiso y Ken Loach lo busca enseñando un sistema injusto, enemigo de las personas y momentos que buscan sin engaños el emocionar al espectador como la pintada en la pared de Daniel o la visita sorpresa a Katie en su nuevo trabajo. Aun con todos estos problemas el director nos enseña que queda buena gente en este mundo la cual quiere ayudar, comprensiva (véase a una de las funcionarias y su cara de pena cada vez que ve a Daniel), altruista y desinteresada.
Yo, Daniel Blake es una buena película, merecedora o no del mejor galardón de Cannes es debatible, pero indiferente no dejará a nadie, te hará pensar en como está la sociedad europea y mundial actualmente, de como una crisis económica parece que no interese salir, es algo común que el que acaba llevándose la peor parte sea el pobre, aunque sea gracias a este que se mantenga «el sistema de bienestar de los pudientes».
Lo mejor: La abrumadora crítica social.
Lo peor: El poco destacable elenco actoral, la «inexistente» banda sonora.