Crítica de Tierra de Dios (2017): Amor natural

Tierra De Dios

Año: 2017 | Título original: God’s Own Country | Dirección: Francis Lee | Producción: Inflammable Films / Magic Bear Productions / Met Film Production / Shudder Films / British Film Institute / Creative England. Distribuida por Orion Pictures | Guión: Francis Lee | Fotografía: Joshua James Richards | Reparto: Josh O’Connor, Alec Secareanu, Gemma Jones, Ian Hart, Harry Lister Smith, Melanie Kilburn, Liam Thomas, Patsy Ferran, Moey Hassan, Naveed Choudhry, Sarah White, John McCrea, Alexander Suvandjiev, Stefan Dermendjiev | Género: Drama. Romance | Duración: 104 minutos.

El británico Francis Lee se estrena a sus 47 años en el mundo del largometraje, lo hace con un drama romántico homosexual entre dos granjeros, un chico inglés de pueblo y un inmigrante rumano. Todo este romance se desarrollará en la región de Yorkshire, conocida como Tierra de Dios, por sus espectaculares paisajes y a la que la cinta debe su nombre, pero que además juega un doble sentido, ya que para estos dos jóvenes esta tierra será su propio Edén.

La premisa puede sonar muy parecida a la conocida Brokeback Mountain, y de hecho guarda muchas similitudes con ella, esto podemos decir que es el mayor punto negativo de Tierra de Dios, las comparaciones siempre son odiosas…pero ni mucho menos estamos ante una versión actualizada de la obra de Ang Lee, el director de Tierra de Dios sabe que es imposible llegar al impacto que supuso Brokebak Mountain, así que tampoco lo pretende.

 

Mientras que en la estadounidense, además del tema amoroso, teníamos mucha crítica social y estábamos más ante una historia de aceptación sexual, la británica prescinde de todo esto (aun a pesar de contar con un inmigrante como protagonista, la xenofobia aparece prácticamente en dos líneas de diálogos sin recaer en ella el menor foco) para regalarnos una historia de amor y punto, muy bien contada y desarrollada, pero sin más pretensiones.

Ahí encontramos la mayor virtud de Tierra de Dios,  su guion, cómo presenta sus personajes y desarrolla el romance casi sin diálogos, cómo surge el amor desde el instinto más básico y vemos la evolución de la relación desde dos puntos, la actuación de los actores y lo que nos dice la escena. Francis Lee usa el lenguaje cinematográfico a la perfección, tanto que hace dudar que sea su ópera prima.

Pero además del espléndido guion, que firma el propio director, tenemos dos «actores secundarios» de lujo, los protagonistas del filme y la fotografía. Quizás Tierra de Dios no cuente con el reparto consagrado que tiene Brokeback Mountain, pero en este caso, Josh O’Connor y Alec Secareanu no tienen nada que envidiar a los Heath Ledger y Jake Gyllenhaal. Con una química sobresaliente entre ambos y personajes llenos de matices, la mayoría creados a través de la propia actuación, de esos gestos, de esas miradas.

 

Algo que brilla en consonancia con la ya mencionada fotografía de Joshua James Richards, cargada de planos cortos que se funden con el entorno natural, y que desnudan a los personajes tanto como podrían hacer ellos mismos, sin llegar a rozar el morbo en las escenas explícitas, algo de lo que es muy fácil pecar.

Todo esto orquestado por una banda sonora muy minimalista, que deja brillar incluso más al uso del sonido, pero que hace muy adecuada la inmersión en la historia y empatizar con ambos protagonistas. De hecho, el único fallo grave que le otorgaría a Tierra de Dios, lo tenemos en su desenlace, que se torna apresurado por la búsqueda de un «final feliz» que no llega a ser del todo creíble por la rapidez que surge.

Estamos por tanto, ante una recomendación incondicional para cualquier público, una historia de amor sin más objetivos que explorar este sentimiento, que incluso a un poco habitual de los romances puede llegar a gustar por la naturalidad con la que está desarrollado.