La cinta de Ivan Ostrochovský es una de esas películas que a los que les gustó Ida o El faro les parecerá una experiencia estética sin igual y a los que aburrió Ida o El faro les parecerá el soponcio del siglo. Siervos nos cuenta durante 80 minutos una historia de 10 minutos (tirando por lo alto). Los 70 minutos restantes son una sucesión bellísimas (y tediosas) imágenes.
Siervos no pretende engañar a nadie. Al segundo plano ya ha entusiasmado a su público y dormido al resto. Es honesta porque muestra sus cartas desde el primer segundo. No engaña a nadie sobre lo que va a ver y si es el tipo de experiencia que buscas en un film, Siervos es para ti.
El problema que le veo es que después de ver el enésimo plano espectacularmente hermoso que no te está contando nada… se te ha olvidado qué estaba pasando en la película. Se supone que un relato sobre la represión comunista a la iglesia checoslovaca pero eso sólo ocurre en uno de cada diez planos. El resto son unos encuadres espectacularmente bellos pero que básicamente se quedan en eso, en belleza.
Por contra, contrasta con el uso del sonido, con unos efectos sonoros bastante irritantes y una música casi inexistente con lo que consigue es dar más protagonismo aún a la imagen.
No me resulta coherente este predominio de la forma sobre el contenido cuando el tema a contar se supone que le interesa tanto a Ostrochovský (a saber cómo se pronuncia eso. menos mal que sólo lo tengo que escribir). Me he pasado casi todo el metraje acordándome de los grandes clásicos del expresionismo alemán. Bueno Ostrochovský me imagino que también puesto que formalmente es de lo que bebe: Planos fijos (salvo un par), casi ausencia de diálogos e iluminación expresionista.
Sin embargo tras cada plano espectacular de Nosferatu (por poner sólo un ejemplo) estaba la intención de contar una historia. No había una sola imagen en la cinta de Murnau que no estuviera al servicio de la narración. No sobraba ni un solo segundo de metraje. En lo que a efectividad narrativa se refiere, a Siervos le sobra el 90% de planos. Bueno, a lo mejor estoy exagerando un poco, pero un montador sin escrúpulos (o yo) hubiera dejado el metraje final en un corto.
Soy consciente de que no te estoy vendiendo muy bien la película porque yo soy de los que se aburrieron con Ida y El faro (y se aburrieron MUCHO). Siervos no está hecha para mi. Yo no soy su público. Ahora bien, Ostrochovský nos cuenta una historia de la que apenas sabemos nada por estos lares y no dura ni hora y media (hay capítulos de series de Netflix que duran más que esta cinta). Si tú tampoco eres de este tipo de cine lo mismo por ahí te puede interesar. Pero ya sabes lo que vas a ver. Ostrochovský te hemos advertido.