Moxie es la nueva película de la humorista, directora, productora y guionista Amy Poehler. Se estrena en Netflix este mismo miércoles 3 de marzo, y seguro que no os descubro nada al decir que no es una coincidencia la proximidad del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer.
Moxie comienza con la joven Vivian (Hadley Robinson) huyendo por el bosque de alguna amenaza que nos es invisible. Se detiene en un claro e intenta gritar, pero su voz no sale de su garganta. Vivian estudia en un instituto en el que impera el machismo, el heteropatriarcado y la ignorancia, quiero pensar, de forma bastante excesiva. Ante la pasividad total de todo el entorno e inspirada por la llegada de una nueva alumna bastante inconformista, Vivian, crea a Moxie, un fanzine anónimo, que hará que tiemblen los cimientos del instituto y de toda la comunidad.
Amy Poehler dirige en esta ocasión lo que más que ser un coming-of-age (dícese de la obra que se centra en el crecimiento psicológico y moral de un adolescente), es lo que voy a acuñar como un coming-of-rage. Porque Moxie nos habla de un crecimiento psicológico a través de situaciones de gran injusticia, que activan la rabia de unos adolescentes, desencadenando en una revolución.
De Moxie van a hablar muy bien… Y van a hablar muy mal. Van a decir que es irreal lo que en ella se cuenta, que las cosas no son así y que por eso no es creíble. Yo diré, que lo normal, es que las cosas no sean así, pero no significa que no se den algunas veces de forma tan exagerada. También voy a decir que es una película y que las cosas no tienen por qué ser reales ni normales. Tampoco es muy normal que un tipo en mallas, capa y los calzoncillos puestos por fuera, se inmortal, vuele y lance rayos láser por sus ojos.
Con esta película hay que dejarse llevar, como con casi todas. Que el capitán del equipo de fútbol americano del insti le dé una cachetada en el culo a una animadora no es tan raro. Que se hagan listas declarando «la más follable» o «la que mejor culo/tetas tiene», tampoco es raro. Que en algunos institutos de Estados Unidos haya un código de vestimenta que restrinja el uso de prendas «no apropiadas», como camisetas de tirantes o mini-shorts, tampoco es raro. Que el alumno más popular fuerce sexualmente a su pareja y esta, por miedo o vergüenza decida, tristemente, callar, tampoco es raro, y además es la resulta de todo lo anterior.
Lo que más choca de Moxie es el consentimiento de todas estas actitudes y normas por parte de una comunidad. La pasividad por parte de los alumnos, padres, profesores e incluso de la directora, es terrorífica. Pero como dijimos antes estamos viendo una película, y para que desencadene en lo que viene después, han de darse ciertos factores. Esto pasa en la mayoría de películas que vemos, tampoco es raro.
Moxie es una película emotiva, con mucha fuerza y con bastantes golpes de humor gamberrete… Se nota la mano de la Amy comediante. Me lo he pasado muy bien viéndola y sintiéndome una Moxie más… Qué más da que sea ficticio, lo que importa es que yo me la crea… Y así lo hago, yo te creo Amy.
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