TÍTULO ORIGINAL: Hagane no renkinjutsushi (Fullmetal Alchemist Live-Action) | AÑO: 2017 | DIRECCIÓN: Fumihiko Sori| PRODUCCIÓN: Oxybot / Square Enix / Warner Bros. Pictures | GUIÓN: Hiromu Arakawa (Manga: Hiromu Arakawa)| FOTOGRAFÍA: Keiji Hashimoto| MÚSICA: Reiji Kitasato | REPARTO: Ryôsuke Yamada, Tsubasa Honda, Dean Fujioka, Fumiyo Kohinata, Ryûta Satô, Misako Renbutsu, Natsuna Watanabe, Natsuki Harada, Yo Oizumi, Jun Kunimura, Yasuko Matsuyuki, Kanata Hongô, Shinji Uchiyama, Kenjiro Ishimaru | GÉNERO: Fantástico, Ciencia Ficción, Acción | DURACIÓN: 133 Minutos
¿Cómo comenzar estas líneas?, ¿cómo dar pie a aquellas palabras que mancillarán el nombre de Fullmetal Alchemist? Difícil tarea. Pues henos aquí, frente al tan esperado Live-Action del considerado por mucho, el mejor shõnen —anime/manga dirigido a varones, con elevada cantidad de acción y protagonistas sobre todo masculinos— hasta el momento. El cual, ha sido estrenado recientemente en la plataforma de streaming Netflix, y que nos narra la historia de los hermanos Elric, Edward y Alphonse, en un mundo donde la alquimia rige las leyes de la física y la química.
Este nuevo Live-Action pasa a engrosar la lista de adaptaciones del manga homónimo de Hiromu Arakawa. Dicha lista consta de dos animes, Fullmetal Alchemist (2003) que se disocia del manga original conforme avanza su trama, y Fullmetal Alchemist: Brotherhood (2009) mucho más fiel a la obra original. Ambas cuentan con una película propia. Llegados a este punto, y pese a la diversa calidad de las obras mencionadas con anterioridad, nos encontramos, sin duda, con la peor adaptación ofrecida hasta el momento, haciendo hincapié en el «hasta el momento», dado que todo hace indicar que tendrá una secuela —cabos sin atar, trama principal sin resolver y sobre todo una escena post créditos—.
Ahora bien, los motivos para tacharla como la peor adaptación son bastantes y justificados. Y es que no se salva ni el apuntador, ni siquiera la mismísima creadora de la obra original, Hiromu Arakawa, quien al parecer la ha vendido por 30 monedas de oro, como ya hiciese Judas hace 2000 años, y que además es la guionista de esta historia. Historia que como es normal en los Live-Action de obras extensas, se ha visto drásticamente reducida, dejándonos una serie de eventos atropellados e inconexos entre sí, pese a los esfuerzos de incluir en la cinta todos aquellos eventos relevantes para la trama y que dejaré que descubráis/recordéis por vosotros mismos.
Continuando con los eventos y los involucrados en ellos, tenemos que uno de los pilares fundamentales de la serie como es Alphonse Elric, pasa a un segundo plano reduciendo su protagonismo, y con él, parte de la relación fraternal que sirve de combustible a la serie, perdiendo así uno de sus motores más importante. Pero por el contrario, tenemos más de otro personaje de menor relevancia para la trama, pero que sin duda es la figura femenina por excelencia en la serie —con el perdón de Lujuria—, Winry, quien en esta adaptación de Fullmetal Alchemist ha sido despojada de la poca profundidad que pudiera llegar a alcanzar en la serie. Cosa que también sucede con la totalidad de personajes, salvando quizá a Edward, quien acapara la mayor cuota de pantalla, pero cuyas motivaciones son banales. ¡Ah! y mejor no hacer un inciso en las interpretaciones, las dejaremos estar, pues de donde no hay, no se puede sacar.
Y ya enfocándonos en apartados más técnicos, más concrétamente en la música, la memoria me remite a las espléndidas y demoledoras OST de las que constaban Fullmetal Alchemist y Fullmetal Alchemist: Brotherhood, sobre todo esta última que se encuentra un escalafón por encima. Como sucede con lo anteriormente nombrado, nos encontramos con una nueva falla, donde el acompañamiento musical se desentiende de la historia a la que ha de acompañar, careciendo además de la fuerza requerida por el relato. La lista de elementos negativos del filme suma y sigue, pero entre tanta oscuridad hay un pequeño haz de luz, la ambientación, favorecida principalmente por las localizaciones muy bien escogidas, y por una fotografía que en si misma no destaca, pero que tampoco molesta, lo único salvable de esta «película».
En resumidas cuentas, y para no alargar más esto —como sí han hecho con las dos horas y cuarto que dura la película— Fullmetal Alchemist pasa a formar parte de la lista de Live-Action decepcionantes, ese subgénero, si se puede denominar como tal, que no termina de encauzarse hacia una calidad estándar, y que difícilmente despunta, desembocando casi siempre en un lodazal, y no hay mejor ejemplo que la reciente Death Note. Aún así esperaremos a su continuación, en la que las esperanzas depositadas son nulas… ¡Pero qué demonios!, nos gusta el masoquismo.