Bruce Lee, estadounidense criado en Hong Kong revolucionó el cine de artes marciales a principios de la década de los años 70. En esos años de éxito desarrolló la idea de una serie de televisión llamada Warrior. Esta transcurriría en la costa oeste de Estados Unidos a finales del siglo XIX y estaría protagonizada por él mismo en el papel de un inmigrante chino, experto en artes marciales.
De hecho, corre el rumor y la viuda de Bruce lo corrobora, que después de ofrecer Warrior a diferentes estudios, Warner Bros recicló la idea y creo la famosa serie protagonizada por David Carradine Kung Fu, sin acreditar al creador del Jet Kune Do.
Apoyados en los escritos de Bruce Lee y con la aprobación de su hija Shannon Lee, el creador de Banshee, Jonathan Trooper y el director de varias de las secuelas de A Todo Gas, Justin Lin, han conseguido materializar este proyecto televisivo y hacer las delicias de los seguidores del pequeño dragón durante los diez episodios de la primera temporada que nos trae a España HBO.
La serie se inicia con la llegada de nuestro protagonista, Ah Sahm, al puerto de San Francisco en búsqueda de una mujer. Al poco de pisar tierra se ve envuelto en una disputa donde demuestra sus capacidades como artista marcial. Esto hace que rápidamente sea captado por una de las bandas Tong de la ciudad como sicario.
En el primer capítulo ya podemos intuir que es lo que nos encontraremos más adelante. Una clase política corrupta al nivel de cualquier mafia, con un brazo policial igualmente pervertido, la inmigración irlandesa organizada alrededor de un capo mafioso, que recuerda mucho a los Shelby de Peaky Blinders, en contra de la cada vez mayor inmigración china que les quita los trabajos y las diferentes bandas Tong de las triadas chinas que se encuentran en plena guerra por el control del tráfico de drogas. Todo ello hace que tengamos un elenco rico y muy variado de personajes que ayudan a mantener el interés de las diferentes subtramas que van evolucionando para ir confluyendo poco a poco.
Es en el personaje que interpreta Andrew Koji, protagonista de la serie, donde más claramente podemos ver la mano de Bruce Lee. Ya que se trata del típico personaje que gustaba interpretar a Bruce, joven chino inocentón con un punto de chulería que guía su vida a través del honor, sin importar las consecuencias.
También es inevitable que nos venga a la mente con según que gestos y movimientos que nos deja en los momentos de lucha, donde demuestra que es un más que digno imitador. Los seguidores de la filmografía del pequeño dragón encontrarán innumerables guiños a este durante el transcurso de la serie.
A parte de nuestro protagonista nos encontraremos con 3 personajes que aparte de dar la talla en la parte dramática nos harán disfrutar de las fantásticas coreografías pensadas por Brett Chan.
Dean Jagger, líder racista y ultraviolento de los irlandeses nos mostrará sus virtudes como boxeador en varios combates de Bare-Knucle (boxeo sin guantes) donde no se oculta la sangre y se muestra toda la rudeza de este tipo de combates. Jason Tobin, el alocado e impulsivo hijo del líder de la banda a la que se unirá Ah Sahm, el cuál será su inseparable amigo durante toda la ficción. Y por último tenemos a Joe Taslim, némesis del protagonista y un artista marcial de altura, practicante de varias artes marciales y un judoca premiado en Asia, protagonista de la fabulosa The Night comes for us.
Todo ello hace que veamos unas coreografías muy realistas y violentas, basadas principalmente en el Jeet Kune Do pero a las que cada protagonista le consigue dar su estilo personal.
Aunque con las primeras noticias a muchos nos vinieran a la cabeza el incontable número de películas, en el mejor de los casos de mediana calidad, rodadas posteriormente a la muerte de Bruce Lee que imitaban a la estrella de las artes marciales, no nos encontramos con el típico producto en el que las artes marciales son las protagonistas y el resto de los elementos son una mera excusa para ver en acción a un imitador. Estamos ante una serie que puede disfrutar cualquier aficionado gracias a su tono desenfadado y al perfecto equilibrio que consigue entre la acción y el drama, aunque sí que es cierto que los aficionados a las artes marciales le sacarán más partido.