Es imposible comenzar una crítica a Quién te cantará sin referirse a la anterior obra de su director Carlos Vermut. Magical Girl fue, sin duda, una de las mayores sensaciones cinematográficas de todo 2014.
Logró la proeza de hacerse con el premio a la mejor película y al mejor director en el festival de San Sebastián. Puede que si no eres seguidor del circuito de festivales tampoco te parezca algo del otro jueves. Al fin y al cabo, en los Oscars es casi lo natural (Aunque esta década se está caracterizando por la separación de poderes). Pero créeme que en los festivales de cine como Cannes, San Sebastián, Venecia o Berlín eso no ocurre nunca. Por eso Vermut dejó patidifuso al mundillo porque, para colmo, Magical Girl era su segunda película. Después llegaron sus seis nominaciones a los Goya (incluyendo la de película y director), el triunfo en la taquilla francesa, la preselección para representar a España en los Oscars y que alguien con la repercusión mediática de Pedro Almodóvar la nombrara como una de las mejores películas españolas jamás rodadas. A ver quién es el valiente que hace la siguiente película después de todo esto.
Hay una ley no escrita que dice que cuando un director mete el campanazo con su primera película (o, en su defecto, la que le convierte en estrella), su siguiente trabajo es recibido con fría indiferencia. Le ocurrió a Anthony Minghella con El talento de Mr. Ripley, a Tarantino con Jacky Brown, a Nolan con Imsomnio y Damien Chazelle lo está viviendo en este preciso instante con First Man. ¿Y Vermut? ¿Se va a escapar de esta maldición? Pues va a ser que sí, porque Quién Te Cantará tiene todas las papeletas para convertirse en una de las películas españolas del año.
Ésta es una película lo suficientemente personal como para que sigamos viendo al autor de Magical Girl, pero lo bastante arriesgada para ver que estamos ante algo nuevo. Es hipnótica, casi onírica, es otro lado de Vermut que no nos había enseñado antes. Ahora utiliza la música y la fotografía con unos valores narrativos nuevos que no le habíamos visto utilizar en su obra de referencia. No le ha cogido miedo al cine, precisamente. Sin llegar a las cotas de excelencia anteriores (todo hay que decirlo), desde luego vemos a un director que no se amedranta y ávido de cine.
Uno de los puntos fuertes de Carlos Vermut es el trabajo con los actores y cómo nos los presenta ante el espectador en una situación que no esperamos. Sin embargo, por la solvencia de su reparto como el buen ojo del director nos resulta muy natural verlos así. La audiencia se va a sorprender gratamente ante una Najwa Nimri alejada de su registro televisivo. Me resulta llamativo (y extrañamente cómico) la elección de una cantante que siempre ha potenciado su imagen de musa indi para interpretar a una estrella musical mainstream. Este es el juego que nos propone el director, que no da al espectador todas las cartas desde el comienzo y ya, con elecciones como Nimri, nos está avisando que el tema que le interesa es el de la identidad.
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Es cierto que hay algo de Almodóvar en Quién te cantará. De una manera personal, que quizá pueda pasar desapercibida, hay cierta vinculación entre los universos de ambos cineastas. Así que si su anterior cinta entusiasmó al manchego, esta le va a poner en órbita.
PD: Quizá la maldición de la segunda película sólo funcione en Estados Unidos, porque ni Alex de la Iglesia con La Comunidad ni Amenábar con Abre Los Ojos la vivieron. Alguna ventaja tenía que tener hacer cine en España…